Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

domingo, 9 de octubre de 2011

Un año y 100 posts después, ¿por qué este blog de economía para no economistas?

Hace exactamente un año, el 9 de octubre de 2010, nacía este blog, con un primer post titulado “¿Por qué este blog de economía para no economistas?”, en el cual planteaba mi convencimiento de que es posible comunicar temas económicos de tal modo que sean comprensibles para cualquier persona, independientemente de su formación y conocimientos, sin resignar para ello la rigurosidad analítica necesaria para que el mensaje sea pertinente y útil para que quienes reciben ese mensaje puedan tomar las mejores decisiones. Sigo convencido de que es posible la combinación, en el terreno económico, de rigurosidad con simpleza.
100 posts después (estás leyendo el post número 100), al releer aquel post inaugural, suscribo completamente lo que pensaba en aquel momento. Pero agrego un par de precisiones al respecto.
La primera está relacionada con lo que muestra el siguiente gráfico. Técnicamente, representa la variación trimestre a trimestre de la actividad económica, con línea roja para el caso de Estados Unidos y línea celeste para Argentina, durante los últimos 40 años. A los fines de lo que quiero transmitir, el gráfico es una especie de “electrocardiograma económico”.

El “electrocardiograma económico” de la economía estadounidense muestra las oscilaciones propias de cualquier economía de mercado, con caídas (valores por debajo del eje horizontal) y subas (valores por encima del eje horizontal), y con caídas consecutivas en períodos de recesión y subas consecutivas en períodos de expansión. Pero el “electrocardiograma económico” de la economía argentina muestra oscilaciones propias de una economía más volátil, más impredecible, que complica el desafío de comprenderla y anticiparla. Siguiendo la analogía médica, es el electrocardiograma de un paciente que sufre de arritmias cardíacas y taquicardias. Y esto, presente en todas estas décadas (y antes también), es más marcado a fines de los 80, como se aprecia en el gráfico, cuando estas arritmias y taquicardias no eran sólo metáforas económicas, sino arritmias y taquicardias (y seguramente varios infartos) bien reales para muchas personas que tenían que tomar decisiones en esos momentos turbulentos.
Vivir en una economía con tal grado de volatilidad exige que sepamos más de economía que en otros países más estables, independientemente de la actividad que realicemos, y la formación que tengamos. Pero acá viene el segundo punto que quiero plantear. ¿Por qué no solucionar esto simplemente escuchando a los que saben, escuchando a los economistas? Porque creo que los economistas tenemos una deuda muy grande con quienes no lo son.
Hace pocos días, un economista bastante conocido en todo el país, expuso ante un salón colmado de comerciantes cordobeses. Dos veces mencionó “policy makers”, en lugar de decir, simplemente “las autoridades económicas”. Un año atrás el mismo economista, ante el mismo auditorio, mencionó dos veces “the dutch disease”, en lugar de explicar el fenómeno de la “enfermedad holandesa”, que es simplemente el perjuicio que le genera a la competitividad industrial el hecho de que sobren demasiados dólares comerciales producto de altas exportaciones de materias primas. Pero no es sólo un problema de innecesaria utilización de jerga económica en el idioma equivocado. También agregó a la confusión la utilización abusiva de decenas de diapositivas cargadas de datos, que pasaban a un ritmo infernal imposible de seguir hasta para el ojo entrenado. Y encima casi nada de lo que dijo era realmente de utilidad para los comerciantes, lógicamente más interesados por las perspectivas del consumo y la actividad comercial que por el monto de la próxima cosecha. A aquel problema de tener que tomar decisiones en una economía extremadamente volátil difícilmente le demos solución los economistas mareando con toneladas de diapositivas, hablando con una jerga incomprensible y esquivándole a los temas relevantes. A esto me refería con la deuda de los economistas con el resto de la sociedad.
Por supuesto que hay excepciones, como sin dudas lo es Juan Carlos de Pablo en Argentina, con una trayectoria impresionante e impecable en radio, televisión, medios gráficos y conferencias, o un Paul Krugman a nivel internacional. Pero son justamente eso. Excepciones, insuficientes para las necesidades de millones de argentinos que tienen que lidiar con una economía difícil de comprender, y más todavía de anticipar.
No pretendo compararme con De Pablo (de entrada, ¡no podría, como él, arrancar una conferencia contando un chiste!), ni con Krugman, uno de los más lúcidos economistas de nuestro tiempo. Mi objetivo es modesto. Simplemente, compartir con los lectores mi visión de la economía, en tiempo real, tratando de combinar rigurosidad en el análisis con simpleza en la exposición. Y contribuir así a enfrentar el desafío de tomar decisiones en una economía tan volátil, aunque la contribución parezca ínfima ante semejante desafío.

4 comentarios:

  1. Leo tu blog de vez en cuando y la verdad me parece muy didáctico y comprensible. Lograste ese objetivo si ese era tu objetivo inicial.

    Saludos y seguí así... desburrándonos.

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  2. Gastón!!!! Sos un excelente profesor, saber mucho de algo es fácil pero saber transmitirlo en términos simples y con el objetivo que los otros lo entiendan es todo un desafío. Keep it up!!!

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  3. Muchas gracias Cecilia! Saludos, Gastón

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