A continuación, la
nota publicada hoy por la revista Punto a Punto con la síntesis del análisis
que hice en el último Desayuno de Coyuntura Económica.
Un blog de economía para no economistas
"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.
Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.
Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.
miércoles, 30 de mayo de 2012
martes, 22 de mayo de 2012
La falacia de la “desaceleración económica”
En estos días algunos
economistas vienen manifestando que la economía argentina se está
desacelerando, fundamentando su diagnóstico en que las variaciones interanuales
de la actividad económica son menores ahora que hace un año. Manifiestan cosas
como “la actividad económica creció tanto por ciento en comparación con un año
atrás, cuando hace un año crecía en un porcentaje mayor”. En el fondo, estos
economistas están diciendo que tienen una buena y una mala noticia: la buena es
que la economía sigue creciendo, la mala es que lo hace a un ritmo cada vez
menor. Pero el diagnóstico es equivocado. No hay buena noticia, y sí una mala
noticia: la economía está estancada
desde septiembre del año pasado, e incluso muestra algunas señales de que ya
puede estar cayendo.
Para ver claramente lo que estoy planteando, basta ver el siguiente gráfico, que muestra la evolución de la actividad económica a partir del Índice General de Actividad de Ferreres:
Es claro que la línea
roja que representa la evolución de la actividad económica muestra crecimiento
hasta la línea negra vertical, que marca el mes de septiembre de 2011. Y es muy
claro que esa línea, con altibajos, ha estado estancada desde entonces, y hasta
ha caído algo (los datos oficiales de INDEC muestran el mismo
fenómeno). El error de diagnóstico proviene de lo que he mencionado tantas
veces en este blog: la incomprensible
manía de muchos economistas de utilizar comparaciones interanuales, esto
es, comparar la actividad económica de cada mes con el nivel que tenía en igual
mes del año anterior. Esto nunca mostrará lo que está ocurriendo con la
actividad económica en el momento del análisis, sino lo ocurrido durante los doce meses previos, del mismo modo que un espejo retrovisor nos muestra dónde
estamos en comparación con momentos previos, pero para saber a qué velocidad
vamos tenemos que mirar el velocímetro, no el espejo retrovisor. Mirar las
variaciones interanuales es como mirar el espejo retrovisor; analizar el
gráfico anterior como lo hemos hecho, viendo la actividad económica mes a mes,
es como mirar el velocímetro. Y el velocímetro de la economía nos está
mostrando que nos hemos detenido.
Por lo tanto, el riesgo de recesión (es decir, de iniciar un proceso de caída en la actividad económica) dependerá de cómo jueguen en los próximos meses factores como las restricciones a las importaciones y a la compra de dólares, y la apreciación cambiaria que estamos sufriendo contra Brasil y otros socios comerciales (entre los factores que tiran para abajo) y factores como el aumento de poder adquisitivo de los salarios a medida que vayan activándose los aumentos salariales de este año y la eventual reactivación brasileña (entre los factores que pueden impulsar la actividad económica). En próximos posts analizaremos cada uno de estos factores, pero un primer análisis indica que ese mix de factores positivos y negativos está sesgado hacia estos últimos. Por eso hay alto riesgo de recesión, a pesar de los diagnósticos equivocados de que sólo hay “desaceleración”.
Más detalles sobre cómo se analizan los datos de actividad económica,
para evitar estos errores de interpretación, en mi libro Macroeconomía para No Economistas – Cómo sobrevivir en una economíainteresante, de editorial EDICON.
jueves, 17 de mayo de 2012
¡Basta de “sintonía fina”!
A comienzos de este
año, la Presidente habló de hacer “sintonía fina”. Creo que esta expresión fue en general mal entendida,
porque fue usada por la Presidente de un
modo diferente a como se la utiliza habitualmente.
Los economistas
solemos hablar de sintonía fina cuando
la política económica se concentra en cambios marginales, pequeños, de
calibración al detalle, como cuando uno trataba de sintonizar el dial en un
viejo aparato de radio, en el cual podía desplazarse velozmente cuando se
encontraba lejos de la frecuencia deseada, pero tenía que hacerlo mucho más lentamente, y con
aproximaciones sucesivas, cuando se encontraba en torno a esa frecuencia.
Cuando Dilma Rousseff asumió la presidencia de Brasil, se manifestó muy
preocupada por la inflación de ese país, planteó que haría lo necesario para
bajarla, y comenzó a tomar medidas al respecto. Se refería a bajar la inflación
de 6.5% a 5.5%. Eso es “sintonía fina” en la acepción común entre los
economistas.
Cuando nuestra
Presidente plantea que los salarios no tienen que subir en torno al 30% como el
año pasado, sino en torno al 18%, no
parece estar hablando de una sintonía fina, sino más bien de una sintonía
gruesa. Bien gruesa. Lo que ocurre es que empleó una nueva acepción del concepto “sintonía fina”. Se refirió a intervenir sector por sector, caso por caso.
En esta nueva acepción, hacer sintonía fina significa que si hay problemas
energéticos, el Gobierno se ocupa sólo de intervenir YPF, y de expropiar sólo a
Repsol, pero no al resto de los accionistas de la compañía. Si hay faltante de
dólares comerciales, elige quién puede importar y quién no, empresa por empresa.
Si los privados compran gran parte del excedente de dólares comerciales que
deberían “sobrar” para que los compre el BCRA y reponga las reservas que el Tesoro
tome prestadas para pagar deuda pública en dólares, elige quién puede comprar dólares
y quién no, y cuánto puede comprar cada uno, persona por persona. Y, por qué
no, puede elegir qué tipo de cambio tiene que pagar una persona que quiere
viajar al exterior en plan de turismo, qué tipo de cambio tiene que pagar
alguien que quiere comprar dólares como forma de ahorro, qué tipo de cambio
tiene que pagar un importador y qué tipo de cambio tiene que cobrar un
exportador. Y también puede decidir que un importador de bienes de capital
pague un tipo de cambio diferente al que tiene que pagar un importador de
bienes de consumo, y que un exportador de alimentos reciba un tipo de cambio
diferente al que reciba un exportador de bienes industriales. Eso también sería sintonía fina, y por eso
el rumor de que se vienen tipos de cambio múltiples suena verosímil. Porque está
en línea con la acepción del concepto de “sintonía fina” que acuñó este Gobierno.
La “sintonía fina”
empleada para expropiar a YPF no soluciona por sí misma el problema energético
(lo solucionarán o no las medidas de política energética que tome de acá en
más), la “sintonía fina” empleada para reducir las importaciones está generando
serios problemas en la industria (42% de los metalúrgicos cordobeses no pudo
abastecerse normalmente de insumos) y también en el comercio (3 de cada 4
comerciantes cordobeses tuvo problemas para reponer mercadería), crea un serio
riesgo de recesión y hasta impacta negativamente sobre las exportaciones, por
dificultades para acceder a insumos claves y por represalias comerciales de
otros países, en respuesta a nuestras trabas a sus exportaciones. Y la sintonía
fina empleada para reducir la compra de dólares está generando un clima de expectativas en el cual casi
cualquier medida de política económica parece verosímil para el ciudadano común
y corriente. A tal punto que la propia Presidente tuvo que plantear
públicamente que no hay que hacer caso a las cadenas de mails que hablan de
corralito en los depósitos. Estoy de acuerdo con ella en que lo que plantean
esos mails no tiene sentido, pero que mucha gente crea que sí lo tiene refleja
el clima de incertidumbre que existe actualmente.
La diferencia
semántica entre la “sintonía fina” como habitualmente se la conoce en economía
y la “sintonía fina” que refiere la Presidente es reveladora del rumbo que
puede tomar la economía. Una vez instalada la lógica de que todo se soluciona
con medidas caso por caso es muy fácil
caer en la trampa de nuevas medidas necesarias para corregir las distorsiones y
los problemas generados por medidas previas, en una espiral difícil de
revertir. Necesitamos menos, y no más,
sintonía fina tal como la concibe la Presidente.
miércoles, 16 de mayo de 2012
Qué está ocurriendo con la cuestión cambiaria
El tema económico del
momento: la cuestión cambiaria, en
particular las fuertes restricciones a la compra de dólares. Para analizar este
tema, primero conviene considerar cómo está la competitividad cambiaria. El
siguiente gráfico muestra lo que se conoce como tipo de cambio real (el tipo de cambio ajustado por las inflaciones
relativas de los países considerados), que refleja la competitividad cambiaria del país:
La línea roja muestra
el tipo de cambio real contra Estados Unidos. Es claro que estamos llegando al
nivel de diciembre de 2001, producto de que nuestra inflación más alta que la
estadounidense no ha sido suficientemente compensada en los últimos años con
aumentos de tipo de cambio. La línea verde muestra el tipo de cambio contra
Brasil. Es claro que el deterioro de tipo de cambio real ha sido menor que
contra Estados Unidos, y la razón es que en los últimos años Brasil apreció su
moneda contra el dólar y, por lo tanto, compensó en parte nuestra mayor
inflación. A tal punto que entre mitad de 2010 y mitad de 2011, el tipo de
cambio real contra Brasil permaneció constante, a pesar de nuestra mayor
inflación. El problema es que esto dejó de ocurrir a mitad del año pasado,
momento a partir del cual nuestro tipo de cambio real contra Brasil cayó
fuertemente, por la combinación entre nuestra inflación más alta que la
brasileña y la depreciación de la moneda brasileña.
¿Dónde estamos ahora
con relación a Brasil? 25% por debajo de un año atrás, 32% por debajo de
diciembre de 2007 y apenas 7% por encima del promedio de 1997, en plena
Convertibilidad. Este es el principal
problema de la economía argentina asociado a la cuestión cambiaria.
El segundo problema es
que el Gobierno Nacional necesita que el
BCRA compre dólares para recuperar las reservas que pierda a medida que el
Tesoro vaya tomándolas para pagar deuda pública en dólares. Esto es lo que está
por detrás de las fuertes restricciones a las importaciones desde comienzos de
año y de las fuertes restricciones a la compra de dólares desde noviembre y,
especialmente, desde la semana pasada. En otras palabras: restricciones a las
importaciones para que “sobren” unos 10,000 millones de dólares “comerciales” y
restricciones a la compra de dólares para que todos esos dólares comerciales
sean adquiridos por el BCRA y no por el mercado.
El problema con esta
estrategia es que impacta negativamente
sobre la actividad económica por falta de insumos importados (por ejemplo,
el 42% de los industriales metalúrgicos cordobeses ha tenido durante lo que va
del año dificultades para abastecerse de insumos) o por freno de ciertas
transacciones económicas (como la menor compra de departamentos, por inversores
“sentados” sobre sus dólares, como reflejan las estadísticas de CEDUC), e
impacta negativamente sobre las expectativas generales por incertidumbre acerca
de qué ocurrirá con la política cambiaria.
Sobre esto último,
algunos elementos para el análisis.
1.- La opción de
devaluar no ha sido considerada por el Gobierno en estos años, en parte tal vez
por el temor a que una devaluación aliente la demanda de dólares, por
expectativas de posteriores devaluaciones. Creo que el endurecimiento de las
restricciones a la compra de dólares reduce ese temor. Sin restricciones a la
compra de dólares, una devaluación puede dar la señal de que se acabó la
estrategia del dólar administrado, y que a partir de ese momento habría
devaluaciones cada vez que se considerara necesario, generando expectativas de
nuevas devaluaciones y aumentando así la demanda de dólares; con fuertes restricciones a la compra de
dólares, pierden relevancia las expectativas de devaluación, ya que casi nadie
puede comprar dólares.
2.- La estrategia del
dólar administrado (suba muy gradual, pero persistente, del tipo de cambio, sin
saltos devaluatorios) funcionó muy bien en 2008 y 2009, y creo que tenía muchas
chances de funcionar este año. Pero creo que ha sido ejecutada a un ritmo
demasiado lento (el tipo de cambio subió sólo 4% en lo que va del año), y la
depreciación del real brasileño, más el atraso acumulado en el último año, obligarían a un ritmo de depreciación mucho
mayor, que tal vez el Gobierno no quiera convalidar.
3.- Comienza a
aparecer con más probabilidad la
alternativa de un esquema de tipos de cambio múltiples. Lo negó ayer la
Presidente, pero es algo que ha defendido el viceministro Kicillof antes de ser
funcionario, y que encaja en la lógica del intervencionismo implícito en la “sintonía
fina” de este Gobierno (no se refiere a la sintonía fina de una Dilma Rousseff
tratando de bajar la inflación de 6.5% a 5.5%, sino a un tipo de políticas a
medida de cada sector e, incluso, de empresas en particular). Esto implicaría
un tipo de cambio bien alto para turismo y compras financieras, más bajo para
importaciones en general, más bajo para exportaciones en general y más bajo aún
para exportaciones de alimentos (para contener su impacto inflacionario) y para
importaciones de bienes de capital y de algunos insumos (para no frenar la
actividad económica). Esto le permitiría
al Gobierno más “sintonía fina” en el modo como utiliza este término, y
hasta hacerse de algunos recursos fiscales comprando dólares baratos y
vendiéndolos más caros.
El Gobierno Nacional ha
demostrado siempre mucha audacia para tomar medidas de política económica, lo
que hace muy difícil anticipar lo que
pueda decidir en las próximas semanas respecto de la cuestión cambiaria.
Habrá que observar las señales que vaya dando, para identificar cuál de las
alternativas anteriores resulta más probable. Esto implica que seguiremos este
tema en próximos posts.
jueves, 10 de mayo de 2012
El microclima de Lascurain
Ayer presenté en el almuerzo de la Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba datos sobre la situación actual del sector metalúrgico en Córdoba (ver post “La difícil coyuntura del sector metalúrgico”). Frente a esos números, Juan Carlos Lascurain, el presidente de ADIMRA (la asociación que agrupa a las cámaras metalúrgicas argentinas), declaró en los medios que “en Córdoba se vive un microclima negativo”, como tituló hoy Comercio y Justicia.
Dijo también: “No creo que vayamos a una recesión, me parece que es un poquito exagerado. No están dados los parámetros económicos para ir en esa dirección”. “Lamentablemente, creo que los sectores que hablan de recesión expresan más una cuestión de deseo y lo mezclan con la política. Yo lo veo desde un sector empresarial. Un país que ha crecido como Argentina no puede entrar en recesión en los próximos tres meses, salvo que viniera un tsunami. Ningún economista, cualquiera sea su tendencia, lo está analizando”.
Algunos números para contrastar con las opiniones de Lascurain:
1.- Según el Índice General de Actividad de la consultora OJF, la actividad económica general se incrementó un 1.5% trimestral durante el tercer trimestre de 2011, cayó un 0.8% durante el cuarto trimestre de 2011, y prácticamente no creció durante el primer trimestre de 2012 (creció sólo 0.2% trimestral). No es recesión, pero está cerca.
2.- Según el Índice de Producción Industrial, también de la consultora OJF, la producción industrial nacional se incrementó 0.6% trimestral durante el tercer trimestre de 2011, cayó 0.7% durante el cuarto trimestre de 2011 y se incrementó un 1.6% durante el primer trimestre de 2012. Esto está más lejos de una recesión, pero muestra que la producción industrial cayó a finales del año pasado.
3.- Según el Índice de Producción Industrial de FIEL, la producción industrial nacional cayó 1% trimestral durante el tercer trimestre de 2011, cayó 0.4% durante el cuarto trimestre de 2011 y cayó por tercer trimestre consecutivo durante el primero de este año (-0.9%). De ser correctos estos datos, la industria ya está en recesión (el criterio habitual para definir una recesión, es dos o más trimestres consecutivos de caída en la actividad económica).
4.- Si alguien desconfía de las fuentes anteriores (Ferreres y FIEL), están los datos oficiales de INDEC. Según su Estimador Mensual de Actividad Económica, en febrero de 2012 el nivel fue prácticamente el mismo que en octubre de 2011 (197.1 en octubre de 2011 versus 197.4 en febrero, lo que implica un crecimiento de sólo 0.2% en 4 meses). Y según el Estimador Mensual Industrial, el nivel de marzo de este año (133.6) fue un 0.4% menor que el nivel de noviembre de 2011 (134.1).
5.- Tomando los datos del Estimador Mensual Industrial de INDEC, analizándolos de manera trimestral, se observa una caída del 0.2% trimestral durante el tercer trimestre de 2011, un crecimiento del 1.3% durante el cuarto trimestre de 2011 y una nueva caída, en este caso del 0.7%, durante el primer trimestre de este año.
6.- El Índice Líder de la Universidad Torcuato Di Tella indica que la probabilidad de recesión en Argentina subió al 85%. Diagnóstico en línea con la opinión de Juan Jorrat, el experto en ciclos económicos de la Universidad Nacional de Tucumán, quien viene observando una desaceleración económica desde principios del año pasado. Lo publica hoy El Cronista.
Viendo estos números, es probable que haya un microclima, pero distinto al que plantea Lascurain.
miércoles, 9 de mayo de 2012
La difícil coyuntura del sector metalúrgico
Esta tarde expuse en el almuerzo organizado por la Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba, en ocasión del 65 aniversario de la institución. Me tocó mostrar datos sobre la situación actual del sector, que enfrenta una coyuntura complicada:
1.- Se redujo la confianza de los empresarios metalúrgicos. Según el Observatorio de la Actividad Metalúrgica de Córdoba, la confianza cayó un 38% con relación al máximo registrado a mediados de 2010, y 30% con relación a diciembre de 2011. Esta caída está en línea con un deterioro de las expectativas macroeconómicas, ya que la mitad cree probable una recesión este año y el 68% cree que la inflación será mayor este año que en 2011.
2.- Se deterioraron los indicadores de desempeño económico. El 66% de los metalúrgicos cordobeses está produciendo menos que hace un año, el 33% tiene menos empleados que hace un año y el 72% tiene menos rentabilidad que hace un año.
3.- Estos indicadores eran mejores en diciembre, tan sólo 5 meses atrás. Creo que la explicación está en que hay cuatro factores que se iniciaron o se profundizaron durante lo que va del año: una caída de la competitividad cambiaria, una reducción de la demanda brasileña, mayor dificultad para obtener insumos y un deterioro de la cadena de pagos.
4.- Casi el 60% de los metalúrgicos cordobeses considera que el sector no es competitivo al tipo de cambio actual. En promedio, el tipo de cambio que consideran competitivo es de $ 5.40 por dólar, un 21% por encima del tipo de cambio actual. No es extraño que haya aumentado el porcentaje de metalúrgicos que consideran que la industria no es competitiva al tipo de cambio actual, ya que la depreciación del real brasileño en las últimas semanas ha profundizado la pérdida de competitividad que se observa desde mediados del año pasado (antes, la apreciación de la moneda brasileña evitaba que nuestra mayor inflación licuara nuestra competitividad cambiaria). A tal punto ha sido la caída del tipo de cambio real contra Brasil, que estamos apenas un 9% por encima del nivel de 1997, y 30% por debajo del nivel de diciembre de 2007.
5.- El 18% de los metalúrgicos cordobeses se ha visto afectado por la reducción de la demanda de Brasil, que pega especialmente en el sector automotriz y autopartista. Esto ya ocurría en diciembre, pero probablemente no era tan visible porque la caída en la producción cordobesa de autos se producía bajo la forma de adelanto de paradas técnicas y vacaciones, pero luego los números de enero, febrero y marzo mostraron que la producción perdida durante diciembre no se recuperó totalmente durante lo que va del año (la producción de autos en Córdoba, si se suman diciembre, enero, febrero y marzo, cayó 15% interanual).
6.- El 42% de los metalúrgicos cordobeses tuvo durante lo que va del año problemas para abastecerse de insumos. Esto es en gran parte consecuencia de la aplicación desde febrero de las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (el 35% se vio afectado directamente por esta medida).
7.- El 40% de los metalúrgicos cordobeses recibió durante lo que va del año más cheques rechazados que lo habitual.
8.- Con los números analizados, es posible estimar que entre un 20% y un 80% de la caída en los principales indicadores (confianza empresaria, producción, empleo, rentabilidad) se explica por alguno de los últimos tres factores (caída de demanda brasileña, dificultades para abastecerse de insumos, deterioro de la cadena de pagos).
Algunos de los factores mencionados no dependen de Argentina (la demanda brasileña), otros dependen en gran parte de la política macroeconómica nacional (el tipo de cambio real contra Brasil y el deterioro de la cadena de pagos) y otros dependen totalmente de la política económica nacional (las restricciones a las importaciones).
En próximos posts, qué está pasando con el resto de la economía.
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