Fue el gran anuncio de la semana. Doy
por descontado que la mayoría de los argentinos estaremos de acuerdo con que
(1) hay que pensar políticas para facilitar el acceso a la vivienda propia y
(2) es razonable invertir los fondos de la ANSES en activos de largo plazo, y también que muchos estarán de acuerdo con que (3) es razonable pensar políticas
anticíclicas, o de estímulo a la demanda agregada, en una situación de
estancamiento económico como ocurre actualmente. Por lo tanto mis comentarios
se centran en otras cuestiones:
1.- Es muy discutible la utilización
de fondos de la ANSES para un programa de créditos hipotecarios fuertemente subsidiados, con tasas de
interés muy por debajo de la inflación. Con tasas del 2% al 14% durante los
primeros cinco años, aun cuando posteriormente haya un limitado ajuste por variación
de salarios, a los niveles actuales de inflación esos 5 años bastan para licuar
fuertemente el capital acumulado por la ANSES destinado a estos créditos.
Subsidios de esas características deberían ser legislados y salir de rentas
generales.
2.- Habría sido más razonable aplicar
fondos de la ANSES a créditos
hipotecarios indexados por evolución de salarios, ya que una indexación de
esas características preservaría la capacidad de pago de los tomadores de
dichos créditos y al mismo tiempo preservaría el capital de la ANSES en término
de las jubilaciones a pagar, que a largo plazo se mueven al ritmo de los
aumentos salariales. Un esquema de esas características no sería objetable, excepto por el hecho de que la lógica de preservar el valor de los fondos acumulados por ANSES previendo jubilaciones futuras pierde fuerza cuando hay miles de juicios de jubilados actuales pendientes de pago.
3.- Hay un argumento de justificación del uso de los fondos de ANSES, aun con fuerte subsidio, que suena razonable, pero no lo es. El argumento es que, dado que las jubilaciones futuras se pagarán
mediante el aporte de trabajadores futuros (a fin de cuentas se trata de un
esquema de reparto, no de capitalización), asignar fondos con fuertes subsidios
implícitos como en este caso implica más actividad económica y más empleo
futuro, con lo cual habrá mayor capacidad para pagar jubilaciones. Si los
fondos se asignaran a inversiones productivas, tendría algún sentido comenzar a
considerar ese argumento; asignándose a la construcción de viviendas, que por
definición no aumenta la capacidad de producción de la economía, el argumento
no tiene sentido. En otras palabras, asignando
los fondos subsidiados a la construcción de viviendas no se modifica la
capacidad de producción futura de la economía, con lo cual no se crea más
empleo futuro, y por lo tanto las jubilaciones futuras serán más difíciles de pagar
porque, a igualdad de empleo, los fondos acumulados serán menores por la
licuación del poder adquisitivo de los fondos devueltos por los tomadores de
los créditos.
La falacia está relacionada, en el
fondo, con una confusión entre demanda agregada y oferta agregada: un plan que
fomente la construcción aumenta la demanda agregada de la economía, permitiendo
mejorar el nivel de actividad económica actual en medio de una situación de
estancamiento o recesión, pero no aumenta la oferta agregada de la economía (o,
visto de otra manera, la capacidad de producción de la economía), y por lo tanto no aumenta la actividad económica futura, algo que sólo
se logra con inversiones productivas y/o mejoras tecnológicas.
4.- El problema de fondo vinculado a
las necesidades habitacionales insatisfechas, es la alta inflación sin esquema de indexación, que hace inviable la existencia de créditos
hipotecarios (no subsidiados) a tasas razonables. Bajar la inflación sería
una mejor estrategia para acercar las viviendas a quienes las necesitan.
5.- Justamente en este contexto de
inexistencia de crédito hipotecario (no subsidiado) a tasas razonables, muchos
desarrollistas han diseñado, durante los últimos años, esquemas de financiación
en pesos al estilo “plan de ahorro”, con cuotas ajustables por costo de
construcción y avance de obras calzado con el flujo de ingresos por cuotas. A
pesar de haber acercado una solución a las familias de clase media que de otro
modo no podrían acceder a una vivienda propia, estas empresas se verán ahora perjudicadas, al menos por algunos
meses, por una menor disposición de las familias a comprometerse con el pago de
cuotas por varios años, cuando tienen la posibilidad de intentar acceder a
créditos tan fuertemente subsidiados.
6.- Un argumento a favor de este plan
es que dará oxígeno a la economía, aumentando la demanda agregada justo cuando
la economía está estancada. Esto puede ocurrir, aunque no necesariamente
ocurrirá, ya que (a) una parte de los créditos, la que es asignada a proyectos
en tierras fiscales, seguramente demandará varios meses hasta generar proyectos
en marcha, (b) mientras las familias intentan acceder a estos créditos, pueden
frenarse proyectos privados alternativos, que de otro modo podrían avanzar más
rápidamente. Por supuesto, cuanto antes se concedan los créditos destinados a
quienes ya son propietarios de un terreno, más rápidamente comenzará a
observarse una reactivación del sector de la construcción, y de la demanda de
materiales para la construcción.
Si el objetivo fuera impulsar rápidamente la demanda agregada, el pago de juicios pendientes a los jubilados, y aumentos de jubilaciones según lo establecido por la Corte, irían automáticamente a aumentar el consumo privado. La ANSES responde que esto pondría en riesgo la sustentabilidad del sistema previsional. Debería explicar entonces por qué el programa de créditos hipotecarios no lo hará.