1.- La inflación es un fenómeno
económico complejo, en el cual intervienen muchos factores, como las
políticas monetarias, fiscales y cambiarias, las negociaciones salariales y
demás pujas distributivas, las expectativas inflacionarias, entre otros factores.
Es un reduccionismo analizar la
inflación sólo desde el punto de vista monetario, es decir, vinculado a la
emisión de dinero.
2.- Esto no significa que lo
monetario no incida sobre la inflación, como muchas veces se planteó desde
la presidencia del BCRA (ahora Mercedes Marcó del Pont, antes, con argumentos
similares, Martín Redrado). La emisión monetaria
por encima del crecimiento de la demanda de dinero genera presiones
inflacionarias.
3.- Dado que la demanda de dinero
puede variar, por ejemplo, aumentando como consecuencia de un proceso de
pesificación de la economía (como ocurrió el año pasado, cuando operaciones que
históricamente se hacían en dólares, como las operaciones inmobiliarias,
comenzaron a realizarse en pesos) o disminuyendo una vez agotado dicho proceso
de pesificación (como seguramente ha ocurrido este año), el impacto de la emisión monetaria sobre la inflación es diferente
dependiendo del contexto económico. Concretamente, el impacto inflacionario es menor en un contexto de pesificación de la
economía, y por eso el BCRA pudo emitir el año pasado al 40%, generando una
inflación de “sólo” el 24%, y mayor una
vez acabado ese proceso de pesificación, y por eso el BCRA hoy genera una
inflación del 26% habiendo aumentado la cantidad de dinero “sólo” el 25%.
4.- Con inflación de dos dígitos, comienza
a operar fuertemente lo que se conoce como “inercia inflacionaria”, un
proceso del tipo “todos creemos que la inflación será del 25%, todos tratamos
de ajustar precios y salarios por 25%, la inflación termina siendo entonces del
25%, convalidando las expectativas originales y retroalimentando el proceso”.
Esta inercia inflacionaria tiende a
darle cierta estabilidad a la inflación, como ocurrió durante todo 2011 y
2012, y como ocurrió muchas veces en la historia argentina.
5.- Esa estabilidad inflacionaria está
cambiando este año, cuando la inflación ya acumula casi 3 puntos
porcentuales más que el año pasado, con lo cual no sería extraño que la
inflación cierre este año por encima del 26%.
6.- Esta aceleración de la inflación puede deberse a que (a) dejó de crecer la demanda de dinero,
porque se agotó el proceso de pesificación, esto es, el reemplazo de operaciones
en dólares por operaciones en pesos, y por lo tanto la emisión monetaria tiene hoy
más impacto inflacionario que antes, (b) se
aceleró la suba del tipo de cambio oficial, y con él suben los precios de
los productos importados, de los productos que compiten con importaciones y de
los productos exportables, (c) se
profundizaron las trabas a las importaciones, y esto encarece los productos
involucrados. Seguramente los tres efectos han estado presentes este año.
7.- Esta aceleración de la inflación impacta negativamente sobre el poder adquisitivo de los salarios,
que por primera vez en mucho tiempo terminará el año por debajo del nivel con que
terminó el año previo (es decir, los salarios habrán perdido la carrera contra
los precios). No es casualidad que la actividad comercial esté complicándose, como
consecuencia de un menor consumo. Tampoco es casualidad que a la mayoría de la
gente hoy le preocupe la inflación, cuando hace dos años no le preocupaba
demasiado, a pesar de que la inflación era prácticamente igual, hace dos años,
que hoy.
8.- Con pérdida de poder adquisitivo de los salarios, las negociaciones
salariales del año próximo seguramente arrancarán con pedidos de aumentos superiores a los de este año, y eso implicará
más inflación, a menos que el Gobierno Nacional aplique políticas monetarias,
fiscales y cambiarias contractivas, algo poco probable por el impacto negativo
que tienen sobre la actividad económica.
9.- Las decisiones de política económica
más probables, dados los problemas actuales vinculados al dólar, son inflacionarias.
Subir más aceleradamente el tipo de cambio oficial, para tratar de reducir el
problema de atraso cambiario, o diseñar un esquema de tipos de cambios múltiples,
con una estructura de tipos de cambio que mejoren la competitividad en algunos
sectores, como el industrial, generarán mayores precios de los productos que
dependen del tipo de cambio.
10.- Reducir la inflación
quedará, seguramente, como tarea
pendiente para el gobierno que asuma en diciembre de 2015. Este gobierno no
tiene la credibilidad suficiente como para encarar un proceso de reducción de
la inflación sin impactos negativos sobre la actividad económica y el empleo.