La postura de que el salario no es ganancia y por lo tanto
no debería pagar Impuesto a las Ganancias es equivocada.
Se trata de un impuesto a los ingresos personales que, bien
diseñado, es probablemente el modo más equitativo de financiar al Estado.
El problema de fondo hoy es que el Gobierno continúa
aprovechando que la inflación, combinada con ciertos parámetros impositivos
fijos, permite aumentar arbitrariamente la presión tributaria.
El análisis, en 1
minuto. Click aquí.
Contenidos complementarios: