Los números que presentamos esta semana con la Cámara de Industriales
Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba muestran que, durante el segundo
cuatrimestre de este año, el 49% de las
empresas metalúrgicas de la provincia de Córdoba produjo menos que un año atrás,
el 32% empleó una menor cantidad de trabajadores y el 68% redujo su rentabilidad.
Los números de FIEL, a nivel nacional, muestran una caída del 6.4% en la producción de la rama metalmecánica durante igual
periodo (en comparación con el
segundo cuatrimestre de 2012). La UIA publicó ayer datos propios que dan cuenta
de una caída del 12.2% en la producción
de la rama automotriz en agosto, en comparación con un año atrás. Varios medios
dieron cuenta esta semana de la preocupación
de los gremios UOM, SMATA y ASIMRA por el empleo del sector durante los
próximos meses, ante la menor demanda brasileña de automóviles y autopartes
argentinas.
Si todos estos datos, proveniente de fuentes muy diversas, plantean la
existencia de problemas en el sector metalúrgico, algo tiene que estar ocurriendo. Seguramente los problemas son
varios, pero hay uno de magnitud que explica gran parte de las dificultades que
enfrenta el sector: el atraso cambiario.
El gráfico siguiente, con la evolución del tipo de cambio real contra Brasil,
es elocuente (clickear para agrandar):
Desde comienzos de 2011, la competitividad cambiaria contra Brasil cayó un 36.7%, a tal punto que hoy el tipo de cambio real contra Brasil es similar al de fines de 1997, en plena Convertibilidad, con el agravante de que hoy la presión impositiva es mayor que en aquel entonces, incluyendo retenciones que gravan las exportaciones industriales.
Usar este tipo de estadísticas para dimensionar el problema no significa, necesariamente, plantear que
la solución es devaluar. El tipo de cambio real es una variable económica
que sintetiza cuatro componentes: tipo de cambio y precios acá, y tipo de
cambio y precios en nuestros socios comerciales, en este caso, en Brasil. Sobre
el tipo de cambio y los precios en Brasil no podemos hacer nada, pero sobre el
tipo de cambio y los precios acá sí, porque ambos son consecuencia de la
política económica. El Gobierno Nacional
ya está “devaluando”, al subir más aceleradamente el tipo de cambio oficial,
pero no logra revertir el atraso cambiario por la elevada inflación. Pero si
siguiera subiendo el tipo de cambio al mismo ritmo, mientras aplica políticas
que impliquen menor inflación, el problema comenzaría a revertirse.
Por lo tanto, plantear que parte del problema de los metalúrgicos (y de
otros sectores, y del conjunto de la economía) es el atraso cambiario tiene que ver más con la inflación que con
el tipo de cambio. En línea con lo que el Gobierno Nacional reconoce, al
menos según lo que planteó ayer uno de sus principales dirigentes, Daniel Scioli,
en el Coloquio de IDEA.
Si el propio Gobierno reconoce que la política económica no ha funcionado hasta ahora para solucionar el problema inflacionario, sin duda todos, industriales metalúrgicos, economistas y funcionarios, tendríamos que estar discutiendo lo mismo: cómo bajar la inflación.