Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

domingo, 27 de marzo de 2011

Sobre la preocupación por la inflación

En la edición de hoy de La Voz del Interior, Daniel Alonso escribió una nota en la cual analiza el argumento de Artemio López de que la inflación no está entre las principales preocupaciones de los argentinos. Si bien no tengo datos comparables con los de Artemio, en la nota se mencionan opiniones coincidentes de varios encuestadores cordobeses y, además, no me extrañan esos resultados paradójicos: con una de las inflaciones más altas del mundo, la gente debería estar preocupada por la inflación, y sin embargo no parece estarlo, al menos no en la magnitud que se esperaría.
La respuesta está en algo que venimos planteando desde el año pasado: la inflación es un problema muy preocupante para las familias si implica una fuerte licuación del poder adquisitivo de los salarios; es un tema mucho menos preocupante si los salarios le siguen el ritmo a los precios. Y en Argentina está ocurriendo esto último.
En efecto, 2010 cerró con un aumento de salarios del 26.3%, 1.1 puntos porcentuales por encima del aumento de precios al consumidor (25.2% según Buenos Aires City). Y, por cómo vienen las negociaciones salariales de los distintos sectores, es probable que esta dinámica de salarios y precios continúe durante 2011. Hace muchos años se hizo famosa la frase “los salarios suben por la escalera y los precios por el ascensor”; en la Argentina actual tanto salarios como precios “suben por el ascensor”.
Si no es preocupante para las familias en general, puede serlo para los economistas y demás analistas que siguen el proceso inflacionario en Argentina y temen que la inflación se descontrole dado el alto nivel que alcanza en la actualidad. De todos modos, creo que quienes tienen estas preocupaciones están sobreestimando las probabilidades de que la inflación se descontrole. Si bien es cierto que la inflación tiende a ser más volátil a medida que aumenta (una vieja hipótesis del premio Nobel Milton Friedman, consistente con la mayoría de los estudios empíricos realizados sobre este tema), lo cual podría llevar a pensar que es más fácil que se descontrole cuando llega a niveles muy altos como el actual, investigaciones propias indican que en Argentina tiende a haber cierta estabilidad en niveles de 20% o 30% de inflación anual. De hecho, desde 1943 Argentina tuvo 10 episodios en los cuales la inflación cruzó el umbral del 30% anual y en sólo uno de esos episodios la inflación se descontroló a partir de ahí, terminando en hiperinflación. En los 9 restantes, la inflación volvió a estar por debajo del 30% anual en pocos años e incluso en pocos meses.
¿Qué es entonces lo que debería preocuparnos sobre la inflación? Creo que debería preocuparnos que:
1.- Se perjudican quienes no pueden ajustar sus ingresos al ritmo de la inflación.
Si bien los salarios en promedio subieron 1.1 puntos porcentuales más que los precios, los salarios en negro subieron 2 puntos menos que los precios, perdiendo poder adquisitivo. Pero, dado que estos salarios tienen a ser los más bajos y, por lo tanto, tienden a ser los salarios de los hogares que gastan una mayor proporción de su ingreso en alimentos, la pérdida de poder adquisitivo de estos hogares fue mayor todavía ya que los alimentos son los bienes cuyos precios más subieron durante 2010. Esto explica porqué en la ciudad de Córdoba, según los datos de MKT, un tercio de los consumidores considera que su situación económica personal es peor ahora que un año atrás.
2.- Con dólar planchado, muchos sectores pierden rentabilidad.
Es el caso de sectores como el de los industriales metalúrgicos, por ejemplo, o el inmobiliario o de la construcción, cuyos precios están muy ligados al dólar y, por lo tanto, no están subiendo al ritmo en que suben sus costos. Y el problema es que esto seguramente se profundizará durante este año, ya que el Gobierno Nacional tiene el incentivo a posponer subas importantes del tipo de cambio hasta luego de las elecciones presidenciales. Si esto es bastante intuitivo, y sustentado en la teoría económica dentro de la rama conocida como “ciclo político de la economía”, también está apoyado en evidencia empírica. Por ejemplo, los economistas Ernesto Stein y Jorge Streb en el trabajo “Elections and the timing of devaluations” encuentran que en 131 elecciones presidenciales en Latinoamérica, la tasa promedio de devaluación fue 4.5 puntos porcentuales mayor dos meses después de la elección que en los meses previos a la misma.
3.- Con estos niveles de inflación, cada vez se hará más difícil acomodar el tipo de cambio real mediante una devaluación.
La próxima administración nacional enfrentará el problema de tipo de cambio poco competitivo con la dificultad de ajustarlo vía una devaluación ya que con alta inflación, tiende a ser más rápido el traspaso de la devaluación a los precios, anulándose el efecto sobre la competitividad cambiaria.
En síntesis, la inflación actual está lejos de ser la principal preocupación de la mayoría de las familias argentinas y lejos de los niveles que garantizan una explosión inflacionaria, pero de todos modos está en un nivel muy alto en términos internacionales, lo cual genera problemas de competitividad cambiaria y perjudica fuertemente a quienes no pueden ajustar sus ingresos al ritmo de la inflación. Estos dos problemas no son de la magnitud de los problemas generados en los periodos de muy alta inflación de los 70 y 80, pero igual son problemas muy importantes en la Argentina actual.

domingo, 20 de marzo de 2011

La política monetaria calienta la economía

Desde el año pasado hemos venido planteando que el Gobierno Nacional no tiene incentivos para ejecutar una política anti-inflacionaria este año y que, por el contrario, tiene un fuerte incentivo a ejecutar políticas macroeconómicas bien expansivas, para llegar a las elecciones presidenciales con la actividad económica a todo ritmo, aún cuando esto lleve la inflación un escalón más arriba del nivel de 2010.
Esto efectivamente está ocurriendo con la política monetaria. Al 11 de marzo, la base monetaria (circulación monetaria más depósitos de los bancos en el BCRA) estaba un 37.6% por encima del nivel de un año atrás. Y el agregado monetario M2 (circulación monetaria más depósitos del público en cuentas corrientes y cajas de ahorro) estaba un 34.3% por encima del nivel de un año atrás.
Que haya crecido un poco más la circulación monetaria que M2 puede ser producto de una mayor demanda de efectivo ocasionada por los inconvenientes sufridos en diciembre y enero producto de la escasez de billetes. No sería extraño que, aún cuando hayan pasado las restricciones de aquellos meses, muchas personas hayan mantenido el hábito de extraer de sus cuentas bancarias más efectivo del que anteriormente extraían, para evitar encontrarse con dificultades al momento de ir a un cajero automático y no encontrar dinero.
Tres comentarios sobre estos números:
1.- La principal causa de esta fuerte expansión monetaria sigue siendo la emisión de pesos para la compra de dólares por parte del BCRA. Es la famosa “enfermedad holandesa”, que genera exceso de dólares, combinada con la medicina macroeconómica utilizada en los últimos 8 años: asignarle al BCRA la responsabilidad de mantener el tipo de cambio comprando todos los excedentes de dólares que se produzcan. De todos modos, sigue habiendo transferencias al Tesoro Nacional, tendencia que continuará durante este año.
2.- Es posible que durante las próximas semanas estos porcentajes de crecimiento de la cantidad de dinero se reduzcan un poco, en la medida en que el BCRA decida retirar algo de liquidez del mercado, una vez superados los episodios de diciembre y enero que, aunque parezca paradójico, implicaron que la escasez de billetes generara un aumento de la demanda por efectivo.
3.- De todos modos, como ya planteamos a comienzos de año, el Programa Monetario 2011 presentado por el BCRA eliminó los objetivos trimestrales para el M2 privado (el que excluye los depósitos del sector público), con lo cual el BCRA no tendrá que rendir cuentas por esta variable a final de marzo. Esto le da flexibilidad para una política monetaria bastante expansiva sin violar formalmente las pautas del Programa Monetario (o al menos que esto no ocurra hasta fines de diciembre, cuando ya haya pasado la elección presidencial).
Conclusión: difícilmente se modere la inflación con esta política monetaria tan “caliente”.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Los metalúrgicos y el tipo de cambio

El martes pasado, MKT presentó junto con la Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba la última medición del Observatorio de la Actividad Metalúrgica. Uno de los resultados más interesantes está relacionado con la opinión de los metalúrgicos acerca de si el sector es competitivo al tipo de cambio actual. El 44.6% cree que no lo es, porcentaje que se ha incrementado desde mediados de 2009, alcanzando un valor similar al que tenía durante el primer trimestre de ese año, mientras Brasil devaluaba en medio de la crisis financiera internacional.
La diferencia está en que a comienzos de 2009, la brecha con el tipo de cambio considerado competitivo era mucho menor. En aquel momento, el dólar estaba a $ 3.70, y los metalúrgicos que consideraban que no era suficiente para garantizar la competitividad sectorial estimaban, en promedio, que debía estar en torno a los $ 3.90. Esto implicaba una devaluación implícita de menos del 6%. En febrero de 2011, con un dólar a $ 4, creen que debería estar a $ 4.80, es decir, consideran necesaria una devaluación del 20%.
¿Son razonables estos números? No tanto si miramos sólo el tipo de cambio real con Brasil, ya que actualmente es casi un 5% superior al nivel de abril de 2009, con lo cual la devaluación requerida para dar competitividad al sector debería ser ahora menor, y no mayor, que a principios de 2009. Pero son muy razonables si miramos el tipo de cambio real multilateral, es decir, teniendo en cuenta todos los socios comerciales de Argentina, y no sólo a Brasil. En efecto, el tipo de cambio real multilateral es ahora casi un 5% menor que en abril de 2009, lo que hace lógica la percepción de que la devaluación debería ser mayor ahora que en aquel entonces.
También son razonables desde otro punto de vista: el tipo de cambio que consideran competitivo no es exageradamente alto. Equivale al tipo de cambio que tuvimos durante el primer semestre de 2003 y durante el primer trimestre de 2008, y es más bajo que el nivel que tuvimos entre 2003 y 2007. En otras palabras, implica volver a un tipo de cambio alto, pero no a los niveles más altos de los últimos años.
Seguramente esta percepción de brecha entre el tipo de cambio efectivo y el tipo de cambio considerado competitivo seguirá existiendo durante el resto del año. Al menos es lo que ocurrirá si se cumplen las expectativas de los metalúrgicos cordobeses: con un dólar a menos de $ 4.50 a fin de año, y con una inflación más alta que nuestros socios comerciales, esta brecha no se reducirá.