Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

martes, 26 de abril de 2011

La desaceleración económica que nadie está viendo

A comienzos de noviembre argumenté que, alcanzado el nivel de actividad económica previo a la recesión de 2008 y 2009, a partir de ese momento se haría más difícil continuar con el ritmo de crecimiento que veníamos teniendo (Post “Se acabó la parte fácil de la recuperación económica”). Casi 6 meses después, argumenté que las cifras de la actividad económica mostraban una desaceleración importante desde mediados del año pasado (Post “Efectivamente, se acabó la parte fácil de la recuperación económica”). Agrego ahora más evidencia de que esta desaceleración efectivamente está ocurriendo, aunque nadie la está viendo, por el encandilamiento que produce en economistas y demás analistas un uso inadecuado de las comparaciones interanuales, que siguen dando números altos.
El gráfico siguiente muestra los datos trimestrales de la producción industrial, a partir de información de dos fuentes diferentes muy respetadas: FIEL y Orlando J. Ferreres & Asociados (OJF), en ambos casos con la correspondiente desestacionalización, es decir, con la corrección estadística necesaria para eliminar efectos estacionales, de tal modo que todos los trimestres sean comparables entre sí. Según los datos de FIEL, la velocidad de crecimiento de la producción industrial se redujo del 7.6% anual entre el primer trimestre de 2009 y el segundo de 2010 al 3.7% anual entre el segundo y el cuarto trimestre de 2010 (todavía no están disponibles los datos para el primer trimestre de este año). Según los datos de OJF, la velocidad de crecimiento de la producción industrial se redujo del 14.4% anual entre el tercer trimestre de 2009 y el segundo de 2010 al 7.4% anual entre el segundo y el cuarto trimestre de 2010. Ambos muestran números diferentes sobre la velocidad de crecimiento industrial; ambos muestran la misma desaceleración, bajando la velocidad de crecimiento a la mitad.



El gráfico siguiente muestra los datos trimestrales del Índice General de Actividad, de OJF, un indicador que mide la evolución de la actividad en el conjunto de los sectores que componen la economía argentina, también con el debido ajuste por estacionalidad. Muestra el mismo fenómeno que el gráfico anterior, aunque con una desaceleración más marcada: la tasa anual de crecimiento de la actividad general se redujo del 10.4% entre el primer trimestre de 2009 y el segundo de 2010 al 3.8% desde entonces.



No es para asustarse, porque la economía sigue creciendo y porque la demanda agregada seguirá empujando la actividad económica producto del mix de políticas económicas expansivas que estamos teniendo y del contexto internacional favorable. Esto último no es menor: el dólar está haciendo en el mundo el “trabajo sucio” de compensarnos nuestra alta inflación, evitando una pérdida de competitividad muy fuerte que tendríamos si el dólar no estuviera depreciándose contra otras monedas, sin que nosotros tengamos que devaluar. Pero cada vez serán mayores las restricciones por el lado de la oferta agregada, que no podrán ser superadas por medio de políticas macroeconómicas expansivas.

lunes, 18 de abril de 2011

La equivocada discusión sobre la necesidad de “enfriar” la economía

A finales de la semana pasada, Nicolás Eyzaguirre, del FMI, habló del “recalentamiento” de la economía argentina. Amado Boudou respondió que Argentina no frenará su crecimiento sino que, por el contrario, debemos crecer más. Puesta la discusión en estos términos, es difícil no estar de acuerdo con Boudou. A fin de cuentas, ¿quién podría estar de acuerdo con que la economía crezca menos?
El problema es que la discusión está mal planteada. Es muy común relacionar el crecimiento con la inflación: a más crecimiento, más inflación. Por lo tanto, si hay inflación, hay que reducir el crecimiento. Pero esto no es así. No es el crecimiento lo que está relacionado con la inflación, sino la expansión de la demanda agregada por sobre la oferta agregada. Cuando hay capacidad ociosa en la economía (lo que ocurrió durante 2009 y 2010), la restricción que enfrenta el nivel de actividad es una restricción de demanda; expandiendo la demanda (mediante políticas macroeconómicas, como las políticas monetaria y fiscal) es posible aumentar aceleradamente la actividad económica. Pero cuando se acaba esa capacidad ociosa (como está ocurriendo durante 2011), la restricción es de oferta. Continuar expandiendo la demanda en ese contexto (mediante las políticas monetaria y fiscal), no genera aumentos de actividad económica sino aumentos de precios. Por el contrario, la expansión de la oferta genera crecimiento y, al mismo tiempo, menor presión inflacionaria.
Esto explica por qué hay países que crecen aceleradamente sin inflación (el caso de China durante muchos años): es porque expanden aceleradamente su oferta agregada. Y por qué hay países que crecen poco y tienen alta inflación (el caso de Argentina durante los 80): es porque expanden aceleradamente su demanda agregada, sin expandir lo suficiente su oferta agregada.
Por si no me creen, van dos ejemplos contundentes. El Plan Austral logró en su inicio bajar la inflación del 30.5% mensual (sí mensual) en junio de 1985 al 6.2% mensual al mes siguiente, en julio de 1985. En el último trimestre de ese año, la economía creció un 4.8% en el trimestre (¡equivalente al 20% anual). El Plan de Convertibilidad logró bajar la inflación del 27% mensual en febrero de 1991 al 2.8% mensual en mayo de ese año. En ese trimestre (segundo de 1991), la economía creció un 5.3% con respecto al trimestre previo (¡equivalente al 23% anual!). ¿Qué es entonces “enfriar” la economía? Una expresión desafortunada de los economistas.
Para reducir la inflación, no es necesario reducir el crecimiento de la economía. Pero para que esto ocurra es necesaria una combinación de políticas muy específica: “aflojar” con el impulso a la demanda agregada (emitir menos dinero, dejar que crezcan más los ingresos públicos que el gasto público) e impulsar el aumento de la oferta agregada, a través de medidas como reducir impuestos al trabajo (reduciendo subsidios para compensar el impacto fiscal), reorientar la inversión pública a obras que alivien las limitaciones de energía, eliminar las trabas a las importaciones de bienes de capital y bienes intermedios, entre otras.
Y es justamente esta la combinación de políticas que necesita Argentina en este momento. Como mostré en el post “Efectivamente, se acabó la parte fácil de la recuperación económica”, el ritmo de crecimiento de la actividad económica se redujo del equivalente al 7.4% anual entre mediados de 2009 y mediados de 2010, al equivalente al 2.4% anual desde mediados de 2010 hasta ahora.
Los datos que publicó hoy Orlando Ferreres sobre la producción industrial confirman esta evolución: la producción industrial crecía a un ritmo equivalente al 10.5% anual hasta mayo de 2010 y al 6.3% anual desde entonces. La mayoría de los economistas no ve esta desaceleración, porque la producción industrial está un 9.2% por encima del nivel de hace un año, pero lo importante no es esa comparación interanual, sino la velocidad de crecimiento mensual. Y esa velocidad se redujo durante los últimos meses.

miércoles, 13 de abril de 2011

Efectivamente, se acabó la parte fácil de la recuperación económica

En el post del 1 de noviembre del año pasado (“Se acabó la parte fácil de la recuperación económica”) argumenté que, dado que en agosto del año pasado se recuperó el nivel de actividad económica previo al inicio de la última recesión (septiembre de 2008), había terminado la parte fácil de la recuperación económica, que es el periodo en el cual es posible crecer aceleradamente sin realizar un nivel significativo de inversiones, ya que las empresas aumentan producción utilizando la capacidad productiva que la recesión dejó ociosa. Pero una vez que se recupera el nivel de actividad económica previo a la recesión, el margen para continuar creciendo mediante la mayor utilización de la capacidad productiva existente es menor, haciéndose más necesarias las inversiones como vía para el crecimiento.
¿Qué podemos decir a casi 6 meses de aquel post? Que efectivamente ya se observa una desaceleración del crecimiento, consistente con aquella observación sobre la mayor dificultad para crecer en esta nueva etapa. El gráfico siguiente, que presenta el Índice General de Actividad (IGA) del Estudio de Orlando Ferreres, muestra claramente cómo la actividad económica creció fuertemente entre mayo de 2009 y abril de 2010 (a un ritmo promedio del 0.6%  mensual, que equivale a un nada despreciable 7.4% anual), pero que desde mayo de 2010 hasta febrero de 2011 (último dato disponible), el ritmo de crecimiento se redujo a un tercio: sólo 0.2% mensual, lo que equivale a un reducido 2.4% anual.

Dos preguntas muy relevantes pueden surgir de analizar el gráfico previo.
1.- ¿Por qué nadie habla de esto? Creo que es por algo muy simple, que ya he destacado en posts previos: la costumbre de los economistas de analizar las denominadas “variaciones interanuales”. Lo pongo en términos simples: en los últimos 10 meses hasta febrero de 2011, la actividad económica creció a un 0.2% mensual, equivalente a 2.4% anual, como dijimos. Pero la variación interanual (febrero de 2011 versus febrero de 2010) fue 7%. Quien mire este número, seguramente inferirá que continuamos creciendo aceleradamente; quien mire el 2.4% anterior, se preocupará un poco por el crecimiento. ¿Cuál número es correcto? Ambos lo son, aunque indican cosas diferentes. La variación interanual (7%) indica cómo fue en febrero el nivel de actividad económica en comparación con un año atrás; muestra entonces lo que ocurrió en los últimos 12 meses, pero no lo que está ocurriendo ahora. El promedio de las variaciones mensuales (0.2% mensual, equivalente a 2.4% anual) muestra la velocidad actual de crecimiento. Estas variaciones mensuales muestran el “velocímetro” de la economía; las variaciones interanuales muestran el “espejo retrovisor” de la economía.
Un ejemplo muy simple que utilizo en mis clases de economía: el gráfico siguiente muestra una situación ficticia en la cual la actividad económica crece durante el primer año y se estanca durante el segundo año. Las variaciones interanuales son positivas (porque el segundo año está “más arriba” que el primer año), pero las variaciones trimestrales son nulas. Las variaciones trimestrales son las que efectivamente muestran lo que está ocurriendo con la “velocidad” de la economía. Este tipo de errores de interpretación es el que se está cometiendo en la actualidad.



2.- ¿Esto significa que no habrá crecimiento este año? No. Es altamente probable que este año haya crecimiento, aunque mucho más bajo que el año pasado. Si continuara durante el resto del año el ritmo de crecimiento observado entre mayo de 2010 y febrero de 2011, este año cerraría con un 3.4% de crecimiento, en el rango de crecimiento que pronosticamos en el post “Buen piso de crecimiento para 2011”.

domingo, 3 de abril de 2011

¿Y si hubiéramos sostenido la Convertibilidad unos meses más?

El viernes pasado se cumplieron 20 años desde que comenzó a regir el Plan de Convertibilidad, lo que generó numerosos análisis sobre el tema. Tanto defensores como críticos de aquel plan coinciden en que seguramente habría que haber salido de la Convertibilidad en algún momento de la segunda mitad de los 90. El propio Cavallo lo ha dicho públicamente muchas veces durante los últimos años.
Obviamente no todos los que ahora dicen que habría que haber salido en aquel momento, pensaban eso en aquel entonces. Ahora es fácil decirlo, con los resultados a la vista. Pero, ya que hacemos historia contra fáctica, hagamos otro ejercicio. ¿Y si se hubiera mantenido la Convertibilidad unos meses más, reprogramando la deuda pública y resistiendo la salida de depósitos?
El gráfico siguiente da muchas pistas al respecto. Muestra el valor del dólar en el mundo (línea azul; se trata del tipo de cambio del dólar medido contra una canasta de monedas, graficado de tal modo que cuando baja se trata de una apreciación del dólar y cuando sube, de una depreciación) y el precio de la soja (línea roja). Veamos el gráfico:

El gráfico muestra de manera contundente dos cosas. La fuerte apreciación del dólar y la fuerte caída del precio de la soja desde 1996, factores clave para explicar la pérdida de competitividad de nuestra economía que llevó al colapso de la Convertibilidad. Y una notable depreciación del dólar y recuperación del precio de la soja, ¡desde el mismo momento en que salimos de la Convertibilidad! Nos bancamos el periodo de apreciación del dólar (y baja del precio de la soja) “colgados” del dólar, y nos desenganchamos justo cuando el dólar comenzaba a depreciarse (y el precio de la soja a subir).
Si la Convertibilidad hubiera resistido unos meses más, se habría beneficiado por una fuerte depreciación del dólar, y una fuerte suba del precio de la soja. Tal vez se podría haber recuperado en poco tiempo la competitividad perdida entre 1996 y 2001, y habría sido más fácil ordenar las finanzas públicas y la deuda. Sin devaluación y pesificación asimétrica, y sin el colapso económico del primer semestre de 2002.
Efectivamente, si hubiéramos salido de la Convertibilidad en 1996 habríamos evitado la pérdida de competitividad que se produjo desde ese año hasta 2001 pero, dado que no lo hicimos y llegamos a 2001 con una fuerte pérdida de competitividad, unos meses más sosteniendo la Convertibilidad habría dado la posibilidad de salir del problema sin los efectos colaterales de la salida desprolija del primer semestre de 2002.
Lástima que esto no era obvio en aquel momento, cuando nadie pronosticaba que estas dos variables comenzarían a recuperarse justo cuando estábamos abandonando desordenadamente la Convertibilidad.