Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

viernes, 28 de octubre de 2011

La falacia del dólar barato

En estos días he escuchado y leído a innumerables economistas y demás analistas económicos plantear que la fuga de capitales (la gran compra de dólares para atesorar) se está produciendo porque la gente considera que el dólar está barato. Algunos incluso hacen la analogía con la compra de cualquier mercancía que, cuanto más barata sea, más demandada será. Puede parecer razonable, pero es de un simplismo extremo, y es definitivamente equivocado.
Si la fuga de capitales se produce porque el dólar está barato, ¿por qué no había fuga de capitales durante los 90, cuando el dólar era incluso más barato que ahora? ¿O por qué hubo una gran fuga de capitales antes de la elección legislativa de 2009 que se diluyó luego de esa elección, siendo que el dólar era tan barato antes como después de ese episodio? Por algo muy simple. Porque nadie compra dólares simplemente porque estén baratos (salvo para viajar a Miami, por ejemplo, pero esa no es la compra de dólares que estamos analizando). Quienes están comprando dólares para atesorar lo están haciendo porque esperan una devaluación. Muchas veces alguien espera devaluación simplemente porque considera que el dólar está barato, pero lo importante es la expectativa de devaluación, no el valor del dólar.
Parece lo mismo, pero es muy diferente en un aspecto totalmente relevante para la situación actual. El diagnóstico de que la fuga de capitales es consecuencia de que el dólar está barato lleva implícito el pronóstico de que esa fuga va a continuar indefinidamente, hasta que haya una devaluación. Por el contrario, el diagnóstico de que la fuga de capitales se debe a expectativas de devaluación lleva implícito el pronóstico de que la fuga se va a revertir cuando desaparezcan las expectativas de devaluación, aún cuando finalmente no haya devaluación.
En este punto aparece otro análisis con el que estoy en desacuerdo. Hay economistas que están diciendo que hay que devaluar de una sola vez, para eliminar a partir de allí las expectativas de devaluación y, con eso, eliminar la fuga de capitales. Esto no se ajusta a la realidad actual. ¿Alguien verdaderamente cree que devaluando un 10%, por ejemplo, desaparecerán las expectativas de devaluación? ¿De cuánto tiene que ser la devaluación para que todos nos convenzamos de que no habrá nuevas devaluaciones? ¿Es viable ese nivel de devaluación con la inflación actual? Devaluar en este contexto de alta inflación y expectativas de devaluación implica correr el riesgo de quedar atrapado a la mitad, con una devaluación demasiado elevada para el problema inflacionario que tenemos y al mismo tiempo demasiado baja para eliminar expectativas de devaluación. Terminaríamos con más inflación, con igual o mayor fuga de capitales, más pérdidas de reservas y más tasas de interés. No es un camino muy atractivo.
La otra alternativa es conteniendo el tipo de cambio, poniendo toda la artillería del BCRA para lograrlo, y convencer así al mercado de que no tiene sentido pulsear contra él. A esto lo viene haciendo el BCRA, pero a la señal que genera al jugar fuerte con las herramientas “tradicionales” (dólar contado, dólar futuro y tasas de interés) la arruina enviándole la AFIP al comprador minorista que hace cola en una casa de cambio. Manejar las variables económicas “de prepo” suele generar las expectativas contrarias a las que se quiere generar.
Por este motivo, creo que en lo referido a la fuga de capitales, la suerte no está echada, como sugieren muchos economistas. No es una fuga de capitales sin fecha de vencimiento, sino una fuga de capitales que puede frenarse con las señales adecuadas. Para eso el Gobierno debería:
1.- Seguir usando toda la artillería en poder del BCRA.
2.- Evitar señales negativas que hagan sospechar a los ahorristas que el Gobierno está nervioso por la fuga de capitales.
3.- Dar señales de que va a moderar la inflación, para evitar un atraso cambiario (para ello tendría que mostrar un plan de reducción gradual de subsidios, para recomponer cuentas fiscales, y acordar aumentos salariales por debajo del 20% para 2012).
4.- Comenzar a depreciar gradualmente, como lo hizo en 2008 y 2009, recién cuando haya cedido la fuga de capitales.
Lo anterior es totalmente factible, y se facilitará si sigue mejorando el contexto internacional, y Brasil revierte su depreciación cambiaria, como anticipé que ocurriría. A propósito, el dólar en Brasil acaba de perforar los 1.68 reales.

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