Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

viernes, 1 de julio de 2011

Apuesto a que no habrá fuerte devaluación luego de las elecciones

Esta mañana, Juan Turello me preguntó, al aire en su programa radial Bipolares, cuál es la situación cambiaria de Argentina, ya que mucha gente tiene preocupación por lo que puede ocurrir con el dólar. Y es lógico: cualquiera puede comprobar que ir a Miami, por ejemplo, vuelve a ser barato, y es fácil que vuelvan a la memoria otros momentos similares que terminaron en fuertes devaluaciones, como el final de la Convertibilidad o el final de la Tablita Cambiaria de Martínez de Hoz.
Mi respuesta se puede resumir en los siguientes puntos (a muchos de ellos los desarrollé en el desayuno de coyuntura de Punto a Punto de hace un par de semanas):
1.- Ya no tenemos la alta competitividad cambiaria que teníamos a finales del Gobierno de Néstor Kirchner. Actualmente, tendríamos que devaluar un 25% para volver al nivel de competitividad cambiaria con que asumió CFK.
2.- Pero todavía tenemos una competitividad cambiaria alta comparada con diciembre de 2001, inmediatamente antes de la salida de la Convertibilidad. Estamos un 80% arriba de aquel entonces.
3.- Esto no es igual para todos nuestros socios comerciales. Contra el dólar estamos sólo un 13% por encima del nivel de diciembre de 2001, pero con Europa estamos un 70% arriba, contra Brasil un 120% arriba y contra el conjunto de nuestros socios comerciales estamos un 80% arriba.
4.- La pérdida de valor del dólar en todo el mundo explica esta diferencia entre la competitividad cambiaria contra el dólar y contra el resto de nuestros socios comerciales. A diferencia de otras experiencias históricas de Argentina, en este momento la caída del dólar en el mundo hace que nuestra apreciación cambiaria contra el dólar no genere un problema de falta de competitividad en toda la economía porque esta apreciación cambiaria también ha ocurrido en nuestros socios comerciales, y en algunos de ellos en una magnitud mayor que en nuestro país.
5.- Todo esto implica que la próxima administración nacional, ya sea de CFK o de Alfonsín (o de cualquier otro) no va a asumir con la urgencia de realizar una gran devaluación. Sí va a asumir con la necesidad de aumentar un poco la velocidad a la cual va dejando subir el tipo de cambio y de comenzar a reducir la inflación para que no siga deteriorando la competitividad cambiaria, pero ambas cosas implican un desafío mucho menor que el que tuvieron muchos gobiernos argentinos en el pasado, cuando sólo para equilibrar cuentas tenían que devaluar 40% o 50% de un plumazo.
Por lo tanto, para quienes están preocupados por una fuerte devaluación luego de las elecciones, un poco de tranquilidad. La economía no necesita una fuerte devaluación. CFK seguramente no la hará, aunque seguramente sí dejará depreciar un poco más aceleradamente el dólar, especialmente teniendo en cuenta que probablemente no esté muy apurada en hacer algo por reducir la inflación (por lo visto, mucho miedo no le tiene a la inflación). Y Alfonsín definitivamente no lo hará. No lo veo a Alfonsín arrancando su gobierno con una fuerte devaluación, que agregaría algo de combustible a la inflación, teniendo en cuenta que probablemente le tenga bastante miedo a la inflación, dados los antecedentes que, junto con otros atributos, heredó de su padre.
Por supuesto que Argentina ha sido siempre, y seguramente lo será durante mucho tiempo, una fenomenal caja de sorpresas económicas, con lo cual es muy difícil pronosticar lo que puede ocurrir en el terreno económico. Pero, si tuviéramos que apostar, apostaría a que no habrá fuerte devaluación luego de las elecciones. Anotemos la apuesta.

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