Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

lunes, 25 de octubre de 2010

Cómo nos afecta la “guerra de monedas”

Cerramos la semana pasada con un breve análisis de lo que está ocurriendo en el mundo con lo que se conoce como “guerra de divisas” o “guerra de monedas” (ver "La semana en 3 minutos"). El tema terminó siendo muy analizado en todos los diarios de ayer, en particular en suplementos de economía como los de La Voz del Interior, La Nación y Clarín. Aunque ya se dijo mucho este fin de semana, creo que vale la pena retomar y simplificar un tema muy técnico y complejo y focalizar en cuáles son sus efectos sobre nuestra economía, que son de primera importancia.

Primero algunos conceptos clave para comprender este debate.
1.- Simplificando al extremo, un país tiene déficit de cuentas externas cuando importa más de lo que exporta, y superávit cuando ocurre lo contrario. Tener déficit de cuentas externas implica endeudarse con el resto del mundo, ya que para un país sólo es posible importar más de lo que exporta si alguien del resto del mundo le realiza un préstamo (o si se consumen reservas previamente ahorradas). Tener superávit de cuentas externas implica prestarle al resto del  mundo (o acumular reservas con el excedente de exportaciones sobre importaciones).
2.- Si hay países con déficit de cuentas externas, tiene que haber países con superávit de cuentas externas. Los déficit de unos son el superávit de otros. A nivel global, la suma de todos los déficit tiene que ser igual a la suma de todos los superávit, ya que el mundo en conjunto no tiene con quién tener déficit o superávit.
3.- Una forma de reducir un déficit de cuentas externas es depreciando la moneda propia, esto es, haciendo que aumente el tipo de cambio de las monedas extranjeras con relación a la moneda local (en Argentina: hacer que suba el dólar), ya que esto incentiva las exportaciones y desincentiva las importaciones. Como contrapartida, una forma de reducir un superávit de cuentas externas es apreciando la moneda.
4.- La contrapartida de depreciar una moneda es que las otras monedas se aprecian. Si el tipo de cambio en Argentina sube de 1 peso por dólar a 2 pesos por dólar, el peso argentino se depreció (cada peso compra ahora la mitad de los dólares que compraba antes) pero el dólar se apreció (cada dólar compra ahora el doble de pesos de los que compraba antes).
5.- Las relaciones anteriores entre déficit y superávit de cuentas externas y entre depreciaciones y apreciaciones de monedas tienen un rasgo común: sus variaciones son lo que se denomina “juegos de suma cero”: lo que ganan unos lo pierden otros. Si un país reduce su déficit, otros países tienen que reducir su superávit; si una moneda se deprecia, otras tienen que apreciarse. Este es un aspecto central para comprender este debate.
Teniendo en claro estos conceptos, vamos a lo que está ocurriendo. En la actualidad hay países con grandes déficit de cuentas externas, el principal de los cuales es Estados Unidos, y países con grandes superávit de cuentas externas, el principal de los cuales es China. Dentro de Europa, Alemania tiene superávit, pero Francia, Italia y España, entre otros, tienen déficit.
Estados Unidos desea reducir su déficit de cuentas externas, fundamentalmente porque el aumento de exportaciones y la reducción de importaciones permitirían impulsar su economía. Pero para reducir su déficit, es necesario que otros países, en especial China, reduzcan su superávit. Y para eso es necesario que se deprecie el dólar y, como contrapartida, que se aprecie el yuan chino. Pero hace tiempo que China se resiste a la apreciación de su moneda. Y en las últimas semanas, otros países han comenzado a seguir el camino chino. Se trata de países que, aún sin tener déficit por mayores importaciones que exportaciones, tienen una fuerte entrada de capitales que tiende a apreciar sus monedas. Es el caso, por ejemplo, de Brasil, que aumentó las trabas a la entrada de capitales de corto plazo para reducir la entrada de dólares y, por lo tanto, frenar la apreciación del real brasileño.
Si cada país intenta ir más allá y beneficiarse con una depreciación de su moneda (estrategia conocida como de “embromar al vecino”, porque recordemos que depreciar para impulsar la economía implica que otro aprecie, perdiendo impulso su propia economía), y todos lo hacen al mismo tiempo y en la misma medida, resulta que nadie termina beneficiándose (recordemos que estamos en un juego de suma cero).
El principal temor de esta situación es que si en la guerra de monedas ningún país logra sacar ventaja, puede surgir una escalada de proteccionismo, en la cual los países intenten lograr mediante trabas a las importaciones lo que no logren mediante devaluaciones competitivas. Si esto ocurriera, el comercio mundial se reduciría y con él la actividad económica mundial. Ya ocurrió durante la Gran Depresión de los 30, y el efecto fue devastador. Por eso el intento del G20 y el FMI por coordinar las políticas macroeconómicas para evitar situaciones de ese tipo.
¿Por qué esto es relevante para Argentina?
1.- Porque si se produjera una escalada de proteccionismo, la caída del comercio internacional y de la actividad económica mundial impactaría negativamente sobre los precios de los commodities y sobre los volúmenes de nuestras exportaciones. Este es un escenario muy negativo para Argentina, pero poco probable a la luz del aprendizaje que hizo el mundo de la experiencia de la Gran Depresión.
2.- Porque si continuara la guerra de monedas, con una escalada de devaluaciones competitivas que se anulan entre sí, Argentina perdería rápidamente competitividad cambiaria a menos que siguiera el ritmo devaluatorio de otros países. Pero Argentina tiene una inflación tan alta que no está en condiciones de devaluar mucho, ya que eso impulsaría más la inflación. Imaginemos un Brasil devaluando: si nosotros no devaluamos, perdemos competitividad contra Brasil; si devaluamos para compensar la devaluación brasileña, fogoneamos la inflación. Escenario negativo, con probabilidad baja pero mayor que el escenario anterior.
3.- Porque aún sin escalada proteccionista ni escalada de devaluaciones competitivas, no nos conviene que el resto de los países emergentes se resista a la apreciación de sus monedas. Ya que durante los próximos 12 meses es improbable que el gobierno nacional decida subir el tipo de cambio (más allá de algunos pocos centavos), y con una inflación alta como la actual, lo único que puede amortiguar un poco la pérdida de competitividad es una apreciación de otras monedas, como el real brasileño. Pero esto es juntamente lo que la mayoría de los países está impidiendo: que sus monedas se aprecien.
¿Cómo salimos de este callejón aparentemente sin salida, con todos los escenarios negativos? Ocupándonos de la inflación. No lo hará este gobierno, pero quienes estén pensando en sucederlo, tienen que ponerlo bien arriba en su agenda de gobierno, ya que se está acabando el colchón cambiario que permitía tener más inflación que el resto del mundo.
En próximos posts, analizaremos cómo puede encararse una reducción de la inflación.

2 comentarios:

  1. Probablemente algo surgirá en los próximos posts, pero por las dudas me adelanto. Qué escenario inflacionario imaginás si el actual gobierno gana las elecciones? Digo, si bien falta mucho todavía, no hay un panorama claro con respecto al candidato mejor posicionado para el 2011.

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  2. Efectivamente, en los próximos días voy a subir análisis sobre la inflación. Anticipándome, algunos comentarios:
    1.- Tenemos inflación para rato. Entre otras cosas, porque este gobierno no la reducirá en lo que queda de mandato.
    2.- Si bien es casi "ciencia ficción" por todo lo que falta, creo que si Néstor o Cristina ganan la elección, en el mejor de los casos tendremos inflación controlada, pero alta, durante mucho tiempo. No creo que tengan mucha vocación para ejecutar un plan de reducción de la inflación.
    3.- Si pierden la elección, los escenarios son más amplios. No he escuchado análisis serios entre la oposición sobre la inflación. De Cobos no he escuchado nada relevante al respecto; a Alfonsín lo asesoran Sourrouille y Brodersohn, que perdieron contra la inflación de los 80; el peronismo federal todavía es muy heterogéneo (pueden escuchar desde un Lavagna, hasta un Cavallo, pasando por Redrado).

    De cualquier modo, es clave que ya vayamos pensando cómo volver a niveles más razonables de inflación.

    Saludos.

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