Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

lunes, 11 de octubre de 2010

¿Resiste la economía hasta las elecciones presidenciales de 2011?

Muchos economistas se equivocaron este año, cuando pronosticaron un bajo crecimiento o un freno de la economía producto del impacto de la inflación sobre el poder adquisitivo de los consumidores. No advirtieron que la recuperación económica desde mediados de 2009 seguía un patrón prácticamente idéntico a la recuperación del Efecto Tequila en 1995, la última recesión previa a la gran crisis de 2001 y 2002. Tampoco advirtieron que en los últimos 40 años, de 11 recesiones, en sólo 1 la reactivación se frenó antes de recuperar el nivel previo al inicio de la recesión. Y que, al estar la economía bastante indexada, este año los salarios no perdieron poder adquisitivo a pesar de la alta inflación.
Estas y otras consideraciones llevaron a la anticipación de lo que ocurriría este año, que hicimos en la edición de marzo del Informe Industrial, disponible en la página web de la Unión Industrial de Córdoba (para beneficio de quienes leyeron esos pronósticos y compraron cupones del PIB, que se valorizaron 100% desde entonces).
Pero esto ya es historia. La pregunta relevante ahora es si la reactivación económica puede continuar hasta las elecciones presidenciales del año próximo. La respuesta es sí. En primer lugar, la economía internacional seguramente será favorable para Argentina, en la medida en que Estados Unidos y Europa finalmente esquiven una doble recesión. En segundo lugar, contra lo que opinan muchos economistas, la industria argentina todavía no enfrenta cuellos de botella generalizados: la utilización de capacidad instalada está en niveles tales que, aún sin una sola inversión, permiten que la producción industrial crezca un 7.5% para recién llegar al máximo observado en la última década. Esto es, hay capacidad ociosa para al menos un año más de crecimiento industrial.
En tercer lugar, no hay señales de que el consumo se esté frenando. Todos los indicadores nominales (como las ventas de supermercados y de shoppings y la recaudación del impuesto al cheque) le vienen ganando a la inflación (es decir, crecen en términos reales), y esto tiene una explicación importante: los salarios siguen ganándole (trabajadores privados en blanco) o empatándole (trabajadores públicos) a la inflación, o perdiendo por muy poco (trabajadores privados en negro). Y esto puede seguir ocurriendo en los próximos meses. Aquí una digresión: esto da lugar a que algunos economistas opinen que mientras la inflación sea constante (y por lo tanto predecible), no genera impacto en la actividad económica y el empleo. Pero no hay que olvidar un argumento que debemos agradecer al economista sueco Axel Leijonhufvud: mantener constante una inflación del 25% requiere de la misma disciplina monetaria que mantener una inflación constante del 2%, pero un Banco Central que mantiene una inflación del 25% ya mostró que no tiene disciplina monetaria, con lo cual difícilmente logre mantenerla mucho tiempo en ese nivel.
En este escenario de continuidad de la recuperación, algo puede fallar. Lo más mencionado en estos días es la pérdida de confianza como consecuencia de medidas que desalientan la inversión. Esto puede bajar la demanda agregada, pero probablemente no alcance a frenar la recuperación económica, aunque sí pone en riesgo el crecimiento económico de 2012 en adelante.
De más impacto durante los próximos 12 meses será la pérdida de competitividad cambiaria. Es cierto que todavía tenemos algo de “colchón cambiario”: el tipo de cambio real tendría que caer un 21% con respecto a Brasil para llegar al nivel promedio de 1996-1997, antes de la devaluación brasileña de enero de 1999 que puso en jaque a la Convertibilidad. Pero es claro que ese “colchón cambiario” puede consumirse en muy pocos meses. Con un diferencial de inflación contra Brasil de entre 20 y 25 puntos porcentuales y una muy leve suba del dólar en Argentina que puede ser compensada por una suba igual o mayor en Brasil por las renovadas presiones de sus industriales, en un año podría perforarse el nivel de tipo de cambio real de 1996 y 1997. Muy lejos del tipo de cambio real alto de los últimos años, y muy peligroso para la continuidad de la recuperación industrial. Y peligroso también porque, si el tipo de cambio llega muy maltrecho a la campaña electoral, puede iniciar una fuga hacia el dólar en cobertura de una probable devaluación luego de la elección.
De todos modos, siempre es recomendable la cautela al momento de realizar pronósticos económicos. John Keynes, el más brillante economista del siglo XX, anticipó con precisión las consecuencias de las reparaciones impuestas a Alemania luego de la Primera Guerra Mundial. Pero diez años después pronosticó un período de dinero barato que haría que las empresas alrededor del mundo salieran adelante, los precios de las materias primas se recuperaran y los agricultores se encontraran en mejor forma. Y lo hizo un día después del crack bursátil que daría origen nada menos que a la Gran Depresión de los años 30. Una buena lección para quienes nos dedicamos a anticipar el futuro económico.

Artículo públicado en La Voz del Interior - Lunes 11 de octubre de 2010.

No hay comentarios:

Publicar un comentario