Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

martes, 12 de octubre de 2010

Un dólar a $ 4.88

El viernes pasado, en una reunión en la Cámara de Industriales Metalúrgicos donde el economista a cargo del Centro de Estudios de ADIMRA realizó una presentación, uno de los asistentes preguntó a cuánto tendría que estar el tipo de cambio para recuperar la competitividad perdida contra Brasil durante los últimos años. Como creo que la respuesta no fue satisfactoria (no lo fue para mí; intuyo que tampoco para quien formuló la pregunta), va mi respuesta.
Para recuperar el tipo de cambio real que tuvimos en promedio con Brasil durante 2007 (tipo de cambio bien alto contra Brasil), con los precios actuales en Argentina y en Brasil, el dólar tendría que estar a $ 4,88 en lugar de los casi $ 4 actuales. Es decir, tendríamos que devaluar un 21.9%.
Respondida la pregunta, analicemos un poco más esta cuestión. El siguiente gráfico, incluido en el último informe del Observatorio de la Actividad Metalúrgica, publicado hace pocas semanas y disponible en la página web de la Cámara de Metalúrgicos (www.metalurgicoscba.com.ar), presenta al tipo de cambio real contra Brasil de un modo diferente a como lo presentamos habitualmente los economistas. El gráfico está elaborado de tal modo que la serie termina (a la derecha) con el tipo de cambio nominal actual y representa, a lo largo de toda la línea, el tipo de cambio nominal (pesos por cada dólar) que tendríamos que tener en la actualidad para alcanzar el tipo de cambio real que teníamos en cada momento del tiempo. Por ejemplo, en 2007 el promedio da $ 4.88. Esto significa que el tipo de cambio real en aquel momento era equivalente al que tendríamos ahora si de repente el dólar subiera a $ 4.88 sin que se modificara ningún otro precio.

El gráfico también muestra que en la actualidad estamos muy por encima del tipo de cambio real de diciembre de 2001, cuando la Convertibilidad estaba a punto de estallar. En aquel momento, el tipo de cambio real contra Brasil era el equivalente al que ahora tendríamos si el dólar bajara a $ 1.94. Y también estamos bastante por encima del tipo de cambio real que teníamos durante los años 1996 y 1997, probablemente los mejores años de la Convertibilidad. En aquellos años, el tipo de cambio real era equivalente al que tendríamos ahora con un tipo de cambio de $ 3 por dólar.

Todo esto significa que actualmente no tenemos un problema de atraso cambiario. No tenemos el tipo de cambio recontra-alto que teníamos en 2007 ($ 4.88 a precios actuales) pero tampoco el bajo que teníamos en 1996 ($ 3.13 a precios actuales) o el recontra-bajo que teníamos en diciembre de 2001 ($ 1.94 a precios actuales). El problema no es tanto la situación actual, sino lo que puede ocurrir en los próximos meses. Es claro que hasta las elecciones presidenciales (octubre del año próximo) la depreciación nominal del peso será muy baja (¿5%?) y la inflación local mucho mayor que la inflación en Brasil (¿25% contra 5%?). Estos números implican una apreciación real de alrededor del 15% en un año (20 puntos porcentuales de diferencial de inflación, contrarrestados por 5 puntos porcentuales de devaluación local), apreciación que aumenta si Brasil devalúa (difícil, a pesar de las presiones de los industriales brasileños, por la fuerte entrada de dólares) y se reduce si el dólar sigue cayendo en Brasil. Si se diera el primer caso, en un año nos acercaríamos mucho al tipo de cambio real de 1996/1997, pero todavía estaríamos lejos del tipo de cambio real de 2001.
Es lógico que estas perspectivas inquieten a los metalúrgicos cordobeses, y que estén muy atentos a lo que ocurra en Brasil. No es fácil compensar apreciaciones del 15% anual con otras medidas, como aumentos de eficiencia o reducción de cargas impositivas.

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