Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

lunes, 18 de octubre de 2010

La manía de pronosticar colapsos económicos

En la columna de opinión que publiqué la semana pasada en La Voz del Interior (que reproduje en el post del lunes 11), hice referencia a que muchos economistas se equivocaron este año cuando pronosticaron un bajo crecimiento durante 2010, o incluso una caída de la actividad, porque no tuvieron en cuenta fenómenos económicos que, tenidos en cuenta, llevaron al correcto anticipo de lo que ocurriría este año, que reflejamos en el Informe Industrial de marzo (disponible en www.uic.org.ar).
Por ese entonces, el economista Roberto Cachanosky publicaba en su informe económico semanal (25 de marzo de 2010; disponible en www.economiaparatodos.com.ar como informe de ejemplo para potenciales suscriptores):
“Un dato a tener en cuenta es la baja performance que vienen teniendo impuestos que reflejan el nivel de actividad económica interna. En el primer bimestre el IVA DGI subió el 19% y el impuesto al cheque el 16%. Considerando una inflación anual no menor al 20%, mi impresión es que estamos frente a sectores que les va más o menos bien (sojeros) y producción automotriz y el resto está complicado. En términos generales, diría que la inflación ya está golpeando fuerte sobre los ingresos familiares afectando el consumo interno y el nivel de actividad”.
Y en otro párrafo del mismo informe:
“El Índice de Confianza del Consumidor, volvió a caer en marzo y vuelve a ubicarse por debajo de mayo del 2003 y casi en el mismo nivel de enero del 2003. Considerando una inflación que se acelera y el deterioro del nivel de actividad económica, uno debería esperar para los próximos meses una nueva caída en las expectativas de los consumidores”.
Como dije la semana pasada en aquella columna de opinión, a pesar de la alta inflación, los salarios no perdieron poder adquisitivo (porque se movieron al ritmo de la inflación, y en muchos casos un poco más), el consumo siguió creciendo por encima de la inflación y la actividad cierra el año a todo ritmo. También sabemos, como publiqué en un post del viernes pasado, que la confianza de los consumidores siguió creciendo durante los últimos meses, a tal punto que actualmente está un 24% por encima del nivel que tenía un año atrás.
¿Por qué este tipo de errores de pronóstico? Lo que cito de Cachanosky, no muy diferente de lo que dijo en Córdoba cuando fue invitado a exponer en el Coloquio Industrial de la UIC, es anecdótico. El punto que quiero destacar es que hay dos comportamientos frecuentes en los economistas que llevan a este tipo de errores. El primero es el sesgo de los economistas a pronosticar crisis y descalabros económicos. Alguien dijo alguna vez con mucha ironía que los economistas predijeron 10 de las últimas 3 recesiones. La lógica detrás de este tipo de sesgo es que nadie se hace famoso por pronosticar que la economía puede seguir creciendo, pero es posible hacerse muy famoso si se pronostica con éxito una crisis. Así saltaron a la fama, por ejemplo, el economista argentino Guillermo Calvo (uno de los mejores economistas argentinos, reconocido internacionalmente en ámbitos académicos, pero famoso para el gran público desde 1994 por haber pronosticado la crisis del Tequila) o el economista turco Nouriel Roubini (famoso porque predijo la crisis financiera de Estados Unidos 2007/2008). El sesgo se genera porque es más negocio errar de más prediciendo crisis que errar de menos, ya que pronosticando sistemáticamente crisis económicas, alguna vez coincidirá con que la crisis se produce, pasando a la historia como el economista que la predijo; y si la crisis no se produce, la gente se olvida de los pronósticos.
El comportamiento de pronosticar demasiadas crisis, la mayoría de las cuales nunca se produce, es “internacional”. Suelen caer en él economistas de distintos países. Pero hay un segundo comportamiento más local, y tiene que ver con el sesgo a pronosticar crisis entre quienes se hacen tan antikirchneristas que terminan confundiendo desatinos económicos con inminentes colapsos económicos. Me explico: criticar las medidas económicas del actual gobierno de Cristina y del anterior de Néstor es un juego de niños. Con un gobierno que dibuja estadísticas económicas, genera una de las inflaciones más altas del mundo, prohíbe exportaciones, cobra impuestos a los pobres para subsidiar a los ricos, mantiene congeladas tarifas de servicios públicos cuando todos los precios suben, entre muchas otras medidas, es muy fácil identificar políticas equivocadas. Pero esto no necesariamente significa que la economía esté a punto de colapsar. De hecho, a pesar del pronóstico de colapso de muchos economistas, la economía sigue creciendo. La explicación es que con la soja a 400 dólares y Brasil creciendo a casi el 10%, hay que hacer las cosas demasiado mal para “chocar” la economía. Obviamente, con mejores políticas podríamos crecer más y de modo más sustentable y, además, con estas políticas estamos dejando una pesada herencia a los próximos gobiernos. Pero ese es otro tema.
Hace un par de meses, el economista y sociólogo Juan Llach comentó, en el marco de una cena en ocasión de una visita a Córdoba, que le llamaba la atención cómo muchos antikirchneristas llegaban al extremo de entristecerse ante noticias positivas de la economía. Algo muy parecido a las personas que, en desacuerdo con actitudes de Maradona, deseaban que a Argentina le fuera mal en el Mundial. El deporte de criticar a los K, en casos patológicos, lleva a desear que naufraguen (aunque seamos nosotros quienes estamos adentro del barco). Y el deseo de que naufraguen se filtra en los pronósticos de lo que ocurrirá. Pero una cosa es lo que queramos que ocurra y otra lo que creamos que va a ocurrir.
Luego de estas reflexiones, no estaría mal ocuparme en los siguientes posts de la herencia económica que dejarán los K. Para que nadie confunda el análisis de una probable continuidad de la recuperación económica hasta las elecciones con una defensa de las políticas económicas de este gobierno. Y de paso, ¡para tratar de detectar la crisis económica que me instale en el Olimpo de los Calvo y los Roubini!

No hay comentarios:

Publicar un comentario