En las últimas
semanas, tres premios Nobel en Economía han opinado sobre Argentina, en
particular sobre las políticas económicas con que Argentina salió de la crisis
de 2001 y 2002 y las enseñanzas que se desprenden al momento de pensar
soluciones para la actual crisis europea. Ellos son Paul Krugman, Joseph
Stiglitz y Edmund Phelps, estos dos últimos de visita en nuestro país la semana
pasada.
Con relación a la
crisis europea, Phelps planteó que la medicina apropiada es el ajuste fiscal,
mientras que Krugman y Stiglitz plantearon, como vienen haciéndolo desde hace
mucho tiempo, que el ajuste fiscal no hace más que profundizar una depresión
como la que está sufriendo Europa y como ocurrió en 2001 en Argentina. Sin
dudas, creo que son Krugman y Stiglitz quienes tienen razón. En medio de
fuertes recesiones, gobiernos que intentan reducir sus déficit fiscales con
reducciones de gastos y/o aumentos de impuestos no hacen más que profundizar la
caída de la actividad económica, haciendo caer la recaudación impositiva e
incurriendo en déficit fiscales similares a los que tenían antes de las medidas
de ajuste, pero habiendo profundizado la recesión y el desempleo. Es una
especie de espiral descendente de la cual es difícil salir, como le ha ocurrido
a Grecia en estos últimos 4 años, y como le ocurrió a Argentina durante 2000 y
2001.
Las opiniones sobre
Argentina presentan más matices. Krugman ha planteado no sólo que las políticas
argentinas para salir de la crisis fueron apropiadas (devaluación, restructuración
de deuda, políticas macroeconómicas expansivas), sino además que la prensa
internacional critica injustificadamente las políticas argentinas en
comparación con las políticas brasileñas, habitualmente elogiadas, cuando en
realidad Argentina ha tenido un mejor desempeño que Brasil desde entonces
(aunque hace un par de semanas, en entrevista con Andrés Oppenheimer, se
despegó un poco de las políticas económicas argentinas desde 2007). Stiglitz se
cuidó más, en su estadía en Córdoba, de elogiar las políticas económicas
actuales, aunque tampoco profundizó demasiado. Y Phelps planteó que si
Argentina sigue por la senda actual, terminará como Grecia, o incluso en
hiperinflación, dada la fuerte emisión monetaria actual.
Creo que la
experiencia argentina en 2001 y 2002 efectivamente brinda claves de análisis
para comprender la crisis europea, aunque esto no significa que todas las
medidas de política económica tomadas en aquel momento sean aplicables o
relevantes para la situación europea actual, en parte porque cada crisis tiene
componentes particulares y en parte porque el contexto institucional es muy
diferente en ambos casos. En mi opinión, Krugman se excede en los elogios a las
políticas argentinas de los últimos años, Stiglitz no agregó demasiado al
análisis de la economía argentina, y Phelps se equivoca rotundamente cuando
habla de hiperinflación o de riesgo de llegar a la situación de Grecia.
Seguramente a estos prestigiosos economistas les falta información sobre la situación
actual de Argentina, con lo cual es más razonable la postura más cauta de
Stiglitz, y es de mayor utilidad tomar de él y de Krugman sus opiniones, súper
calificadas y acertadas, sobre la crisis europea, y menos relevantes sus
opiniones sobre la economía argentina sobre la cual, aun habiendo hecho grandes
aportes a la teoría económica (a tal punto de haber sido galardonados con el
premio Nobel), es natural que no tengan demasiado para decir.
Destaco una idea formulada por Stiglitz la semana pasada: dado que una eventual salida de Grecia, España o Italia de la Eurozona generaría muchos perjuicios a estos países, la solución óptima sería una salida de Alemania, ya que aquellas economías en problemas se quedarían con deudas en euros que podrían manejar mejor con un euro depreciado, mientras que a Alemania se le haría aún más fácil pagar sus deudas en euros con un marco apreciado. Brillante.
Destaco una idea formulada por Stiglitz la semana pasada: dado que una eventual salida de Grecia, España o Italia de la Eurozona generaría muchos perjuicios a estos países, la solución óptima sería una salida de Alemania, ya que aquellas economías en problemas se quedarían con deudas en euros que podrían manejar mejor con un euro depreciado, mientras que a Alemania se le haría aún más fácil pagar sus deudas en euros con un marco apreciado. Brillante.
Para leer más sobre mi análisis acerca de las opiniones de Krugman sobre Argentina, ver los posts Krugman se equivoca con Argentina y CFK, Krugman y el caso argentino.
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