El Gobierno Nacional
elimina la cobertura con reservas de la base monetaria, lo que le permite
utilizar reservas internacionales para pagar deuda pública en moneda
extranjera, evitando así tener que pagar altas tasas de interés en los mercados
financieros internacionales, y flexibiliza las restricciones para emitir pesos
para financiar gasto público. Impone un estricto control de cambios que
prioriza la utilización de divisas para el pago de deuda pública y la
importación de combustibles, y deja al final de las prioridades la utilización
para que las empresas transfieran dividendos a sus casas matrices en el
exterior y para que las personas utilicen moneda extranjera para sus viajes fuera
del país. Todas las transacciones no autorizadas oficialmente se canalizan al
mercado paralelo, creando un tipo de cambio negro, por encima del oficial. Impone
restricciones a las importaciones a través de mecanismos que requieren
autorización previa para importar, priorizando las importaciones de bienes
intermedios en detrimento de los bienes de consumo y de capital. Toma medidas
proteccionistas ante un escenario internacional percibido como adverso como
consecuencia de la crisis financiera internacional. Y analiza proyectos de política monetaria y financiera para
impulsar los créditos bancarios a las empresas, a pesar del corto plazo de los depósitos que financian dichos créditos.
¿Me estoy refiriendo a
la política económica de Argentina en 2012? No. Me estoy refiriendo a las
políticas económicas de la década del 30, luego del inicio de la Gran
Depresión. Las políticas propuestas al final de aquella década, ante el
diagnóstico de una economía mundial adversa para Argentina, algo que finalmente
no ocurrió durante los 40, plantearon medidas monetarias y financieras (el
famoso Plan Pinedo, por ejemplo, que finalmente no logró aprobación
parlamentaria en el 40) que resultaron un antecedente importante de la
nacionalización de depósitos que rigió de 1946 a 1957, que dio origen a la alta
inflación y al achicamiento del sistema financiero durante las décadas
siguientes. Por supuesto que el contexto internacional e incluso nacional es
hoy muy diferente al de 80 años atrás, y aquellas similitudes con las políticas
actuales conviven, naturalmente, con importantes diferencias. Pero pueden ser antecedentes
a tener en cuenta en momentos en que el Gobierno Nacional tiene un diagnóstico
de que “el mundo se nos cae encima” y comienza a plantear políticas de
direccionamiento del crédito bancario hacia las empresas a tasas de interés por
debajo de la inflación.
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