Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

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lunes, 5 de marzo de 2012

Una reforma en sentido contrario

En las últimas décadas, la tendencia mundial vinculada a las atribuciones de los bancos centrales han sido dos: incrementar su independencia de las decisiones de los poderes ejecutivos y focalizar sus misiones en mandatos únicos de política monetaria, básicamente preservar el valor de la moneda. Veamos primero por qué esta tendencia, luego quiénes la han adoptado y luego qué está por hacer Argentina.
La lógica de la independencia y la misión focalizada
La independencia de los bancos centrales no es un instrumento para beneficiar a los mercados financieros, como muchas veces se ha repetido en Argentina, sino un modo de desconectar a la política monetaria de los intereses políticos de corto plazo. La idea es que el banco central no esté incentivado a emitir demasiado dinero durante los meses previos a una elección presidencial, para aumentar las chances de triunfo del oficialismo, a costa de una mayor inflación luego de la elección, sino que emita dinero de un modo responsable, de tal manera que la inflación sea baja y estable antes y después de dicha elección. Si el banco central no es independiente funcionalmente del Poder Ejecutivo, y puede recibir órdenes de éste, lo más probable es que termine manejando la política monetaria de acuerdo con el ciclo político, en lugar de hacerlo bajo consideraciones económicas de mediano plazo. Una de las formas de garantizar esta independencia es estableciendo explícitamente que el banco central no recibe órdenes del Poder Ejecutivo; otra forma de hacerlo es impidiendo que el poder ejecutivo despida a las autoridades del banco central sin acuerdo del Senado de la Nación; otra forma de hacerlo es restringiendo la posibilidad de que el banco central le preste dinero al sector público.
Focalizar la misión del banco central en la preservación del valor de la moneda no significa desatender el crecimiento económico con equidad social. Sólo significa una asignación de responsabilidades que se considera más efectiva para lograr los objetivos de baja inflación, alto crecimiento y bajo desempleo. En lugar de asignarle todos estos objetivos al banco central, se le asigna el objetivo que tiene más chances de lograr de manera eficiente, asignando los otros objetivos a otras instancias del sector público, como es el ministerio de economía. Ni defender la misión del banco central de forma focalizada en la preservación del valor de la moneda implica no darle importancia al crecimiento y la equidad social, ni preocuparse por estos últimos implica tener que incorporarlos entre los objetivos del banco central.
Un tipo especial de misión focalizada en la preservación del valor de la moneda es el esquema que se conoce como de metas de inflación, o inflation targeting. Se trata de un esquema en el cual, además de asignar al banco central el rol prioritario de preservar el valor de la moneda (es decir, lograr inflación baja y estable), se le asigna al banco central un objetivo explícito de inflación, con un margen de error por encima y por abajo, fuera del cual el presidente del banco central tiene que dar explicaciones al Congreso y/o al ministerio de economía, y puede ser despedido en casos de incumplimientos. Se trata de un esquema muy transparente, que no da ilimitado poder a un burócrata no elegido por el pueblo (el presidente del banco central), sino que le da un objetivo a cumplir (decidido políticamente, ya que en general la meta de inflación es fijada por el Congreso), dándole independencia sólo en la cuestión técnica de cómo utilizar los instrumentos disponibles para lograr aquel objetivo.
Quiénes han adoptado este tipo de esquemas monetarios
Tanto la independencia del banco central como el esquema de metas de inflación han sido adoptados en los últimos años por países como México, Colombia, Brasil y Chile, por citar solo algunos ejemplos de interés para las discusiones actuales en Argentina. Chile tiene un esquema de metas de inflación desde 1989, que sobrevivió y fue defendido a rajatabla por los 5 gobiernos consecutivos de la Concertación, que agrupa a partidos de centroizquierda, incluyendo los 2 gobiernos del partido Socialista (Ricardo Lagos y Michelle Bachelet). Brasil tiene un esquema de metas de inflación desde 1996, que fue mantenido durante las dos gestiones de Lula da Silva, y sigue en vigencia con Dilma Rousseff. Estos ejemplos dan por tierra con el argumento oficial de que las metas de inflación son un instrumento neoliberal para beneficiar a los sectores financieros en contra de la producción. Son simplemente un instrumento eficiente para lograr una inflación baja sin por eso limitar el crecimiento económico y la generación de empleo.
Qué está haciendo Argentina
El anuncio de la presidenta la semana pasada, de envío del proyecto de reforma de la Carta Orgánica del BCRA, implica básicamente dos cosas: (1) eliminar la misión única de preservación del valor de la moneda para pasar a una misión múltiple, que incluye, además de lo anterior, lograr la estabilidad del sistema financiero y promover el crecimiento económico con equidad y (2) eliminar una restricción que tenía el BCRA para prestar reservas al Gobierno que era la de mantener una cantidad de reservas internacionales suficiente como para cubrir la totalidad de la base monetaria al tipo de cambio de mercado.
Esta reforma no debería hacer que nos rasguemos las vestiduras. Es cierto que la Reserva Federal de Estados Unidos tiene un mandato dual (inflación baja y pleno empleo), y también es cierto que en un esquema de flotación cambiaria no es necesaria la regla de convertibilidad de la base monetaria en activos externos. El problema es que venimos con un banco central que desde hace 6 años no cumple con su carta orgánica en vigencia, que en su artículo tercero establece que “es misión primaria y fundamental del BCRA preservar el valor de la moneda”. Con inflación de dos dígitos en los últimos 6 años, esto claramente no se ha cumplido. Y venimos de décadas, entre las décadas del 50 y del 80, de períodos de alta inflación (muy alta en los 80) en parte por la emisión descontrolada de dinero para prestarle al Tesoro Nacional para que cubra déficit fiscales, y con corridas cambiarias muy violentas cada vez que el BCRA se ha quedado con pocas reservas. Con todos esos antecedentes, sería más conveniente acercarnos a las tendencias mundiales sobre política monetaria, más que apartarnos como lo estaremos haciendo cuando en pocos días se apruebe la nueva Carta Orgánica del BCRA. Y eso no implicaría un giro hacia el neoliberalismo, ni una priorización de lo financiero por sobre lo productivo. Sería simplemente acercarnos al Brasil de Lula y Dilma, o al Chile de Lagos y Bachelet. Y preocuparnos menos por cuántas reservas le quedan al BCRA y más por otras cuestiones más trascendentes.

4 comentarios:

  1. Hola Gastón. Muy buen post. Me gusta poder leer opiniones más allá de la coyuntura política, porque me parece que la reforma del BCRA no puede discutirse desde un horizonte de tan corto plazo. A mi criterio la política monetaria y fiscal deben actuar de manera coordinada, debido a que una meta de inflación dada tiene implícito un nivel de crecimiento para esa tasa (más-menos), y si la política fiscal apunta a un crecimiento del 10%, y la política monetaria a una inflación del 1%, seguramente las cosas no van a funcionar muy bien. Comparto que el banco central debe tener autonomía para poder cumplir los objetivos que se le plantean, y estos deben ser fijados por el congreso, al mismo tiempo que se fijan las metas macroeconómicas anuales. El presupuesto podría ser la referencia a seguir. Allí el gobierno fija metas de crecimiento e inflación (entre otras cosas). El BCRA debería actuar para que se alcancen estas metas, con la autonomía suficiente para lograrlo. En este marco la discusión sobre independencia pasaría a un segundo plano, porque el BCRA estaría cumpliendo órdenes del congreso. Creo que el banco central no debe tener un criterio propio sobre metas de inflación, independiente de lo que opina el congreso. Dando un ejemplo grosero, si a los representantes se les ocurre una inflación del 50%, el banquero debe obedecer (o renunciar) para alcanzar esa meta. No puede actuar como guardián de lo bueno y lo malo, ya que eso es subjetivo, hasta en economía. Claro que las metas macro deberían ser fruto de un debate realmente democrático y responsable, en el cual el BCRA tendría obligación de participar y dar su punto de vista. Esa situación blanquearía las desiciones políticas, y los ciudadanos podrían ver claramente las posiciones de cada uno. Así, no le sería facil a un político fijar metas descabelladas, o en el caso de conseguirlo, el costo político tendría nombre y apellido. (Lástima que usé demasiado el tiempo verbal condicional en mi comentario).
    Otra cosa, ¿que tasa de interés de referencia creés que se podría utilizar para metas de inflation targeting en Argentina?
    Saludos.
    Nico

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  2. Gracias Nico por tu excelente comentario. No puedo más que coincidir. Complemento con lo siguiente:

    1.- Efectivamente tiene que haber coordinación entre Banco Central y el Poder Ejecutivo, para coordinar políticas como la monetaria y la fiscal. Esto se puede hacer perfectamente sin atentar contra la independencia del BCRA. Los bancos centrales de Chile y Brasil, por ejemplo, tienen un alto nivel de independencia y al mismo tiempo tienen mecanismos formales de coordinación con los ministerios de economía.

    2.- También coincido con que es conveniente que al objetivo de inflación lo fije el Congreso. Una cosa es darle al Banco Central autonomía para manejar los instrumentos de que dispone para logar el objetivo inflacionario y otra cosa es darle autonomía para que haga cualquier cosa, entre ellas definir el objetivo de inflación. Los esquemas de metas de inflación tienen que ver con lo primero, no con lo segundo.

    3.- Es cierto que la independencia del Banco Central pierde relevancia en un esquema de metas de inflación fijadas por el Congreso. Pero ese es justamente un esquema que tiende a proteger al Banco Central del ciclo político de la economía. De todos modos, es conveniente que haya otras disposiciones expresas que garanticen la independencia operativa del Banco Central, como limitar la posibilidad de préstamos al Gobierno, por ejemplo.

    4.- La cuestión sobre qué tasa de referencia utilizar es más complejo en Argentina, por la poca profundidad del sistema financiero. Prat Gay intentó con las Lebac y Nobac generar tasas de referencia que pudieran ser utilizadas en un futuro esquema de metas de inflación. No descartaría utilizar también agregados monetarios como variable instrumental, aunque esto genera complicaciones en situaciones de demanda de dinero inestable. De cualquier forma, Argentina está yendo en dirección contraria a los esquemas de metas de inflación.

    Nuevamente, gracias por tus comentarios!

    Abrazo,

    Gastón

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  3. Hola Gastón,

    Con relación a esta iniciativa del Gobierno Nacional, quería plantear algunas inquietudes que me surgieron.

    Por un lado, con relación a la regla de convertibilidad monetaria, has mencionado que no es necesario en un esquema de flotación cambiaria. Relacionado a ello, en estos días también escuché que hay varios países en el mundo que no tienen su base monetaria respaldada con reservas de dólares de su banco central. Mis preguntas son:
    - ¿Qué países son, por ejemplo?
    - ¿Con qué activos respaldan su base monetaria?

    Por otro lado, en lo concerniente al caso de Argentina, si luego de esta medida la base monetaria no será respaldada por las reservas al tipo de cambio de mercado, me surgen las siguientes inquietudes:
    - ¿Afectaría esto la posibilidad de medir la competitividad de nuestras empresas desde el punto de vista de los precios?
    - ¿Y la medición de la inflación con relación a la de otros países? ¿Puede afectar la medición de la PPA?

    Muchas gracias por el blog. Muy interesante.
    Abrazo...

    Gino

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  4. Hola Gino. Había olvidado responderte.

    Sobre lo primero: una regla de convertibilidad (respaldo total de la base monetaria) es necesaria cuando hay que dar garantías de mantenimiento de un tipo de cambio fijo, como ocurrió en 1991. Es una forma de limitar la emisión monetaria. Pero no es necesaria cuando hay libre flotación.

    La clave para que una moneda sea sólida es la confianza que generen las autoridades monetarias. Una autoridad monetaria que genera confianza en la preservación del valor de la moneda no necesita tener un determinado nivel de respaldo de su moneda. Por el contrario, cuando una autoridad monetaria no tiene suficiente credibilidad, puede ser necesario recurrir a reglas de convertibilidad y otras restricciones a la discrecionalidad de las autoridades.

    Por esto es que no es común que los bancos centrales tengan reglas de convertibilidad. Sí, en cambio, es muy común que tengan fuertes restricciones a la posibilidad de que el banco central le preste dinero al Gobierno.

    Esa eliminación de la regla de convertibilidad no impactará en la forma de medir la competitividad o la medición de inflación. Lo único que hará es permitir al Gobierno tomar reservas para pagar deuda pública y emitir dinero para financiar déficit fiscal. Algo que creo no generará demasiadas complicaciones durante este año, pero limitará mucho las posibilidades de política económica y generará riesgos desde el año próximo. Argentina está eliminando todas las restricciones, en una situación en que precisamente necesitaríamos más restricciones, y no menos, dada la alta inflación de los últimos años. En próximos posts profundizaré sobre este tema.

    Gracias por tus comentarios!

    Abrazo,

    Gastón

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