Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Sobre la cuestión cambiaria

Durante 2011 escribí mucho acerca de la cuestión cambiaria. En especial durante septiembre, cuando muchos empresarios y economistas se asustaron cuando Brasil dejó subir bruscamente el dólar. En aquel entonces sostuve hasta el cansancio que el análisis predominante en ese momento era equivocado. El razonamiento era: si Brasil deprecia su moneda, eso nos hace perder competitividad, y por lo tanto tenemos que seguir el ritmo de depreciación de Brasil para evitar problemas como los que tuvimos luego de la devaluación brasileña de enero de 1999. Mi planteo era muy distinto: la situación no era semejante a la de 1999 (tanto Argentina como Brasil tenían entonces tipo de cambio fijo y atrasado, Brasil devaluó pero nosotros no lo hicimos, y por eso tuvimos serios problemas de competitividad) si no a la de 2008 y 2009 (Brasil dejó subir el tipo de cambio fuertemente entre agosto y diciembre de 2008, mientras subía la demanda de dólares, pero lo dejó bajar hasta el nivel original durante 2009, mientras entraban dólares nuevamente a su economía). La conclusión era que, dado que en Argentina no son viables ese tipo de fluctuaciones en el tipo de cambio, Brasil estaba siguiendo una política de flotación cambiaria, y la estrategia argentina de dólar administrado funcionó durante 2008 y 2009, tenía mucho sentido continuar con la suba gradual del tipo de cambio, sin devaluar. Perderíamos competitividad cambiaria contra Brasil mientras el dólar se escapara en ese país, pero la recuperaríamos cuando Brasil lo dejara bajar nuevamente.
Eso es exactamente lo que ocurrió desde mediados de 2011: a fines de julio el tipo de cambio en Brasil era de 1.55 reales por dólar; llegó a tocar 1.90 reales por dólar en septiembre, y hoy está en 1.71 reales por dólar. El gráfico siguiente lo muestra claramente:



No necesariamente el dólar volverá al nivel original, como ocurrió en 2009, pero claramente no estamos frente a una política devaluatoria de Brasil, si no frente a una política de flotación cambiaria. Con alguna intervención, pero que claramente no llega a constituir una política de dólar administrado.
Y Argentina, tal como pronostiqué en septiembre, continuó su política de dólar administrado, con subas graduales en el tipo de cambio, como muestra el siguiente gráfico:



Uniendo ambos gráficos, queda más clara cuál es la lógica de enfrentar la volatilidad cambiaria de Brasil con una política de dólar administrado:



La suba del dólar en Argentina no alcanza todavía a compensar la suba del dólar en Brasil (desde fines de julio, el dólar en Argentina subió 5.1%, mientras que en Brasil subió 10.7%), pero es claro que en algún momento de 2012 esa compensación ocurrirá. Esto permitiría conservar la competitividad cambiaria del primer semestre de 2011, ante de que se profundizara la crisis en la Eurozona, si no fuera porque tenemos una inflación mucho más elevada que la brasileña: con 23% de inflación en Argentina y 6% de inflación en Brasil, si lográramos alcanzar la depreciación brasileña (en términos del gráfico anterior, si lográramos que la línea celeste de Argentina cruzara a la línea verde de Brasil), todavía no habríamos logrado recuperar la competitividad perdida en el último año, ya que tendríamos que depreciar más que Brasil para compensar nuestra mayor inflación. Por eso es que ya no es factible, como vengo sosteniendo desde hace tiempo, continuar con una inflación tan alta sin perder competitividad.

Para más detalles sobre el tipo de cambio real y las políticas cambiarias, ver Macroeconomía para No Economistas, de Editorial EDICON.

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