Para analizar cómo puede cerrar 2012 en términos de crecimiento
económico (o de caída de la actividad), el punto de partida es el siguiente
gráfico, que muestra la evolución de la actividad económica desde principios de
2011 hasta el mes pasado:
Si confiamos en los
datos de Ferreres, no caben dudas sobre lo que ha estado ocurriendo desde
finales del año pasado: con altibajos, la
actividad económica ha estado cayendo. Muy lejos de los diagnósticos de “desaceleración”
económica, como he planteado insistentemente en los últimos meses (por ejemplo,
ver los posts “La falacia de la desaceleración económica, también en Córdoba” y
“No hay desaceleración, hay caída de actividad económica”). Tan fuerte ha sido
la caída, que el nivel de actividad
económica fue en julio un 3.6% menor que en septiembre del año pasado.
Para analizar cómo
puede cerrar el año, dos cálculos son relevantes: (1) cómo cerraría el año si
la actividad económica se mantuviera en el nivel de julio, es decir, si se
cortara la caída, y (2) cuánto tendría que crecer la actividad económica
durante lo que resta del año para que el año cerrara con crecimiento.
Van las respuestas. (1)
Si la actividad económica se mantuviera
entre agosto y diciembre en el nivel alcanzado en julio, el año cerraría con una caída del 1%.
Es decir, para que el año termine
registrando crecimiento, no alcanza con frenar la caída. (2) Si la
actividad económica creciera entre agosto y diciembre a un promedio del 0.8%
mensual, es decir, a un ritmo del 10%
anual (sería una recuperación muy acelerada), el crecimiento anual terminaría en 0. Esto significa que para que
2012 cerrara con crecimiento (es decir, con mayor actividad económica que
durante 2011), no sólo tendría que producirse una recuperación durante el resto
del año, sino que además esa
recuperación tendría que ser muy veloz, de más del 10% anual, mayor que la
recuperación de la recesión de 2009.
Conclusión: es improbable que 2012 cierre con
crecimiento.
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