Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

martes, 17 de junio de 2014

10 meses difíciles

Los próximos 10 meses serán particularmente difíciles para la economía argentina.

Porque estamos cerrando un primer semestre con un precario equilibrio monetario, financiero y cambiario.

Porque se complicó seriamente la estrategia del Gobierno Nacional de cerrar el segundo semestre cubriendo con dólares financieros el faltante de dólares del mercado cambiario que cubrieron primero los bancos y luego las exportaciones agropecuarias.

Porque el final de año se presenta complicado por el déficit fiscal y la emisión monetaria que habitualmente se concentran en diciembre.

Y porque, en épocas de economía turbulenta, los veranos suelen ser particularmente movidos, especialmente en este caso, con un Gobierno que estará entrando a su último año de gestión.

Las cuestiones monetarias, financieras y cambiarias han transitado desde febrero un equilibrio precario. El año comenzó con una marcada diferencia entre la demanda y la oferta de dólares en el mercado oficial, diferencia que cubría el BCRA perdiendo reservas.

Esto no se solucionó con la devaluación de enero (ver “Atrapados a la mitad”, del 28 de enero). La devaluación intentó eliminar expectativas de futuras devaluaciones, pero no lo logró, porque no logró siquiera reducir significativamente el problema de atraso cambiario, a tal punto que la pérdida de reservas del BCRA continuó luego de la devaluación, a una velocidad de u$s 1,000 millones sólo durante la semana posterior a la devaluación.

Aquella tendencia no terminó en crisis cambiaria por el “puente” hasta la liquidación de cosecha gruesa que tendió el BCRA obligando a los bancos a vender dólares, quitando presión sobre las reservas (ver “Tres puentes para estirar el atraso cambiario” del 4 de marzo). El segundo “puente”, el de los dólares agropecuarios, ya comenzó a quedarse corto a mitad de mayo. Y el tercer “puente”, el de dólares financieros hasta 2015, acaba de desmoronarse con la decisión de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos. Volvemos entonces a los problemas de inicio de año: el mercado cambiario nunca dejó de tener un exceso de demanda sobre la oferta de dólares, y volverán entonces las presiones sobre las reservas del BCRA.

Y puede resquebrajarse el equilibrio financiero que implicaba un dólar paralelo contenido por altas tasas de interés combinadas con tipo de cambio casi fijo, lo que permitía altos rendimientos en dólares siempre que se volviera a los dólares antes de una nueva devaluación. La incipiente baja de tasas de interés desde mediados de abril, y el regreso al dólar administrado ascendente de principios de mayo, mostraron cuán sensible es el dólar paralelo a las señales de tasas de interés y tipo de cambio (ver “Qué ocurre con el dólar”, del 20 de mayo). Con el agravante de que la política de déficit fiscal financiado con emisión monetaria y absorción de pesos para reducir la cantidad de dinero en circulación sólo puede ser una estrategia transitoria, por los riesgos que genera de mayor emisión en el futuro cercano (ver “Desagradable aritmética monetarista”, del 10 de febrero).

Nadie sabe cómo seguirá la novela financiera con los fondos buitre. Hoy son todas especulaciones. Si Argentina esquivará el fallo pagando por fuera de la plaza neoyorkina, alejándose de la posibilidad de colocar nueva deuda, si negociará forma de pago para este fallo y los que vengan, con esquemas parecidos a los del pago a Repsol, o si negociará con los fondos buitre ya no sólo una forma de pago, sino un acuerdo que incluya pagar menos que lo reclamado, pero más que lo ofrecido a los bonistas que aceptaron los canjes. Seguramente el Gobierno tampoco sabe qué hará. Por eso las respuestas no están en el discurso de anoche de la Presidenta.

Más allá de cómo se resuelva esta cuestión, las perspectivas económicas son hoy peores que la semana pasada. Será difícil convencer a cualquier ahorrista de que el Gobierno no se verá obligado (por las circunstancias) a devaluar. Y las expectativas de devaluación paralizan al sector inmobiliario y de la construcción, por las expectativas de comprar inmuebles más baratos en dólares luego de una devaluación; también presionan a las tasas de interés en pesos, por competencia directa con el rendimiento esperado de activos en dólares; genera sobreprecios en insumos industriales, por aumentos para garantizar el incierto costo de reposición; y desalientan la entrada de dólares financieros que podrían sentirse atraídos, a poco tiempo de final de mandato presidencial, previendo una eventual recuperación económica desde 2016. Entre muchos otros impactos negativos, sobre una economía real (es decir, la vinculada a la producción y el empleo) complicada desde hace ya un año.

Mientras tanto, hay que seguir tomando decisiones económicas, financieras y de negocios, a pesar del contexto de altísima incertidumbre. Para detectar amenazas, y también oportunidades, todas ellas magnificadas por la inestabilidad económica.

Como tantas veces en los últimos 40 años.

Por eso los próximos 10 meses requerirán prestar mucha atención a la economía.


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