Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

martes, 17 de junio de 2014

El problema de negociar desde la debilidad

Muchos analistas están planteando que, frente a la difícil situación en que quedó Argentina luego del fallo de ayer de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, lo que conviene es negociar con los fondos buitre. El problema es que los fondos buitre que acaban de ganar la demanda judicial no deberían tener, naturalmente, mucho incentivo a negociar.

En medio de un litigio judicial, ambas partes pueden tener incentivos a negociar antes de conocer el fallo final, para asegurar un resultado mejor que el peor posible.

Pero luego de conocerse el fallo, quien gana pierde incentivos a negociar. ¿Para qué habría de negociar, si ya logró el mejor resultado posible?

Los fondos buitre que acaban de ganar el litigio por u$s 1,300 millones, lograron que la justicia de Estados Unidos (a) fallara a su favor, obligando a Argentina a pagar el monto total de la demanda, sin ninguna quita, y (b) estableciera embargos para garantizar el pago. Si alguna vez tuvieron algún incentivo a negociar, ya es tarde. Seguramente ya lo perdieron.

Excepto que el pago establecido por la Justicia estuviera en riesgo. El argumento de que pagarles implica disparar otros u$s 15,000 millones de nuevas demandas, y que eso complicaría a la economía argentina, no debería ser, para los fondos buitre, suficiente incentivo para negociar. A fin de cuentas, será un problema posterior de Argentina, una vez que los fondos que ganaron la demanda ya hayan cobrado sus u$s 1,300 millones. Apelar a la sensibilidad de fondos que se dedican a cobrar judicialmente la totalidad de bonos que compran por un puñado de dólares no parece una estrategia con chances de funcionar. A fin de cuentas, se trata de buitres.

Podría quedar algún incentivo a negociar si fuera creíble la amenaza de defaultear toda la deuda. Pero suele ser poco creíble una amenaza que genera un costo tan grande a quien la formula.

De esta forma, encarar una negociación con los fondos buitre que acaban de ganar el litigio contra Argentina implicaría negociar desde una posición de máxima debilidad.

Tal vez la mejor estrategia sea entonces:

a.- Pagar los u$s 1,300 millones para cumplir con el fallo y no quedar fuera de los mercados financieros, justo cuando el Gobierno necesita dólares financieros para que funcione su estrategia macroeconómica.

b.- Hacerlo con reservas del BCRA o, a lo sumo, negociar la entrega de bonos, con algún esquema parecido al del pago a Repsol (aunque ahora saldrá más caro).

c.- Llamar a negociación al resto de los bonistas que no ingresaron a los canjes de 2005 y 2010, para aprovechar que ellos sí pueden tener incentivos a negociar, ante la posibilidad de que, en caso de ganar las demandas que hagan, el monto sea tan grande que ponga a la Argentina en riesgo de default.

d.- Extender las negociaciones hasta 2015, para que venza la cláusula de iguales derechos, que podría disparar demandas de los acreedores que entraron a los canjes de 2005 y 2010 (el pago de los u$s 1,300 millones no debería contar, ya que no fue decisión voluntaria de Argentina, sino imposición judicial).

El desafío entonces no es evitar el pago de u$s 1,300 millones sino evitar que se disparen nuevas obligaciones con los acreedores con bonos reestructurados y minimizar el monto a reconocer a los acreedores con posibilidad de litigar.

Que ese monto sea impagable, como planteó la Presidenta, porque equivale a una proporción muy grande de las reservas del BCRA, no es buen argumento. Con ese argumento no podría haberse acordado una deuda de u$s 9,700 millones con el Club de París. La estrategia de pagar vencimientos de deuda pública con reservas hace tiempo se hizo inviable.

El desafío del próximo Gobierno será entonces volver a los mercados financieros internacionales para refinanciar vencimientos y poder afrontar así una deuda pública total que, aún con los compromisos asumidos con Repsol, Club de París y fondos buitres, estará en niveles menores al 50% del PBI. Por supuesto, sin ninguna posibilidad de continuar con la estrategia de pagar vencimientos de deuda con reservas del BCRA, estrategia que el actual Gobierno llevó demasiado lejos.

Mientras esto se resuelve, tendremos varios meses, hasta comienzos de 2015, de alta incertidumbre, hasta cerrar el último frente financiero abierto, no de los fondos buitre que acaban de ganar el litigio, sino del resto de los acreedores con posibilidad de litigar.


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