Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

viernes, 23 de septiembre de 2011

¿Cómo puede hacer el Gobierno para generar las reservas excedentes que necesita?

En estos días escuché a algunos economistas mencionar que, dado que el Gobierno Nacional tiene previsto, según el proyecto de Presupuesto enviado al Congreso, utilizar u$s 5,600 millones para pagar deuda pública durante el próximo año, es necesario depreciar la moneda para lograr un monto de reservas excedentes que haga factible aquella utilización. Recordemos que el Gobierno sólo puede utilizar, bajo la normativa vigente, reservas excedentes, o de libre disponibilidad, definidas como la diferencia entre las reservas totales y el monto en dólares de la base monetaria (dinero en circulación más depósitos de los bancos en el BCRA).
El análisis que hacen estos economistas es: una depreciación reduce el valor en dólares de la base monetaria o, su contracara, incrementa el valor en pesos de las reservas, aumentando así la diferencia entre reservas y base monetaria y, por lo tanto, aumentando el monto de reservas excedentes. Parece un razonamiento correcto, pero falla en algo muy importante. Es correcto sólo en caso de que la base monetaria no se modifique. Pero la base monetaria se incrementó, durante los últimos 12 meses, en un 38%. Si continuara este ritmo de emisión monetaria, y el tipo de cambio aumentara “sólo” un 16%, como prevén quienes apuestan en el mercado del dólar a futuro, los números no cerrarán. Con esos números, dentro de 12 meses, más que reservas excedentes tendremos reservas faltantes.
La clave está, entonces, en la emisión monetaria. No hay absolutamente ninguna posibilidad de que se generen reservas excedentes durante los próximos 12 meses, si la expansión monetaria sigue al 38% anual. Esto sólo sería posible con una depreciación mayor durante los próximos 12 meses, que yo dejaría fuera del análisis porque, con el dólar subiendo a ese ritmo, la generación de reservas excedentes pasaría a un segundo plano. Por el mismo motivo dejaría fuera del análisis la otra posibilidad, que es un salto en el tipo de cambio, que aumentaría automáticamente el valor en pesos de las reservas, antes de que aumente la base monetaria, porque no creo que haga eso el gobierno (como ya argumenté en posts previos, creo que el gobierno seguirá una política cambiaria parecida a la que siguió, con buenos resultados, durante 2008 y 2009).
Y si la clave está en la emisión de dinero, hagamos algo de aritmética monetaria. Si tomamos como un dato una suba del tipo de cambio de un 16% anual en los próximos 12 meses, como prevén los mercados a futuro, y suponemos que el gobierno desea dejar libres u$s 5,600 millones de reservas para pagar deuda pública, con los niveles actuales de reservas y de base monetaria, esta última no podrá aumentar más de un 13% anual. Este es el número que muchos economistas están perdiendo: liberar las reservas excedentes previstas requiere bajar de 38% a 13% el ritmo de emisión monetaria. Pero esto no es gratis. Con un crecimiento del 5% en la actividad económica, la inflación tendría que bajar al 8% para que no se generara un problema de iliquidez en la economía (un 13% de expansión monetaria podría equilibrarse con 5% de mayor demanda de dinero por mayor actividad económica y 8% de inflación para cubrir la diferencia). Pero esto bajo el supuesto de que la demanda de dinero no sube por otros motivos diferentes al crecimiento de la actividad económica. Si la demanda de dinero siguiera creciendo como lo viene haciendo durante el último año, la inflación debería bajar a . . . 0%. La aritmética es implacable. No cierran los números.
Calma que no todo está perdido. Hay una solución. Y es aprovechar el “efecto billete de 100 pesos”, que describí en el post “¿Querés saber cuál es el truco para emitir dinero al 38% y tener inflación de sólo el 23%?”. Te resumo este efecto, que no vas a encontrar en ningún libro de economía: el BCRA empapeló el país con billetes de 100 pesos (¿Te fijaste que los únicos billetes nuevos son los de $ 100? ¿Te fijaste cómo están destruidos los billetes de menos de $ 50? ¿Te fijaste que no es posible sacar billetes menores a $ 50 de los cajeros?). Por lo tanto, si querés tener en el bolsillo $ 120, probablemente te veas obligado a tener $ 200, ya que ese es el monto mínimo que podés sacar del cajero si querés tener $ 120. Por lo tanto, tendrás más dinero en los bolsillos. Eso es un aumento de la demanda de dinero. Absorbe pesos sin generar inflación. Por eso la expansión monetaria ha sido tan alta, y ha generado tan poca inflación.
¿Qué estoy sugiriendo? Que ahora el Gobierno podría hacer lo inverso. Es decir, usar el “efecto billete de 100 pesos” en sentido opuesto. Empezar a cambiar gradualmente billetes de $ 100 por billetes de menor denominación. Al ir facilitándonos así tener en nuestros bolsillos fracciones de 100, que ahora nos está resultando difícil conseguir, podríamos reducir nuestra demanda de dinero. Es decir, nos sería más fácil, siguiendo el ejemplo, tener $ 120 en el bolsillo, en lugar de estar obligados a tener $ 200 cuando sólo queremos tener $ 120.
Si con esto se lograra que la demanda de dinero cayera un 8% por este motivo (en lugar del 8% que aumentó en el último año, según mis cálculos), los números cerrarían con una inflación del 16%. Un desafío bajarla a ese nivel, pero más factible que las alternativas. Y compatible con las pautas salariales de aumento del 18% que han trascendido.
No sé si hará esto el BCRA, porque no sé si ha caído en la cuenta de que el “efecto billete de 100 pesos” es lo que le ha permitido emitir tanto con tan poco impacto inflacionario. Empezaré a sospechar que sí, cuando saque del cajero el primer billete de $ 10 o $ 20. Pero si es así, voy a reclamar que bauticen con mi nombre al “efecto billete de 100 pesos”. Quedar en el olimpo de los economistas requiere fundar una escuela de pensamiento (como Friedman con el Monetarismo o, mejor, Keynes con el Keynesianismo) o proponer un efecto al que se bautice con el nombre del economista que lo propuso, como el efecto Balassa-Samuelson de economía internacional. Me resigno a no lograr lo primero, pero iré por lo segundo cuando vea que aparecen billetes nuevos de baja denominación y cierran, repentinamente, los números de la aritmética monetaria que requiere el nuevo escenario.

2 comentarios:

  1. Gastón, si tu teoría es correcta y es lo que hace falta para que este país no se desmadre, yo misma le twiteo a Cristina y hago una fanpage en Facebook pidiendo por el reconocimiento del Efecto del billete de 100 pesos y que la escuela de pensamiento lleve tu nombre.

    Después será cosa de conseguir un millón de amigos.

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