Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

sábado, 15 de enero de 2011

Triple aplazo para Marcó del Pont

Mercedes Marcó del Pont no contaba con las mejores credenciales para el cargo que asumió a comienzos de 2010, la presidencia del Banco Central. Y, a pesar de que su cargo implica cumplir con la Carta Orgánica del BCRA que establece que “es misión primaria y fundamental del Banco Central de la República Argentina preservar el valor de la moneda”, siempre planteó que su gestión estaría enfocada a otros objetivos, como si fuera su atribución elegir los objetivos de la institución. De esta forma, sus antecedentes y su discurso no auguraban un buen desempeño en su nueva función.

Sus acciones posteriores fueron consecuentes con estos augurios. En los últimos días ha quedado en evidencia su pobre desempeño al frente del BCRA, que la hacen merecedora de un triple aplazo.

1.- Primer aplazo: incumplió el Programa Monetario 2010. Para ponerlo en términos simples, el BCRA emitió más dinero del que permitía el Programa Monetario. Si bien cumplió la meta de M2 total (dinero en circulación más depósitos a la vista y en caja de ahorro), esto es relativamente fácil de lograr mediante el artilugio de pasar depósitos del sector público en cuenta corriente a plazos fijos, para reducir el monto de M2 al final del año. Como no puede operarse del mismo modo sobre el M2 privado (es decir, el agregado monetario que excluye los depósitos del sector público), sobrepasó el límite permitido para esta variable. Lo paradójico es que cubriéndose de un seguro incumplimiento, pocos meses antes había modificado el Programa Monetario 2010, aumentando el límite de emisión monetaria. Ni así logró cumplirlo, y curiosamente justificó este incumplimiento diciendo “que nos hayamos excedido en 2.5 puntos porcentuales en el nivel de M2 privado me tiene sin cuidado, ya que fuimos nosotros los que fijamos esa pauta”. ¿Es que acaso si es ella quien fija las pautas del Programa Monetario, deberíamos tomarlas como letra muerta? Esto es grave porque la autoridad monetaria pierde así credibilidad. ¿Quién creerá a partir de ahora los objetivos que fije el BCRA? El mundo ha aprendido durante las últimas décadas cómo evitar la inflación, y una de las claves es fortalecer la credibilidad de las autoridades monetarias, lo contrario de lo que hace Marcó del Pont.

2.- Segundo aplazo: presentó un Programa Monetario 2011 inconsistente. En la modificación de septiembre, cuando aumentó los límites de emisión monetaria, la justificación fue que, dado que la economía estaba creciendo más de lo previsto originalmente (algo que efectivamente era así), esto generaba una mayor necesidad de dinero, y no aumentar la oferta de dinero en esas condiciones sería recesivo. Si bien esto es discutible, la lógica expuesta en esa oportunidad indicaría que si el crecimiento de la actividad económica en 2011 será menor, como prevé el propio BCRA, la expansión monetaria debería ser menor. Y la eliminación de las pautas trimestrales para el M2 privado (sólo se fijan los límites para el último trimestre de 2011, pero no para los trimestres anteriores) es claramente una previsión de mayor emisión antes de las elecciones. A fin de cuentas, las restricciones para el último trimestre luego se pueden incumplir, como demostró este año.

3.- Tercer aplazo: mostró gran impericia en el manejo de la oferta de efectivo. Los problemas de las últimas semanas para conseguir efectivo son producto de una cadena de malas decisiones. La primera de ellas es la decisión de no diseñar billetes de mayor denominación, como billetes de $ 200 y $ 500. Con alta inflación, como la que hemos tenido en los últimos 5 años, mantener la denominación de los billetes implica que aumenta explosivamente la cantidad de billetes que es necesario imprimir y aumenta también la frecuencia con que es necesario reponer el efectivo en los cajeros, entre otras molestias que generan mayores costos de producción y distribución del efectivo necesario para el funcionamiento de la economía. Si bien la negativa del Gobierno Nacional a imprimir billetes de mayor denominación tiene que ver con evitar que esto sea asociado al fenómeno de la inflación, Marcó del Pont mostró poca creatividad para resolver ese pequeño obstáculo. Como comenté en el post “¿Sobra o falta dinero?”, bastaba con justificar la mayor denominación de los billetes en un fenomenal crecimiento de los salarios (provocado, obviamente por la inflación, pero a esto no era necesario mencionarlo). Esta falta de creatividad se unió a una gran falta de previsión, que hizo que los billetes impresos en Brasil no llegaran a tiempo para la época de mayor utilización de efectivo del año. Y, como es frecuente en sus declaraciones públicas, Marcó del Pont dio una explicación desafortunada: la culpa es de las gestiones anteriores, cuando hace casi un año que está a cargo de la institución, y el problema de la impresión de billetes no es un problema estructural que requiera largos periodos de tiempo para resolverse.


De esta forma, Marcó del Pont llega al final de su primer año de mandato con un rotundo aplazo. Con las presiones políticas que tendrá hasta las elecciones, difícilmente pueda levantar el aplazo este año.

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