Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

jueves, 9 de junio de 2011

La política antiinflacionaria de Alfonsín

Entre las distintas fórmulas presidenciales que se van configurando para las próximas elecciones, la fórmula del radicalismo es la primera que hace públicos planteos bastante concretos de política antiinflacionaria para la próxima administración nacional. Esto es consecuencia de que el candidato a vicepresidente por la UCR, el economista Javier González Fraga, naturalmente está hablando más de economía que de política, a pesar de que ha reiterado que no es él quien manejará la política económica, sino el equipo económico que designe Alfonsín.
Desde hace tiempo, González Fraga plantea que la inflación actual se debe a que:
1.- Las políticas de subsidios aumentan la demanda de bienes y servicios por parte de sectores sociales medios y altos, generando un exceso de demanda.
2.- Las políticas sectoriales, como la política para el sector de la carne, no estimulan la oferta, con lo cual aumenta el problema de exceso de demanda.
3.- La intervención del INDEC hace que las expectativas de inflación no estén coordinadas, lo que tiende a generar más inflación.
Y también argumenta que es posible bajar gradualmente la inflación sin enfriar la economía, algo que viene repitiendo Alfonsín en los últimos días.
Si este es el diagnóstico, lo que deberíamos esperar de un gobierno radical, si es consistente con su discurso, es: una moderación del crecimiento del gasto público, con reducción de los subsidios que benefician a sectores medios y altos; políticas de aumento de oferta, especialmente en sectores agroalimentarios (liberación de trabas a las exportaciones de carnes, por ejemplo), normalización del INDEC y algún programa de metas de inflación que coordine expectativas.
Si bien creo que estos son elementos que deberían estar presentes en el plan económico del próximo gobierno, y coincido con que es posible bajar la inflación sin enfriar la economía, hay un elemento muy importante que González Fraga no está mencionando: quién va a comprar el excedente de dólares que los altos precios de las materias primas siguen generando. Si sigue haciéndolo el Banco Central, seguirá habiendo presiones inflacionarias.
En este sentido, en los últimos meses González Fraga ha argumentado que la política monetaria no es responsable por la inflación que estamos teniendo. De hecho, en una entrevista realizada en marzo, argumenta que la actividad nominal crece al 34% (9% por crecimiento de la actividad y 25% por incremento de precios), mientras que la oferta monetaria crece al 32%, de lo cual infiere la política monetaria está acompañando el proceso inflacionario, más que generándolo. En realidad, la actividad no crece al 9% sino al 7% como máximo, y con esto la actividad nominal crece al 32% en lugar del 34%, mientras que los agregados monetarios están creciendo por encima del 36%, lo que indica que están creciendo más que la inflación y la actividad económica juntos. Pero aún cuando sus números fueran correctos, la pregunta es cómo hará que la emisión monetaria baje para no generar presiones inflacionarias si su principal impulsor es la compra de dólares por parte del BCRA. Como he argumentado en otras oportunidades en el blog (ver post “Cómo evitar la maldición de la soja”), mi opinión es que hay que generar superávit fiscal suficiente para comprar los excedentes de dólares con excedentes fiscales más que con emisión monetaria.
De todos modos, volviendo a la propuesta de González Fraga, moderar el crecimiento del gasto público implica tener la decisión política de hacerlo, y los apoyos necesarios en el Congreso para la aprobación del próximo Presupuesto. Y coordinar expectativas inflacionarias requiere credibilidad y un fino manejo de la política económica. Habrá que evaluar si un gobierno radical lograría tener ambos.

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