Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

lunes, 13 de junio de 2011

Política antiinflacionaria para evitar el atraso cambiario

Al igual que antes de la elección legislativa de 2009, se está produciendo actualmente una importante fuga de capitales, en gran medida por expectativas de devaluación luego de las elecciones. La idea de que el tipo de cambio se está “atrasando” producto de un dólar que sube muy lentamente y precios internos que lo hacen aceleradamente (lo que implica aumentos de costos en dólares o, lo que es lo mismo, pérdida de competitividad cambiaria), y la idea de que un nuevo gobierno (con o sin CFK) tendrá que realizar un ajuste del tipo de cambio, generan estas expectativas de devaluación que se traducen en mayor compra de dólares. ¿Es razonable esperar una fuerte devaluación en los meses siguientes a las elecciones?
Como ya lo he planteado en otras ocasiones (ver el post “¿Cuánto tendrá que devaluar el próximo gobierno?”), la competitividad cambiaria, que se redujo durante la gestión de CFK, es todavía alta a pesar de la elevada inflación de los últimos años ya que las monedas de muchos de nuestros socios comerciales se apreciaron durante los últimos años, lo que nos permitió “devaluar sin devaluar”. Dados los valores actuales de lo que se conoce como tipo de cambio real multilateral (el tipo de cambio con el conjunto de nuestros socios comerciales, ajustado por precios acá y en cada socio comercial), una devaluación del 24.9% (llevar el tipo de cambio a $ 5.15) nos permitiría recuperar la competitividad cambiaria con que arrancó la gestión de CFK. Una devaluación mayor sería injustificable, ya que implicaría un tipo de cambio demasiado alto, impensable en un contexto inflacionario como el actual. El gráfico siguiente muestra de manera clara esta situación.


Una devaluación de esa magnitud sería menor a la que históricamente han tenido que realizar los gobiernos que asumieron en situación de “atraso cambiario”. Recordemos la devaluación del 40% que intentó Duhalde apenas asumió (y que no pudo sostener por muchas semanas). Pero incluso esa devaluación de casi el 25% tampoco será necesaria, ya que la economía no necesita actualmente una competitividad cambiaria tan elevada. En realidad, más que aumentar la competitividad cambiaria, lo que necesitamos es hacer que deje de bajar, es decir, necesitamos reducir la inflación.
Todos los candidatos presidenciales están de acuerdo con que hay que bajar la inflación (excepto, al menos “para la tribuna”, CFK). Pero creo que pocos tienen claro cómo hacerlo. Según un reciente trabajo de CIPPEC (“La insoportable levedad de la economía en la campaña electoral”, de Lucio Castro y Eduardo Levy Yeyati), para Carrió hay que modificar el INDEC y hacer una proyección año a año para reducir la inflación gradualmente; para Duhalde hay que reducir gasto público y subsidios y fomentar la oferta de bienes; para Rodríguez Saa hay que reducir la emisión monetaria y recuperar el INDEC; para Binner hay que aumentar la inversión; y para Alfonsín hay que terminar con la intervención del INDEC y fijar metas intermedias de inflación.
En efecto hay que volver a tener estadísticas confiables de inflación, pero eso sólo no soluciona el problema. Varios candidatos creen que fomentando las inversiones se soluciona el problema, cuando las inversiones agravan el problema, porque son primero más demanda de bienes y sólo luego de que esas inversiones maduran, generan más oferta de bienes. Ninguno menciona a quién le va a dar la responsabilidad de comprar el excedente de dólares comerciales que actualmente compra el BCRA emitiendo pesos. No existe ningún país que haya podido reducir la inflación a un dígito emitiendo dinero a más del 30% anual, y esta alta emisión se debe fundamentalmente a la compra de dólares.
Como argumenté en el post “La política antiinflacionaria de Alfonsín”, la incorporación de Javier González Fraga a la fórmula presidencial del radicalismo le ha dado un poco más de sustancia al discurso económico de Alfonsín. Pero ni siquiera González Fraga ha mencionado qué hará con el excedente de dólares, cuando creo que es la principal definición para estructurar un programa antiinflacionario con chances de éxito.
De todos modos, es probable que ningún candidato adelante demasiados detalles de cómo hará para reducir la inflación, y continúen todos diciendo cosas que suenan bien desde el sentido común, pero que son insuficientes para resolver un problema complejo como el de la inflación. Recién cuando haya presidente electo, y equipo económico en funciones, podremos anticipar mejor cuál va a ser la política antiinflacionaria a ejecutar, y cuáles sus chances de éxito.

2 comentarios:

  1. Perdon pero una devaluacion de esa suma te lleva a una estanflacion. Esta muy claro en los libros de Marcelo Diamand.

    ResponderEliminar
  2. Justamente, mi argumento en aquel post era que no es necesaria una devaluación.

    Sigue siéndolo, aunque creo que la política cambiaria luego de la elección será subir gradualmente el tipo de cambio una vez que haya cedido la fuga de capitales, tal cual lo hizo el BCRA en 2008 y 2009, como argumenté en varios posts recientes.

    Saludos,

    Gastón

    ResponderEliminar