Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

jueves, 16 de junio de 2011

8 tips para analizar la economía en año electoral

En menos de 10 días se definen las candidaturas presidenciales (básicamente, si se presenta o no CFK), lo que puede generar impactos sobre las perspectivas económicas. Mientras tanto, 8 tips para analizar las perspectivas económicas hasta las elecciones, y luego de ellas:

Para pensar la economía hasta las elecciones:
1.- La economía seguirá creciendo.
Es altamente improbable que de acá a las elecciones se revierta el ciclo actual de crecimiento económico. Sí hay indicios de desaceleración: el Índice General de Actividad y el Índice de Producción Industrial, ambos de Orlando Ferreres, y el Índice de Producción Industrial de FIEL se desaceleraron desde finales del año pasado. Esto es consecuencia de que se acabó la parte fácil de la recuperación económica, cuando es posible crecer sólo aumentando el uso de la capacidad instalada de las empresas (para más detalles, ver post “Se acabó la parte fácil de la recuperación económica”). Y no porque “aumentan las bases de comparación al comparar con meses de alta actividad en 2010”, algo muy repetido por muchos economistas pero que no tiene ningún tipo de importancia económica (para más detalles, ver post “Matemática, ¿estás ahí?”).
2.- El consumo seguirá creciendo.
Es altamente improbable que de acá a las elecciones se revierta el crecimiento actual del consumo, ya que continuarán los factores que lo impulsan: mantenimiento de poder adquisitivo de los salarios a pesar de la inflación, desincentivo al ahorro e incentivo al endeudamiento por la inflación. El fuerte “apetito” por el dólar puede frenar algo el consumo, pero su impacto seguramente será bajo.
3.- La inflación está estabilizada, en torno al 23/25%.
En noviembre dejó de crecer la inflación (no los precios, que siguen subiendo). Algunos índices, como el elaborado por la Dirección de Estadísticas de San Luis, muestran reducción de la inflación (29% en diciembre a 23% en abril). No hay riesgo de espiralización hasta las elecciones. Hay “ilusión monetaria” que ayuda a que no se traslade toda la emisión monetaria a inflación (la cantidad de dinero crece casi 40% anual, mientras que el crecimiento de precios y actividad económica apenas suma poco más del 30% anual).
4.- Las expectativas de devaluación y la incertidumbre política están alentando una fuerte salida de capitales.
La fuga de capitales comenzó durante el primer trimestre, pero se profundizó durante abril y mayo. Efecto positivo: reducirá necesidades de emisión monetaria por menor excedente de dólares. Efecto negativo: está frenando a parte del sector inmobiliario (caen las ventas de departamentos). ¿Efecto neutro?: probablemente no frene al consumo.

Para pensar la economía luego de las elecciones:
5.- Todavía no hay un problema de atraso cambiario, y por lo tanto no hará falta una fuerte devaluación luego de las elecciones.
Es cierto que contra Estados Unidos, el tipo de cambio real (el que tiene en cuenta la evolución de los precios acá y en el exterior) está sólo un 13% por encima del nivel de diciembre de 2001, pero contra el Euro está un 75% por encima, contra Brasil un 143% por encima y contra una canasta de monedas (el tipo de cambio real “multilateral”) está un 81% por encima del nivel de diciembre de 2001. Sí será necesario bajar la inflación, para evitar que siga cayendo la competitividad cambiaria (para más detalles, vero post “Política antiinflacionaria para evitar el atraso cambiario”).
6.- La mayoría de los candidatos presidenciales no tiene idea de cómo se frena una inflación del 25%.
Los candidatos presidenciales tienen enfoques antiinflacionarios simplistas: creen que hay inflación por expectativas (todos), lo que se arregla sólo reformando INDEC, y creen que la inflación es por falta de oferta suficiente de bienes (la mayoría), lo que se arregla con más inversiones. Ninguno advierte que una de las claves para reducir la inflación es reducir la monetización de excedentes de dólares. Ni siquiera González Fraga menciona este punto (para más detalles, ver post “Política antiinflacionaria para evitar el atraso cambiario”).
7.- La mayoría de los candidatos presidenciales no tiene mucha idea sobre cómo fomentar el crecimiento.
Ninguno de los candidatos presidenciales menciona modernos enfoques de política industrial. En el extremo, el oficialismo tiene influencias conceptuales negativas: “la Ber Gelbard” que se anunció en estos días piensa en políticas industriales que atrasan 40 años. Corremos alto riesgo de seguir con políticas equivocadas como las restricciones a las importaciones (para más detalles, ver post “Un proteccionismo anacrónico”).
8.- El mundo brinda oportunidades de largo plazo, pero riesgos a corto plazo.
Las perspectivas de fuerte crecimiento de la demanda de alimentos, en especial de proteínas animales, brinda una gran oportunidad para Argentina, pero el corto plazo es muy riesgoso: Europa no logra resolver la situación griega y su impacto sobre el sistema bancario europeo; Estados Unidos no logra hacer despegar la economía y se le complica el frente fiscal; grandes emergentes como China y Brasil corren riesgo de frenar un poco sus economías mientras luchan contra la inflación. Si alguno de estos frentes se complica sustancialmente, Argentina puede sufrir el impacto. Esperemos que no ocurra durante 2012.
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Con estas perspectivas, la próxima administración nacional no asumirá en medio de incendios económicos. Si gana CFK, seguramente veremos políticas erráticas, tanto en el frente inflacionario como en el frente de crecimiento, ya que CFK está escuchando consejos económicos que atrasan varias décadas. Si gana Alfonsín, seguramente veremos políticas económicas poco efectivas durante el primer año o año y medio, con riesgo de inconsistencias entre el pensamiento de González Fraga y el equipo económico radical. Esto no sería una novedad: Raúl Alfonsín tardó más de un año y medio en poner en marcha un plan económico consistente; Menem tampoco acertó de entrada (pasó más de un año y medio hasta el plan de Cavallo); De la Rúa no logró hacer pie nunca. La mayoría de los planes de estabilización desde la década del 50 no ocurrieron durante los primeros meses de gobierno.
En pocas palabras, la próxima administración nacional heredará varios problemas económicos a resolver, pero no asumirá en medio de caos o urgencias económicas. Esto que, es positivo, puede demorar un plan económico que los ataque de manera consistente y efectiva.

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