Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

lunes, 13 de diciembre de 2010

¿Sobra o falta dinero?

Uno de los argumentos preferidos de los economistas es que la inflación es generada por una emisión excesiva de dinero. El razonamiento es: el Banco Central emite más dinero del que necesitamos para realizar nuestras transacciones cotidianas, y la inflación es el mecanismo por el cual finalmente necesitamos mayor cantidad de dinero para realizar las mismas transacciones, con lo cual terminamos demandando el dinero que antes sobraba. A tal punto la inflación genera que en algún momento terminemos demandando el dinero que antes sobraba que los argentinos llegamos a tener en nuestros bolsillos billetes de ¡un millón de pesos!
Con este mecanismo, deberíamos asociar a la inflación con el exceso de dinero. Ahora tenemos inflación (alrededor del 25% anual) y sin embargo, durante la semana pasada todos los diarios contaban historias acerca de la falta de billetes en los cajeros automáticos y las expectativas de normalización que generaban los nuevos billetes de $ 100 que venían de Brasil (al parecer nuestra Casa de la Moneda no da abasto para emitir todos los billetes que necesitamos). ¿A qué se debe esta paradoja por la cual con esta inflación deberíamos esperar exceso de dinero y, sin embargo, observamos falta de billetes?
En primer lugar, lo que genera inflación es el exceso de dinero. Y dinero no es lo mismo que billetes. Por ejemplo, si el Banco Central compra dólares y emite pesos, pero estos pesos terminan depositados en un banco, que a su vez los deposita en el Banco Central, habrá aumentado lo que se denomina Base Monetaria (dinero en circulación más depósitos de los bancos en el Banco Central) pero no los billetes en circulación, o circulación monetaria. Es decir, puede aumentar la cantidad de dinero (medida por la Base Monetaria) sin que aumente la cantidad de billetes en circulación. Por lo tanto, en un momento determinado puede haber exceso de dinero, que genera inflación, y al mismo tiempo falta de billetes.
Según el último Informe Monetario Semanal que publica el Banco Central, entre el 3 de noviembre y el 3 de diciembre de este año, la base monetaria aumentó en más de $ 9,000 millones, pero la circulación monetaria aumentó sólo poco más de $ 3,000 millones. Efectivamente, ambas variables no se mueven necesariamente de la misma manera.
Supongamos que repentinamente, el conjunto de los argentinos queremos utilizar más efectivo, con lo cual retiramos depósitos de los bancos, que a su vez retiran sus depósitos del Banco Central. Para eso son necesarios más billetes, que el Banco Central pone en circulación luego de haberle solicitado a la Casa de la Moneda que los imprima. Si ésta tiene algún tipo de demora en imprimirlos, puede haber un faltante de billetes, lo que no significa que esté faltando dinero en el mercado. Puede haber exceso de dinero generando inflación y que falten billetes para atender toda la demanda del público.
Pero hay un elemento adicional. Los economistas tendemos a enfocarnos en el proceso económico asociado a la emisión de dinero: el Banco Central compra dólares, o títulos públicos o le presta al gobierno, y para ello emite dinero. Y ahí se termina el análisis. Pero además del proceso económico asociado a la emisión de dinero, hay un proceso logístico asociado a hacer llegar el dinero a sus usuarios, tal como hay procesos logísticos y de distribución para llevar un producto de la fábrica a la góndola, por ejemplo. Y este proceso se complica cuando hay inflación alta pero el Banco Central se resiste a crear billetes de mayor denominación. Esto hace que cada vez se necesiten más billetes para realizar una misma transacción; cada vez duren menos los billetes dentro de los cajeros; cada vez sean necesarios más camiones de caudales para abastecer a los cajeros, etc.
Lo que hubo entonces la semana pasada no fue una escasez de dinero (lo que debería generar, de mantenerse, una baja de precios, lo contrario de lo que ocurre cuando sobra dinero) sino problemas productivos para imprimir los billetes y problemas logísticos de distribución de billetes, problemas que se agravan ambos cuando la inflación licúa el valor de los billetes y el Banco Central se resiste a crear billetes de mayor denominación, lo que aumenta el volumen físico de los billetes a imprimir y a distribuir.
En este contexto, tendría mucho sentido crear billetes de $ 200, para reducir el costo de emisión y distribución de billetes. Pero el gobierno teme que esto sea una señal de que hay inflación. ¿No le convendrá crear el billete de $ 200 y “venderlo” diciendo que es necesario, no porque haya inflación, sino porque con este “modelo productivo, nacional y popular” los trabajadores ganan cada vez más y, por lo tanto, necesitan billetes cada vez más grandes? Si alguien le acerca este argumento a Cristina, tal vez nos libere de las dificultades que tenemos cada vez más frecuentemente cuando vamos al cajero. A fin de cuentas, nadie descubrirá que hay inflación recién cuando reciba un billete de $ 200.

No hay comentarios:

Publicar un comentario