Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Sobre “ocupas” y el fenómeno de la inconsistencia temporal

Para el análisis del efecto de las políticas económicas existe una herramienta muy útil, que es el concepto de la inconsistencia temporal. Existe inconsistencia temporal cuando, desde el punto de vista del momento 0 el gobierno evalúa que es conveniente mantener la política A tanto en el momento 0 como en el momento 1 pero, cuando llega el momento 1, descubre que ahora le conviene más la política B que la política A.
Supongamos que en el momento 0 el gobierno evalúa que le conviene aplicar una exención impositiva en el sector de la minería para incentivar fuertes inversiones en el sector, y que dichas inversiones efectivamente se producen en el momento 0. En el momento 1 el gobierno descubre que ya no le conviene la exención impositiva, ya que cobrando nuevamente impuestos a la minería, aumentará la recaudación pero el capital invertido continuará en su lugar, ya que las inversiones ya fueron realizadas. Siendo esto así, la política de exención impositiva en el momento 0 no es creíble, ya que el potencial inversor sabrá que una vez que invierta, el gobierno tendrá un fuerte incentivo a cambiar las reglas de juego que hacían atractiva la inversión.
La aplicación más frecuente del concepto de inconsistencia temporal es en el análisis de las políticas monetarias. Un banco central está interesado en convencer a los agentes económicos de que instrumentará una política monetaria que genere baja inflación. Pero, si todos los agentes económicos le creen y toman decisiones bajo el supuesto de que la inflación será baja (por ejemplo, los sindicatos piden ajustes salariales moderados), el banco central (especialmente si está “dominado” por el Gobierno y, encima, se trata de un año electoral) tendrá el incentivo a ejecutar una política monetaria más expansiva, ya que generando una inflación más alta que la esperada reducirá el salario real y aumentará por lo tanto los incentivos a producir, elevando el nivel de actividad. Pero, si los agentes económicos comprenden esta situación (especialmente los sindicatos), no le creerán al banco central y tendrán entonces expectativas de alta inflación a pesar de la promesa de baja inflación, y tomarán decisiones en consecuencia, generando una alta inflación.
De esta manera, cuando está presente el problema de la inconsistencia temporal los anuncios de política económica no tienen el efecto esperado. En el ejemplo de las exenciones impositivas, las inversiones que se intenta atraer no se producen, mientras que en el ejemplo de la política monetaria, la inflación es alta a pesar de la promesa de baja inflación. Una forma de resolver este problema de falta de credibilidad de la política económica es “atando las manos” del gobierno en el momento 0, para que cuando llegue el momento 1 el gobierno no pueda cambiar las reglas de juego, aún cuando tenga un fuerte incentivo a hacerlo. Ejemplos de cómo es posible “atar las manos” para evitar los efectos negativos de la inconsistencia temporal son la fijación por ley de exenciones impositivas (aunque muchas veces las leyes tienen menos valor que el papel en el que están escritas, como la malograda Ley de Intangibilidad de Depósitos de 2001) o la creación de mecanismos por los cuales se despide al presidente del banco central si no cumple con los objetivos inflacionarios (como ocurre en Nueva Zelanda).
Esta sumarísima introducción al concepto de inconsistencia temporal viene a cuento de que este fenómeno está presente en el muy actual y sensible problema de las familias que están ocupando espacios públicos y privados en distintos lugares del país, incentivadas por la posibilidad de conseguir algún tipo de ayuda estatal para conseguir la propiedad de una vivienda. Durante los primeros días de diciembre el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció la entrega de títulos de propiedad a los habitantes de villas metropolitanas. Parecía una buena idea pero generó una señal muy poderosa: resultaba muy redituable ocupar espacios públicos para obtener luego títulos de propiedad sobre dichos espacios. Y se generó la ocupación del parque Indoamericano. Y se sucedieron otras ocupaciones.
Dado que en una vez producida la ocupación ningún gobierno quiere desalojar por la fuerza, se genera un fuerte incentivo para que otras personas hagan lo mismo. Por lo tanto el gobierno se ve obligado a prometer que a partir de ahora no permitirá que se ocupen espacios públicos o privados. El problema, ahora que comprendimos el concepto de inconsistencia temporal es que . . .  el anuncio no es creíble. La próxima vez que se produzca una ocupación, el gobierno nuevamente se verá incentivado a negociar y desactivar el conflicto, en lugar de desalojar por la fuerza, generando nuevamente incentivos para nuevas ocupaciones. Es el mismo efecto de las moratorias impositivas: el gobierno siempre tiene que anunciar que se trata de la última moratoria, para que de ahí en adelante todos quieran pagar impuestos, pero no resulta creíble y, por lo tanto, se siguen incumpliendo obligaciones impositivas a la espera de la próxima moratoria.
Para desactivar este problema de falta de credibilidad por inconsistencia temporal, la solución planteada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y aceptada por el Gobierno Nacional es la decisión de excluir de cualquier programa de vivienda (y de cualquier otro programa social) a quienes de ahora en más ocupen espacios públicos o privados. Mientras vemos si este anuncio es suficiente para dar credibilidad a la política instrumentada para evitar nuevas ocupaciones, continúan predios tomados en Villa Lugano y Retiro, y continúa el riesgo latente de un nuevo recrudecimiento del problema en distintas provincias.

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