En economía suele
utilizarse la palabra estabilidad para referir períodos con estabilidad de
precios. De ahí que se denominen “planes de estabilización” a los planes
económicos destinados a eliminar la inflación. “Estabilidad inflacionaria” sería entonces un oxímoron.
La contradicción de
las dos palabras es más marcada aún si se tiene en cuenta la hipótesis que planteó hace mucho tiempo Milton Friedman, el “padre”
del Monetarismo: la volatilidad de la inflación es mayor cuanto mayor es su
nivel. Es decir, a mayor inflación, mayor inestabilidad inflacionaria. Axel
Leijonhufvud, economista sueco de pensamiento keynesiano, en las antípodas de
Friedman, planteó alguna vez algo similar: una inflación estable en un nivel alto
(digamos, 25% anual) requiere la misma disciplina monetaria que una inflación
estable en un nivel bajo (digamos, 5% anual), pero un banco central con una
inflación elevada ya ha demostrado que no tiene disciplina monetaria (por eso
genera una alta inflación) y, por lo tanto, difícilmente logre mantenerla
estable. En el pensamiento de
Leijonhufvud tampoco puede haber estabilidad inflacionaria. Argentina está
demostrando que tanto Friedman como
Leijonhufvud pueden estar equivocados.
En efecto, la inflación en Argentina ha sido durante
los últimos dos años sumamente estable. Y esto no parece ser casualidad.
Como ya planteé en otra oportunidad (ver el post “El pronóstico inflacionario de Roubini”), en 70 años de historia económica argentina, hubo diez episodios
en los cuales se cruzó el umbral del 30% anual de inflación, y en sólo uno de
ellos la inflación se desbocó; de los restantes 9, en sólo 3 la inflación
estuvo por encima del 30% durante más de un año. Probablemente esta “estabilidad”
de la inflación se deba a que en estos niveles elevados, comienzan a jugar un
papel importante los factores que generan “inercia inflacionaria”: si todo el
mundo cree que la inflación será del 25% anual, todo el mundo intentará ajustar
contratos y salarios por el 25%, y por lo tanto la inflación tenderá a ser del 25%.
En estas semanas,
mucho se ha hablado de inflación, y de su posible aceleración dada la fuerte
emisión monetaria que se viene produciendo. La realidad es que la inflación continúa presentando una
estabilidad muy marcada. El gráfico siguiente lo muestra claramente: la
línea roja muestra la inflación mensual entre enero y julio de 2012, mientras
que la línea negra muestra la inflación mensual entre enero y julio de 2011, en
ambos casos utilizando la estadística de precios elaborada por la Dirección de
Estadísticas de la Provincia de San Luis. Ambas líneas son notablemente
parecidas.
Que la inflación sea estable no significa que
no sea un problema, aunque por
supuesto sería un problema mayor aun si mostrara alta inestabilidad y, por lo
tanto, alto riesgo de descontrol. Esta estabilidad no es casual, ya que
sostengo tiene que ver con lo que detallé en el post “Los tres efectos monetarios que favorecen al Gobierno Nacional”.
Y hablar de que la inflación está estable no
significa que sea baja. El propio Gobierno Nacional lo reconoce (indirectamente) cuando decide aumentos de salarios mínimos o de Asignación Universal por Hijo
en torno al 25% anual. Aunque el FMI haga de cuenta que no vio nada.
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