En cualquier país es
difícil anticipar lo que puede ocurrir con las variables económicas. Siempre
tengo presentes las palabras de John Kenneth Galbraith: “la característica
fundamental de los futurólogos económicos no es la de saber, sino la de no
saber que no saben. Y que su máxima ventaja es que todas las predicciones,
acertadas o inexactas, se olvidan con rapidez”. Y eso que Galbraith no vivió en
Argentina, donde anticipar el futuro
económico es aún más difícil, por la elevada volatilidad de nuestra economía.
De todos modos, hay
que seguir trabajando, produciendo y tomando decisiones. Y para ello es necesario prefigurar qué puede ocurrir
en el futuro económico, con todas las limitaciones que tal ejercicio intelectual
tiene. Veamos qué elementos podemos
tener en cuenta para analizar qué puede ocurrir con el dólar.
Primero el dólar
oficial. No sé qué estará pensando el Gobierno Nacional. Pero me parece un buen punto de partida suponer
que no devaluará, en el sentido de hacer un cambio de un salto en el tipo
de cambio oficial, como no lo ha hecho nunca desde 2003. Me parece más
razonable suponer que continuará con esta política de dólar administrado, tal vez acelerando un poco el ritmo de
depreciación del peso. Entre el 20 de abril y el 20 de mayo, la
depreciación fue del 1.18% (equivalente a 15.12% anual); entre el 20 de mayo y
el 20 de junio, la depreciación fue del 0.81% (equivalente a 10.13% anual); y
entre el 20 de junio y hoy, la depreciación fue del 1.41% (equivalente al
18.34% anual). Supongamos que el BCRA lleva el ritmo de depreciación al 20%
anual. En ese caso, el dólar oficial
llegaría a $ 4.92 a fines de diciembre.
¿Qué lógica tendría
depreciar al 20% anual? Como mostré en el post “Por qué sube el dólar paralelo”,
tenemos unos 20 puntos porcentuales más de inflación que Brasil. Depreciar
entonces al 20% anual, suponiendo que Brasil mantiene su tipo de cambio en
torno a los 2 reales por dólar, nos permitiría frenar la pérdida de
competitividad cambiaria contra Brasil, aunque no permitiría recuperar el terreno
perdido en el último año. Sería un objetivo muy modesto del Gobierno Nacional,
pero tal vez se trate del objetivo al cual aspire, entrando al año electoral
2013 con una competitividad cambiaria baja pero estabilizada, a la espera del
flujo de dólares que pueden dar las materias primas si siguen los precios altos
el año próximo y acompaña el clima.
¿Y qué puede ocurrir
con el dólar paralelo? La primera respuesta es “cualquier cosa”, ya que es un
mercado chico y volátil, con lo cual un día puede estar cerca de $ 7 y al otro
día cerca de $ 6, o cosas por el estilo. Pero no nos sirve mucho esa respuesta.
De continuar baja la competitividad cambiaria, como sugiere aquel escenario
probable para el dólar oficial, y continuar también las prohibiciones a la
compra de dólares, lo que luce muy probable dada la estrategia oficial de
pesificación forzada de la economía, claramente el dólar paralelo tendrá una
brecha importante con relación al dólar oficial. No sería descabellado pensar
un piso de 20% de brecha cambiaria, con lo cual si el dólar oficial está cerca
de $ 5 a final de año, el dólar paralelo tendría que estar por encima de $ 6. ¿Y
el techo? Pocos elementos para arriesgar una respuesta. Tal vez el elemento más
sólido es, de nuevo, el gráfico de competitividad cambiaria contra Brasil, en
el post “Por qué sube el dólar paralelo”. Si mirás atentamente ese gráfico (con
algunos navegadores, haciendo click en él es posible agrandarlo), podrás ver
cómo, a precios actuales, dentro del rango de entre $ 6.50 y $ 7 se ubican el
pico de tipo de cambio real de 2002, el tipo de cambio alto del periodo 2006 y
2007, el pico de fines de 2009, y los valores del dólar paralelo en esta semana.
El techo de ese rango ($ 7) es alrededor de un 50% superior al dólar oficial actual. Por lo
tanto, a fines de 2012, si el dólar
oficial llegara cerca de los $ 5, podríamos pensar en un techo para el dólar
paralelo en torno a los $ 7.50.
Decir más que esto
probablemente sea demasiado, dadas las limitaciones que tenemos para
adelantarnos al futuro económico. Pero de todos modos, creo que este análisis puede servir para estructurar un poco el
análisis acerca de lo que puede ocurrir con el dólar, la gran pregunta del momento.
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