Al igual que ocurre con la estrategia de colocar deuda del
BCRA en pesos para absorber parte del dinero emitido para financiar déficit
fiscal, el
endeudamiento en yuanes del BCRA con el Banco Popular de China es una
estrategia transitoria, que no puede seguirse indefinidamente.
Un gobierno con una mirada de largo plazo probablemente no
usaría tan intensamente el swap con China. A fin de cuentas, no resuelve el
problema de fondo, que es el atraso cambiario, y a los yuanes obtenidos
mediante el swap hay que devolverlos, junto con sus intereses.
Pero con una mirada de corto plazo, hasta final de mandato, al
Gobierno le resulta atractivo seguir aumentando las deudas en pesos y en
yuanes, cuya devolución condicionará las políticas monetaria y cambiaria del
próximo Gobierno.
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