Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

miércoles, 13 de marzo de 2013

La tarjeta de Moreno y el IVA de Dilma


Los gobiernos de Argentina y Brasil están preocupados por la inflación aunque, dada la diferencia de magnitudes (25% acá, 6% allá), podríamos decir que están preocupados por problemas distintos.

Tan distintos, que la estrategia de Brasil no es apropiada para Argentina. Bajar el IVA a ciertos productos básicos no reduce una tendencia al aumento de precios, sino que modera la inflación por única vez. Con una inflación baja, y políticas macroeconómicas no inflacionarias, esto puede ayudar a “poner en caja” la inflación; con inflación alta, y políticas económicas inflacionarias, sería sólo un “respiro”.

Argentina necesita, a diferencia de Brasil, un cambio en su política macroeconómica, reduciendo el ritmo de aumento del gasto público y de emisión monetaria, con metas de inflación descendentes en el tiempo, para alinear expectativas y evitar un impacto negativo sobre la actividad económica.

Un congelamiento de precios sin esas políticas macroeconómicas sólo permite ganar tiempo en un año electoral. Y obliga a avanzar sobre la industria de bienes de consumo y otros proveedores, como el sector financiero, que forma parte de la estructura de costos de los comercios. Este es el motivo por el cual Moreno plantea su proyecto de nueva tarjeta de crédito, emitida por el Banco Nación, con comisiones reducidas.

Pero una cosa es que la nueva tarjeta compita con las tarjetas existentes, y otra muy diferente es que tenga garantizada la exclusividad en los comercios que la acepten. Que el Estado intervenga para aumentar la competencia es bienvenido, que lo haga para transformarse en monopolista de la financiación al consumo claramente no lo es.

De todos modos, es complicado, desde el punto de vista operativo, sustituir rápidamente a las tarjetas existentes. Y lo que necesita el Gobierno es impactar rápidamente, porque está en un año electoral. Es probable entonces que sólo se trate de una estrategia de negociación con bancos y tarjetas de crédito, con el sello Moreno. El tipo de negociación que seguramente veremos en los próximos meses, en el intento de congelar precios hasta octubre.

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