Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

sábado, 3 de diciembre de 2011

A 10 años del Corralito

Hace exactamente 10 años, el 3 de diciembre de 2001, comenzaba a regir lo que pronto pasó a ser conocido como Corralito. Se trataba de la limitación para extraer de los bancos en efectivo un máximo de $ 250 (equivalentes a u$s 250) por cuenta por semana. Se ha criticado bastante la decisión de limitar la extracción de dinero de cuentas transaccionales (cuentas corrientes, que en general tienen fondos que no salen del sistema, sino que se utilizan para realizar pagos mediante cheques y transferencias) y planteado la conveniencia de reprogramar los depósitos a plazo fijo, sin imponer restricciones sobre las cuentas corrientes. Pero esa es una discusión entre economistas, y más de historia económica que de actualidad económica.
Para quienes no son economistas, seguramente resulta más interesante analizar qué llevó al Corralito de 2001 y cuán lejos o cerca estamos de las condiciones que llevaron a esa medida. Al menos, es lo que mucha gente me ha preguntado en estos días. Para ponerlo en términos muy simples, diría que hubo tres factores clave para comprender cómo llegamos al Corralito:
1.- A medida que transcurría 2001 aumentaba el riesgo de un default de la deuda pública. En caso de un default, los bancos tendrían problemas de solvencia, ya que entre sus activos había una proporción alta de títulos públicos. Licuándose el activo de los bancos por default de los títulos públicos en su poder, la recuperación de los depósitos en esos bancos corría riesgo.
2.- A medida que transcurría 2001 aumentaba el riesgo de una devaluación. En caso de devaluación, los bancos tendrían problemas de solvencia ya que estaban en una situación de “descalce de monedas”: la mayor parte de los depósitos estaban nominados en dólares (alrededor del 70% de los depósitos totales) pero prestados a personas y empresas con ingresos en pesos. Sin devaluación no había problemas. Con devaluación, las personas y empresas con ingresos en pesos y créditos en dólares no podrían hacer frente a estos créditos, licuándose entonces el valor de parte del activo de los bancos, poniendo en riesgo la recuperación de los depósitos.
3.- En 2001 no había “prestamista de última instancia”. Se trata de la función que cumple el Banco Central emitiendo todo el dinero que haga falta para prestarle a los bancos en caso de necesidad de liquidez por una corrida contra los depósitos. Mientras duró la Convertibilidad, el BCRA tuvo estrictas limitaciones para la emisión de dinero sin respaldo en reservas internacionales. Sin prestamista de última instancia, ante la eventualidad de una corrida bancaria, los depositantes tienen el incentivo a ir rápido por sus depósitos, para no ser los últimos en intentar cobrar, cuando ya no queden fondos disponibles.
Con estos tres factores operando en 2001, era muy difícil detener la corrida de depósitos. El temor a no poder recuperar los fondos depositados fue aumentando a lo largo de 2001, por el riesgo de que default y devaluación licuaran el activo de los bancos y, encima, quien no hiciera el retiro lo suficientemente rápido ni siquiera podría recuperar sus depósitos antes de que se produjeran el default y la devaluación.
Pero la situación actual está muy lejos de aquella situación diez años atrás. En este momento el riesgo de default de la deuda pública es mucho más bajo. Aun sin superávit fiscal, sin acceso al financiamiento externo y sin reservas excedentes para pagar vencimientos de deuda pública, el peso de la deuda pública es mucho más bajo que en aquel entonces, y el déficit fiscal sustancialmente menor. Tampoco hay descalce de monedas, ya que todos los depósitos en dólares están o bien prestados a empresas con flujos en dólares (por ejemplo, pre-financiando exportaciones) o bien depositados en efectivo en el BCRA. Esto hace que una eventual devaluación no impacte negativamente sobre la solvencia de los bancos. Y a diferencia de 2001 ahora sí existe prestamista de última instancia, ya que el BCRA puede emitir dinero para prestarle a los bancos en caso de pérdida de depósitos.
Si bien objetivamente estamos lejos de una situación como la que incubó los problemas que llevaron al Corralito, hace pocas semanas hubo gente, incluso gente muy informada, que temía algún corralito o pesificación de depósitos en dólares. Es uno de los efectos negativos que generaron las medidas de restricciones a la compra de dólares: la percepción de que casi cualquier medida, incluso la más improbable, resulta verosímil. Sería la primera vez en la historia que un corralito se produce sin corrida contra los depósitos (o con una corrida acotada a los depósitos en dólares, que no llegan al 15% de los depósitos totales) o una pesificación se produce sin descalce de monedas. No tiene ningún sentido. Y creo que CFK, aun cuando no tenga filtros suficientes que le frenen medidas contraproducentes, como ocurrió con los controles a la compra de dólares, tiene el suficiente olfato político para comprender que medidas que generen incertidumbre entre los depositantes pueden tener altísimo impacto político, como ocurrió hace 10 años.
Por todo esto, eliminemos de los escenarios posibles para los próximos meses cualquier medida de restricción a los depósitos en los bancos, así despejamos el análisis, quedándonos sólo con las medidas de política económica con cierta probabilidad de ocurrencia.

Para más detalles sobre el riesgo de pesificación, ver el post “Sobre el riesgo de pesificación de los depósitos en dólares”.
Más detalles sobre las crisis económicas como la de 2001, en Macroeconomía para No Economistas, de Editorial EDICON, que estará disponible en pocos días.

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