Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

sábado, 7 de mayo de 2011

Diálogos Económicos

Periodista. Gastón, hace tiempo que no hablábamos.
Gastón Utrera. Así es.
P. ¿Cambiaron muchas cosas desde la última vez?
GU. No muchas. Los problemas de la economía argentina siguen siendo básicamente los mismos, con más incertidumbre por el hecho de estar ya en un año electoral, incertidumbre que se refleja en la mayor compra de dólares y la suba del dólar marginal. Sin que se acelere la inflación, como muchos temían, pero con una desaceleración de la economía.
P. ¿Cómo es esto? ¿La economía dejó de crecer?
GU. No, la economía sigue creciendo. Pero lo hace a tasas menores, tal como advertí hace varios meses que ocurriría. A comienzos de noviembre escribí un post en el blog que se llamó “Se acabó la parte fácil de la recuperación económica”, en el cual argumentaba que, habiéndose recuperado durante agosto del año pasado el nivel de actividad económica previo a la recesión, a partir de ese momento se iniciaba la etapa difícil del crecimiento económico, refiriéndome a la etapa en la cual para crecer aceleradamente hace falta invertir fuertemente. Con lo cual era esperable una menor velocidad de crecimiento.
P. ¿De cuánto estamos hablando?
GU. Para poner números simples: si entre mitad de 2009 y mitad de 2010 el crecimiento de la actividad económica equivalía al 7.5% anual, desde mediados de 2010 hasta ahora ese crecimiento se redujo al equivalente al 2.5% anual. De continuar ese ritmo durante el resto del año, el crecimiento de 2011 no llegará al 4%.
P. ¿A pesar de que Brasil y China siguen creciendo fuertemente?
GU. A pesar de eso. Y a pesar de los altos precios de las materias primas.
P. ¿Y cómo se explica esto? Tenía entendido que con una demanda externa fuerte, la economía tiene que crecer mucho.
GU. Esto se explica porque ya no tenemos restricciones de demanda agregada, como teníamos mientras salíamos de la recesión, sino restricciones de oferta agregada, como ocurre cuando la capacidad ociosa es muy baja en la mayoría de los sectores. Con restricción de demanda agregada, más demanda externa (en realidad, más demanda de cualquier tipo) genera más actividad económica, pero con restricción de oferta agregada, más demanda genera inflación, sin aumentar la actividad económica.
P. ¿Qué debería hacer entonces el Gobierno con la política económica?
GU. Por un lado, debería bajar el ritmo de crecimiento de la demanda agregada (desacelerar el crecimiento del gasto público y bajar el ritmo de emisión monetaria) para moderar las presiones inflacionarias y, por el otro, estimular la oferta agregada, con medidas como la reducción de impuestos al trabajo, la eliminación de trabas para importar o exportar, la generación de confianza para que aumenten las inversiones privadas, el aumento de la inversión en energía e infraestructura. Es decir, medidas que fomenten la producción, en lugar de fomentar la demanda.
P. ¿Hay chances de que el Gobierno haga algo de eso hasta las elecciones?
GU. Creo que no. Lo más probable es que sigamos viendo más de lo mismo hasta las elecciones.
P. Volviendo entonces a la actividad económica. Escuché estos días a algunos economistas hablar de que el crecimiento es alto, de casi el 7% en el caso de toda la economía, y del 9% en el caso de la industria. Un economista cordobés dijo que la industria ya no crece al 14% anual, pero todavía crece a una tasa alta del 9%.
GU. Yo también escuché lo mismo, en boca de muchos economistas. Es un error en la interpretación de los datos. Quienes hacen referencia a esos números, están analizando lo que se conoce como variaciones interanuales, es decir, cómo es la producción actual en comparación con un año atrás. Y efectivamente, la producción actual es mucho más alta que hace un año, tanto en el caso de la producción industrial como de la producción total. Pero eso no indica a qué velocidad está creciendo la actividad económica, sino sólo cuánto creció en los últimos 12 meses. Lo que importa son las variaciones mes a mes, y estas han bajado en las magnitudes que mencioné. Para usar una figura muy ilustrativa, mientras la mayoría de los economistas mira el espejo retrovisor (las variaciones interanuales), yo miro el velocímetro (las variaciones mes a mes).
P. Ahora entiendo. La actividad económica es alta, pero está creciendo poco.
GU. Así es. De todos modos, creo que la economía llegará bastante bien a la elección presidencial. Una situación inmejorable para Cristina.
P. ¿Pero no puede perjudicarla la elevada inflación?
GU. Probablemente no, porque la inflación no es actualmente la principal preocupación de la gente, por un motivo muy simple: aunque es alta, no causa mucho daño en los consumidores porque los salarios, en general, le están siguiendo el ritmo a la inflación, y le están ganando a la inflación en amplias franjas de trabajadores, en especial los que están en blanco bajo convenio.
P. De todos modos, esta inflación afecta mucho la competitividad cambiaria, ya que con dólar planchado, estos aumentos de precios implican aumentos en dólares.
GU. Lo que ocurre es que el dólar ha estado haciendo el trabajo sucio de compensarnos la elevada inflación que tenemos. Me explico: devaluamos poco y tenemos más inflación que el resto del mundo, pero muchas monedas se han apreciado con relación al dólar y, por lo tanto, nuestra moneda se ha depreciado contra ellas. Es como si hubiéramos devaluado, pero sin devaluar.
P. Escuché esta semana que la muerte de Bin Laden podría beneficiar a Argentina, por un mayor crecimiento de Estados Unidos, por menor precio del petróleo.
GU. Creo que muchos se apresuraron en pronosticar mejoras en la economía estadounidense por ese episodio inesperado. De hecho, pocas horas después del anuncio, Juan Turello me preguntó por qué no escribía sobre ese tema en mi blog. La verdad es que no se me había ocurrido que pudiera ser interesante, desde el punto de vista económico visto desde Argentina. Y después comprendí por qué: la muerte de Bin Laden genera un efecto difícil de predecir, ya que puede bajar o aumentar el riesgo de nuevos atentados, dependiendo de cuán fuerte haya quedado Al Qaeda. La impresión inicial fue que esto bajaba al riesgo de nuevos atentados (el “mundo más seguro” de Obama), pero luego de pocas horas comenzó a percibirse que el efecto podría ser el opuesto. De hecho, países desarrollados han aumentado sus medidas de seguridad.
P. ¿Entonces no es probable que se aprecie el dólar?
GU. No como tendencia sostenida. Creo que la actual política monetaria estadounidense pesa más que cualquier evento relacionado con la guerra contra el terrorismo. Con tasas de interés tan bajas y tanta inyección de liquidez, es difícil que se fortalezca el dólar.
P. Seguimos teniendo suerte entonces.
GU. Totalmente. Sin la depreciación del dólar en los últimos meses, estaríamos mucho peor en términos de competitividad.
P. De todos modos, parecen haber aumentado las expectativas de devaluación.
GU. Creo que sí. Ha aumentado el interés por el dólar. Ya pasó antes de la elección legislativa de 2009, cuando salían muchos capitales por expectativas de devaluación, que se revirtieron durante los meses posteriores a la elección. Si ocurrió antes de aquella elección, con un dólar más caro en términos relativos, es más probable aún que ocurra este año, cuando el dólar llega con menos poder adquisitivo, y es lógico que los inversores piensen que algo tendrá que hacer el Gobierno luego de las elecciones.
P. Esperemos que la salida de capitales no sea muy grande.
GU. Esperemos, aunque paradójicamente, una salida de capitales disminuye la necesidad de emisión monetaria para comprar dólares y, por lo tanto, reduce las presiones inflacionarias. Pero a eso lo dejemos para otra charla.

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