Sin embargo existen situaciones en las cuales tiene sentido financiar, transitoriamente, gastos corrientes con deuda.
Por ejemplo, cuando hay que optar entre reducir abruptamente el déficit fiscal reduciendo gasto público, a riesgo de hundir a la economía en recesión, o reducirlo gradualmente por aumento de la recaudación a medida que aumenta la actividad económica.
Esta última alternativa implica colocar deuda pública para financiar, transitoriamente, gasto corriente.
El análisis, en 1 minuto. Click aquí.
@GastonUtrera
Contenidos complementarios:
1 minuto: La falacia del ajuste fiscal
1 minuto: Qué está ocurriendo con la deuda pública
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