Al problema de atraso
cambiario que se agravó en los últimos dos años, se agrega ahora el impacto de
la depreciación de las monedas de la región, a un ritmo mayor que la suba
administrada del dólar oficial argentino.
Se juntan así dos
problemas que impactan negativamente sobre nuestra competitividad cambiaria:
nuestra mayor inflación, y un tipo de cambio que se queda rezagado frente a las
subas en el resto de la región.
Esta tabla muestra
algunos datos al respecto:
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