Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

martes, 19 de noviembre de 2013

Kicillof y el nuevo mecanismo de toma de decisiones de política económica

Durante los últimos dos años, buena parte de los problemas económicos fue consecuencia del mecanismo de toma de decisiones de política económica, centralizado en la Presidenta, con varios funcionarios presentándole medidas inconsistentes entre sí. Se trató de un mecanismo que no inventó Cristina Fernández, sino Néstor Kirchner, quien, luego de la salida de Roberto Lavagna, tuvo siempre ministros de economía sin peso propio, meros ejecutores de órdenes.

Cuando esto ocurre, el riesgo de errores en la política económica es alto, porque cuando no hay nadie “mirando toda la cancha” se produce un efecto de “frazada corta”, con medidas de política económica propuestas por funcionarios que miran sólo una parte de la economía (la que les toca de acuerdo a sus funciones), y por lo tanto intentan arreglar problemas en algún sector de la economía y terminan generando problemas en otros sectores. Ocurrió, por ejemplo, cuando a finales de 2011 alguien le llevó a la Presidenta la idea de restringir la compra de dólares a través de disposiciones de la AFIP, para descubrir, pocos días después, cómo comenzaban a caer los depósitos en dólares, algo impensado antes de esas medidas.

Es claro que, durante los últimos dos años, Lorenzino, Kicillof, Moreno, Echegaray y Marcó del Pont tuvieron diagnósticos y propuestas muy diferentes entre sí. Si agregamos que, probablemente, Cristina Fernández no tiene la misma habilidad que tenía Néstor Kirchner para tomar decisiones de política económica, y que la economía resistía más los errores de política económica en épocas de Néstor Kirchner (cuando había superávit fiscal, superávit externo, tipo de cambio alto, reservas excedentes en el BCRA, capacidad ociosa en la economía) que en épocas de Cristina Fernández (cuando hay déficit fiscal, cada vez menor superávit externo, atraso cambiario, escasez de reservas en el BCRA, menor capacidad ociosa en las empresas), podría concluirse que ese mecanismo de toma de decisiones de política económica empezaba a resultar cada vez más insostenible.

Es probable que a partir de ahora ya no tengamos ese tipo de problemas. Kicillof no tiene el perfil de un ministro para cumplir órdenes, sino de un ministro con ideas propias. Y Capitanich, el nuevo Jefe de Gabinete, seguramente contribuirá a que las propuestas de política económica lleguen a la Presidenta de un modo más organizado, con medidas pensadas “mirando toda la cancha”, en lugar de medidas inconsistentes entre sí enfocadas en distintos aspectos de la economía.

Esto, por supuesto, no necesariamente significa que a partir de ahora comiencen a resolverse los problemas económicos. Un mecanismo más ordenado de toma de decisiones no garantiza buenas medidas de política económica. Pero al menos reduce el riesgo de que los problemas se generen por políticas inconsistentes entre sí. Ahora todo dependerá del enfoque de política económica que se adopte.

La cuestión importante entonces es qué medidas propondrá Kicillof. Aumenta sustancialmente la probabilidad de que comience a configurarse el escenario que planteamos hace dos meses (ver, por ejemplo, Economía en 5 Minutos del 1 de octubre, click aquí): un esquema de tipos de cambio múltiples que busque varios objetivos a la vez: (a) dar vuelta la balanza de turismo, encareciendo los viajes de Argentinos al exterior y abaratando los viajes de extranjeros a Argentina, (b) eliminar el mercado del dólar paralelo, creando un mercado de dólar financiero oficial que lo reemplace, (c) favorecer la entrada de dólares financieros, atraídos por activos baratos en dólares, (d) mejorar la competitividad de algunos sectores industriales pero al mismo tiempo (e) minimizando el impacto sobre la inflación.

El efecto sobre distintos sectores dependerá de cómo se organice tal esquema de tipos de cambio. Puede ser positivo para sectores industriales (en la medida en que mejore su competitividad cambiaria y permita además reducir restricciones a las importaciones) y para el sector inmobiliario (en la medida en que estabilice el dólar financiero, incentivando la compra de inmuebles que quedarán baratos en dólares). Y negativo para el sector agropecuario (si le toca el tipo de cambio más bajo de la escala).

Pero, como otra cara de la misma moneda, vamos a una economía con más intervencionismo del Estado, con Kicillof intentando incidir sobre la rentabilidad de cada sector, aumentando la discrecionalidad y arbitrariedad en las decisiones de política económica. Es justamente el funcionario que alguna vez le dijo a Paolo Rocca que podía fundir a Techint mediante la fijación del precio de la chapa.

De cualquier modo, la elección de la dupla Capitanich/Kicillof implica que, finalmente, después de varios meses de inacción, el Gobierno comienza a mostrar sus cartas. Se vienen días movidos en temas económicos.

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