El proyecto de “blanqueo” de dólares enviado al Congreso tiene muchas
aristas para el análisis. El desincentivo a pagar impuestos cuando a quienes no
pagan se los recibe con los brazos abiertos, sin siquiera cobrarles impuesto al
cheque. El peligro de terminar permitiendo, junto con el blanqueo impositivo,
el lavado de dinero proveniente de actividades criminales. La enorme
contradicción de pesificar primero la economía, para acabar con el uso del
dólar para atesoramiento y compra de inmuebles, y terminar creando instrumentos
financieros en dólares, no sólo para permitir el atesorando de dólares, sino
también para comprar inmuebles e incluso para cancelar otro tipo de
obligaciones en dólares. La gran dificultad del equipo económico para explicar
el funcionamiento, los alcances y las implicancias del esquema propuesto. Lo
inoportuno de anunciar un blanqueo de estas características en medio de graves
denuncias de dinero negro vinculado al Poder. Entre muchos aspectos más.
El instrumento más controvertido e incomprendido, incluso por
economistas y los propios funcionarios del gabinete económico, es el de los
CEDIN, certificados a emitir por el BCRA que servirán para la compra de
inmuebles. El sentido común indica que podría servir para impulsar el sector
inmobiliario y reducir el dólar paralelo. La realidad es que difícilmente lo
logre.
Para clarificar este importante punto, es útil un simple ejemplo. El
individuo A tiene dólares en negro, y decide aprovechar el nuevo esquema para
blanquearlos. Entrega 100 dólares al BCRA y recibe un CEDIN por 100 dólares. En
caso de que quiera continuar atesorando dólares, en lugar de adquirir un
inmueble, algo que seguramente ocurrirá en muchos casos (después de todo, ya
optó por atesorar dólares), puede vender el CEDIN a un desarrollista por,
digamos, 90 dólares. El desarrollista entrega luego el CEDIN al BCRA y recibe
100 dólares. Puede hacerlo porque tiene operaciones inmobiliarias (se dedica
justamente a eso), de tal modo que puede justificar al BCRA que tiene CEDIN en
su poder porque realizó una operación inmobiliaria (cuán fácil o complejo sea
hacerlo dependerá de la reglamentación de la ley que haga el BCRA).
En este ejemplo, la persona A habrá blanqueado 100 dólares a un costo de
10 dólares (entregó 100 dólares negros y se llevó 90 dólares blancos); el
desarrollista habrá hecho una diferencia de 10 dólares (entregó 90 dólares a la
persona A y recibió 100 dólares del BCRA); el BCRA habrá aumentado
transitoriamente sus reservas en 100 dólares entre el momento de la emisión del
CEDIN y el momento en que lo rescata al final del proceso, a pedido del
desarrollista. Pero no se habrá vendido ningún inmueble adicional, con lo cual
no habrá generado impacto sobre el sector de la construcción, ni habrá
inyectado dólares al mercado paralelo, con lo cual no habrá impactado sobre su
cotización.
Siguiendo con el ejemplo, si apareciera una persona B que desee comprar
con pesos el CEDIN a la persona A, reducirá la demanda de dólares en el mercado
paralelo, pero será la persona A quien tendrá que recurrir al mercado paralelo
para hacerse de los dólares que desea atesorar, con lo cual la demanda del
paralelo quedará igual, y por lo tanto no habrá baja de la cotización del dólar
paralelo. Además, la persona A probablemente no querrá recibir pesos, sino dólares,
con lo cual será la persona B la que tendrá que ir al paralelo.
La clave del ejemplo es que mientras la persona que blanquea desee
continuar posicionada en dólares, no cambiará nada en el mercado inmobiliario,
ni tampoco en el mercado del dólar paralelo. Sólo impactará sobre ambos
mercados cuando quiera quedarse con un inmueble de primera mano, en cuyo caso
el CEDIN terminará en algún desarrollista que luego necesitará vender sus
dólares en el mercado paralelo para obtener los pesos necesarios para pagar
materiales y salarios. Sólo en ese caso aumentará la venta de inmuebles de
primera mano y caerá algo la cotización del dólar paralelo. Pero es de esperar
que la decisión de blanquear vía inmuebles sea tomada por una fracción de
quienes blanqueen sus dólares vía CEDIN. Ni hablar si quien va a blanquear, en
lugar de dólares tiene pesos, en cuyo caso tendrá que comprar previamente los
dólares en el mercado paralelo, y por lo tanto aumentará la demanda de dólares
en lugar de bajarla.
De tal modo que es difícil que la motivación original para crear los
CEDIN haya sido la de impulsar el mercado inmobiliario y bajar el dólar
paralelo (y si esa fue la motivación, se creó un instrumento poco efectivo para
lograrlo). Es más probable que la motivación haya sido canalizar dólares hacia
las reservas del BCRA, al menos transitoriamente, mientras los CEDIN están
circulando por la economía. Y de esa forma reponer al menos parte de los 2,000
millones de dólares de reservas del BCRA que se destinarán a financiar a YPF. Con
lo cual tal vez la clave para comprender todo el blanqueo sea tener en cuenta
que puede servir para morigerar el gran problema que se compró el gobierno al
confiscar YPF: cómo financiarla. Con los nuevos bonos que rinden el 4% en
dólares lo logra directamente, mientras que con el CEDIN lo hace
indirectamente, reponiendo las reservas que use para financiar a YPF.
Con tanta complejidad, que incluso está confundiendo a economistas y a
los propios funcionarios, no es extraño que haya tanta confusión entre el resto
de la población.
Para seguir este análisis en formatos de video y de audio, Economía en 5
Minutos en www.economictrends.com.ar
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