Bastante repercusión generaron las declaraciones de Guillermo Moreno, planteando que el dólar
oficial podría llegar a los $ 6 a fines de este año, lo cual implicaría una
depreciación de alrededor del 20%. Excepto la novedad de que un alto
funcionario explicite la política cambiaria, nada cambia en términos de lo que cabía esperar antes de estas
declaraciones. De hecho, en el post del 20 de julio de 2012 (ver “¿Qué puede pasar con el dólar?”, clickeando aquí), argumenté lo siguiente:
1.- Que 20% anual probablemente sería el objetivo al cual
aspirara el Gobierno Nacional, con la lógica de que ese porcentaje de
depreciación es el que cierra la diferencia inflacionaria de Argentina contra
Brasil (grosso modo, 25% Argentina vs 5% Brasil).
2.- Que el Gobierno ya
estaba dando señales de que iría en esa dirección, con lo cual cabía esperar un dólar oficial a $ 4.92 a
finales de diciembre (cerró a $ 4.918 el 31 de diciembre, dato oficial BCRA).
3.- Qué en aquel entonces podíamos tomar un valor
de $ 7 como techo del dólar paralelo (cuando días después se aproximó a ese
valor, y disparó expectativas de descontrol, en pocos días volvió a bajar).
4.- Y que a finales de 2012 el valor techo para el
dólar paralelo alcanzaría los $ 7.50. Luego de tocar $ 7.52 hace pocos días, bajó a los $
7.40 actuales.
El argumento del techo
de $ 7 en julio pasado y de $ 7.50 actualmente está basado en el tipo de cambio
real contra Brasil (es decir, considerando inflación acá y en Brasil) que
tuvimos en 2002, en medio de la crisis y la incertidumbre de aquel año, y en
los fenómenos monetarios actuales que están permitiendo una alta emisión sin
aceleración de la inflación.
Esto último es muy
importante. Los datos publicados ayer por la Dirección Provincial de
Estadísticas y Censos de la Provincia de San Luis confirman el diagnóstico de inflación alta pero estable. El gráfico
siguiente actualiza el indicador que venimos siguiendo desde el año pasado:
Sigue sin producirse
una aceleración inflacionaria, indicador
de que la economía continúa absorbiendo parte de los pesos que emite el BCRA
(como expliqué el 27 de agosto de 2012 en el post “Por qué, con emisión de pesos del 35% anual, no aumenta la inflación” o antes aún, el 31 de julio de
2011, en el post “¿Querés saber cuál es el truco para emitir al 38% y tener una inflación de sólo el 23%?”).
Sigo insistiendo en que este indicador es clave. Cuando ambas
líneas comiencen a separarse, mostrando una aceleración de la inflación, será
indicio de que se acabaron los fenómenos que permitían alta absorción de pesos.
Hasta que eso ocurra, creo difícil que
se dispare de manera sostenida el dólar paralelo (obviamente, producto de
la inflación, lo que hoy son $ 7.50, a finales de año serán $ 9, es decir, un
50% de brecha cambiaria). Aunque, por supuesto, en la economía argentina casi
todo es posible.
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