Un blog de economía para no economistas

"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", reza una maldición china. Los argentinos sufrimos la maldición de vivir en una economía "interesante". Por eso tenemos que saber más de economía que en otros países.

Para enfrentar la maldición de vivir en una economía "interesante", en este blog encontrarás comentarios, análisis y estadísticas sobre la economía argentina, sin jerga económica innecesaria ni tecnicismos, con rigurosidad analítica pero simpleza en la exposición.

lunes, 29 de abril de 2013

#yonomequieroir

Al final de la semana pasada, #mequieroir fue el hashtag que hizo furor en las redes sociales. Se refería a la frase de Hernán Lorenzino, Ministro de Economía, al dar por terminada, de manera insólita, una entrevista que una periodista griega le estaba haciendo, con preguntas muy simples, elementales, que cualquier estudiante de periodismo habría hecho, referidas a la inflación.

El hecho da lugar a varias reflexiones. En primer lugar, la notable incapacidad del Ministro para explicar lo que está ocurriendo en la economía argentina. Es cierto que se bloqueó con la pregunta sobre el nivel de la inflación, y esto probablemente se deba al temor de ser reprendido por tocar un tema prohibido dentro del Gobierno Nacional, pero también lo es que en la pregunta anterior, referida a la evolución de las variables sociales desde la crisis de 2002, el desempeño del Ministro tampoco había estado a la altura de su cargo, mostrándose dubitativo e impreciso. De todos modos, no es demasiado relevante la incapacidad del Ministro de Economía, por el simple hecho de que es claro que no es él quien toma las principales decisiones de política económica. Su irrelevancia hace menos riesgosa su incapacidad. Y esto es anterior a la malograda entrevista: durante todo el año pasado, fue prácticamente un observador externo de las medidas de política económica anunciadas por sus subordinados Kicillof y Moreno.

El problema es que da la impresión de que no hay nadie en el Gobierno Nacional tomando decisiones de política económica con una visión integral de la economía. Por eso tantas situaciones de “frazada corta”, en las cuales una medida de política económica destinada a solucionar algún aspecto de la economía termina generando problemas en otros aspectos. Un resultado típico de decisiones tomadas por distintos funcionarios, cada uno encargado de un aspecto específico de la economía.

El actual modo de tomar decisiones de política económica no es nuevo. Viene de la época de Kirchner, luego de la salida de Lavagna como Ministro de Economía (¿alguien se acuerda del Ministro Miguel Peirano, o ya en la gestión de Cristina, del Ministro Carlos Fernandez?). El problema es que hoy los errores se notan más porque la economía está más al límite, con muchos problemas acumulados, de tal manera que el riesgo de centralizar las decisiones económicas en el Presidente es hoy mucho mayor, porque la economía ya no resiste del mismo modo los errores de política económica. Y se potencia además si quien centraliza las decisiones no sabe mucho de economía.

De cualquier forma, mientras Lorenzino se quiere ir (en principio de las entrevistas odiosas, pero tal vez también de su cargo), nosotros nos tenemos que quedar. Y tenemos que convivir con la inflación que el Gobierno niega. Y para eso tenemos que comprender lo que está ocurriendo. Algunas claves de análisis al respecto:

1.- La inflación mostró una notable estabilidad durante los últimos dos años. Esto seguramente se debe al rol preponderante que juega la inercia inflacionaria en estos niveles de inflación. Se trata de un fenómeno muy simple: si todos esperamos una inflación del 25%, todos tratamos de ajustar contratos, precios y salarios por 25%, con lo cual la inflación seguramente terminará siendo del 25%, convalidando expectativas y reiniciando el proceso. Esto le da cierta estabilidad a la inflación, y es la clave para reducirla sin dañar la economía.

2.- A pesar de la fuerte emisión de dinero durante 2012 (alrededor de 40% anual), la inflación no se aceleró, porque la economía absorbió muchos pesos. Por ejemplo, la propia pesificación forzada de la economía obligó a realizar con pesos operaciones que antes se realizaban con dólares, aumentando así la demanda transaccional de pesos, amortiguando el impacto inflacionario de la emisión monetaria.

3.- Pero este proceso seguramente se revirtió desde enero de este año, cuando el dólar paralelo comenzó a mostrar una tendencia siempre creciente. Un dólar paralelo que va siempre hacia arriba es prácticamente una invitación a comprar dólares ya que no hay activo alternativo cuya rentabilidad se le acerque. Y esto frena operaciones en pesos, como las operaciones inmobiliarias, con lo cual la economía deja de absorber pesos, que comienzan entonces a sobrar.

4.- De esta forma, este año sobran (a) los pesos que se emiten para financiar déficit fiscal, (b) los pesos que se emitan para comprar los dólares comerciales que sobren cuando comience a liquidarse el grueso de las exportaciones agropecuarias y (c) parte de los pesos que fueron emitidos el año pasado, y eran utilizados en operaciones en pesos que hoy no se realizan, al menos en la misma magnitud. Todo esto es “combustible derramado”, que impacta sobre el dólar paralelo, pero también, tarde o temprano, sobre los precios.

5.- Ya hay algunos indicios de aceleración inflacionaria, por ejemplo en el índice de precios elaborado por la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia de San Luis. Las consultoras que promedia la oposición en el Congreso muestran números más bajos, probablemente porque en Buenos Aires tal vez funcione mejor el congelamiento de precios, como ha ocurrido muchas veces en estos años.

6.- Con tantos pesos excedentes, que dan lugar a presiones inflacionarias crecientes, y congelamientos de precios como única “política anti-inflacionaria”, el riesgo es que se vayan acumulando desequilibrios que luego de las elecciones de octubre lleven a mayor inestabilidad económica. Esto ocurrió con el famoso “Rodrigazo” de 1975, aunque hoy las condiciones no son tan críticas como en aquellos tiempos, ni desde el punto de vista económico ni desde el punto de vista político, afortunadamente.

7.- La clave hasta octubre será identificar si el Gobierno Nacional es consciente de los riesgos que está asumiendo con esta política económica, y por lo tanto se prepara para ordenar la economía luego de las elecciones, o si considera que luego de las elecciones podrá seguir con más de lo mismo. Si ocurriera esto último, el riesgo de crisis económica luego de octubre es grande.

Para los que no nos podemos ir, y tampoco nos queremos ir, en pocos días podremos seguir el análisis a través de mi nuevo libro La Inflación – Cómo comprender y combatir la enfermedad crónica de Argentina, editado por EDICON, la editorial del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuyo adelanto está desde hace algunas semanas en la sección Teoría Económica para No Economistas, en www.economictrends.com.ar

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