Pasaron más de 8
meses, pero sigue teniendo una notable vigencia. Se trata del diálogo que
mantuvimos con Juan Turello en la columna económica de los lunes en Bipolares
(FM 96.1 de Córdoba) el 4 de junio de 2012 (clickear aquí).
Mucho de lo que
ocurría en aquel momento, sigue ocurriendo hoy, aunque sus consecuencias
negativas son hoy más evidentes que en aquel momento simplemente porque la
economía ha ido acumulando complicaciones. En particular, esta semana han sido
evidentes las señales de que la política
económica sigue a la deriva, sin nadie en el Gobierno Nacional que esté
mirando la economía en su conjunto, sino más bien con varios funcionarios que
acercan ideas parciales, sin una visión integral. Congelamiento de precios sin una política anti-inflacionaria es
claramente un ejemplo de este tipo de ideas.
Concretamente, creo
que el congelamiento de precios en distintos sectores, como supermercados y cadenas
de electrodomésticos, ha dado varias señales para el análisis.
1.- Señal de que el Gobierno Nacional sabe que la inflación
no es del 10%. Si la inflación fuera de “sólo” el 10%, seguramente habría
intentado un acuerdo de precios más ambicioso, y no sólo por 60 días. De todos
modos, ya era claro que el Gobierno Nacional sabía que la inflación no era del
10%, porque toma decisiones inconsistentes con esa inflación. Si aumenta Asignación
Universal por Hijo, salario mínimo y hasta dietas de legisladores en valores
más cercanos al 20% que al 10%, y pide aumentos salariales de “sólo” el 20%, es
porque sabe que la inflación no es del 10%.
2.- Señal de que el
Gobierno Nacional está jugando muy al límite, sin mucho margen de acción y sin muchas ideas al respecto. Si no
puede aspirar a un acuerdo de precios más duradero, las limitaciones son
obvias.
3.- Señal de que la conducción económica no tiene alguien a
cargo “mirando toda la cancha” (la política económica a la deriva). Es
difícil pensar en una política más parcial y menos integral que un acuerdo de
precios sin ninguna política para moderar las presiones inflacionarias. Y que
la propia Presidenta haya dicho hace pocas semanas que los acuerdos de precios
no sirven para nada, y esta semana se anuncien acuerdos de precios, indica que le
está prestando atención a distintas opiniones contradictorias entre sí.
¿Qué puede ocurrir con
este intento de congelamiento de precios? Arriesgo algunas hipótesis: (a) que durante
el año no baje la inflación (los
acuerdos o congelamientos de precios pueden tener sentido como elemento dentro
de un paquete de medidas anti-inflacionarias, pero no como medida aislada), (b)
que los precios que no suban en estos
dos meses lo hagan una vez que termine el periodo establecido, (c) que las
cadenas e industrias involucradas compensen sus números subiendo otros precios, (d) que las “acciones” del Secretario de
Comercio dentro del Gobierno bajen luego de estos 60 días, perdiendo peso en las decisiones posteriores, cuando sea visible
que sus políticas no funcionan.
Mientras tanto no
resultaría extraño que la actividad económica, el consumo y la inversión se resientan durante los próximos meses,
ya que este modo de tomar decisiones de política económica genera suficiente
incertidumbre como para inducir comportamientos
conservadores de quienes ven en la evolución actual de la economía similitudes
con episodios traumáticos de nuestra historia económica. Por eso tantas
referencias recientes al “Rodrigazo” de 1975, aunque todavía estamos lejos de
las condiciones que le dieron lugar.
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