El título no hace
referencia a pronósticos económicos sombríos, sino a la marcada tendencia al
aumento de la informalidad, las actividades “en negro” que son ocultadas a las
autoridades para evitar el pago de impuestos y cargas previsionales y/o para
eludir controles y prohibiciones.
Si bien es difícil
cuantificar el fenómeno ya que, por definición, se trata de actividades
ocultas, no registradas por las estadísticas oficiales, en las últimas décadas
se han desarrollado métodos para medirlo. El más utilizado tiene en cuenta el
hecho de que las transacciones en negro se realizan en efectivo, generando así
una demanda de dinero adicional a la que requiere la economía formal, lo que
“deja rastros” en las estadísticas económicas y, por lo tanto, permite medir
cuánto dinero estaría siendo utilizado para transacciones fuera del circuito
formal, permitiendo estimar su volumen.
Con esta metodología,
los números de Economic Trends son contundentes: mientras en 1940 la economía
informal representaba el 14.7% de la economía total, en 2012 equivale al 44.6%.
Con presión impositiva e intervenciones del Estado en la economía cada vez
mayores, es difícil que esta tendencia se revierta en el corto plazo.
El siguiente gráfico
muestra estas estimaciones, junto con las estimaciones realizadas a finales de
los 80 por el economista Adrián Guissarri, un experto en economía informal, que
escribió el libro La Argentina Informal.
Y he aquí otra “carambola”
que favorece al Gobierno Nacional, como está ocurriendo con la pesificación
forzada de la economía y el “efecto billete de 100”: más demanda de pesos para
hacer transacciones fuera del circuito formal amortigua el impacto
inflacionario de la emisión monetaria. Por eso 40% anual de emisión monetaria
genera “sólo” 25% de inflación.
Esta es una de las
cuestiones que desarrollaré esta tarde en la Conferencia El Comercio y el Contexto Político – Económico 2013, organizada por
la Cámara de Comercio de Córdoba y la Cámara Argentina de Comercio.
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