Hay hipocresía cuando un gobierno toma como un éxito el
aumento de la cantidad de planes sociales, en lugar de tomar como éxito la
reducción de la pobreza.
Hay banalidad cuando la política en general cree que los
problemas económicos y sociales que conducen a la pobreza se solucionan
fácilmente al recuperar la confianza.
Para tener chances de reducir la pobreza es necesario medirla,
ejecutar políticas económicas que eliminen la inflación y el desempleo,
reformar la estructura tributaria para reducir los incentivos al empleo en
negro y diseñar políticas sociales eficientes, que no permitan el uso político
de los pobres.
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